El Gourmet Urbano: #VINOS #ARGENTINA | Cinco tendencias para descubrir

jueves, 3 de octubre de 2019

#VINOS #ARGENTINA | Cinco tendencias para descubrir

Algunas ideas innovadoras y apuestas sencillas de los productores prometen nuevos sabores a los vinos argentinos. Cuáles hay que probar para conocerlas.

En el mundo del vino las cosas toman tiempo. Pero como son muchos los productores que están en el juego, algunos pequeños movimientos, ideas innovadoras y apuestas sencillas empiezan en un rincón y con el tiempo se popularizan. Entre las cinco tendencias que listamos a continuación puede estar tu próximo descubrimiento.



Los vinos sin sulfitos. En el mundo se consolidan como una fuente de pureza para los tintos y, en nuestro país, esta tendencia crece desde una base muy chica aún, pero crece. En pocas palabras se trata de elaborar vinos sin el uso de sulfitos o con la mínima cantidad posible. Los sulfitos son un conservante natural que se aplica desde la antigua Grecia que, resumiendo, aplaca un poco los sabores del vino a cambio de estabilidad para la longevidad. Los puristas hoy buscan las frutas puras, los aromas florales puros y los matices que el uso de sulfitos promedia. Buenos ejemplos son (So)breantural Bonarda (2018, $280), Krontiras Natural Malbec (2017, $470) y Stella Crinita Barbera (2018, $600).

Los blancos con piel. Chardonnay, Sauvignon Blanc, Torrontés por ejemplo, son elaborados sin usar el hollejo o la piel de la uva, como sucede con los tintos. La razón es sencilla: no hace falta extraer color de ellas. ¿Pero qué pasa si se elaboran blancos macerando las pieles por algunos días o semanas? Conocidos como vinos naranjo por el color ámbar-dorado que desarrollan, aportan también sabores exóticos y menos limpios. Es en esa delicada suciedad donde radican nuevos sutiles expresiones de los blancos. Hoy son tendencia en el mundo y también en nuestro país. Para descubrirlos, conviene apuntarse: Vía Revolucionaria Torrontés (2017, $750), Livverá Malvasía Vino Naranjo (2018, $650) y el más errático Pielihueso Blend de Blancas (2018, $600)

La selección de suelos. Entre las razones que hoy explican buena parte de la variabilidad de sabores en los vinos, el suelo ocupa el lugar más destacado. Razones hay muchas para que así sea. Pero la fundamental es, sin embargo, que el conocimiento de las fincas plantadas sin nivelación del terreno ha crecido mucho y, precisamente porque fueron plantadas sobre suelo virgen, el componente real bajo la superficie pasó a ser una buena pregunta para muchos productores. Así, de una misma finca, hoy se pueden beber vinos elaborados con suelos de gravas, con componentes calcáreos, de arenas puras o con arcillas. Y la realidad es que el sabor y la textura de los vinos será otra en cada caso. Asimismo, como son fracciones de terreno, resultan pocas botellas de precio elevado. Algunos buenos ejemplos son: Finca la Escuela (2013, $760), con variantes de Arena, Las Piedras y Limo; Ayni (2017, $1060) y Ayni Gravas (2017, $1200), por poner dos ejemplos.

Pocos: En Argentina los vinos que se producen sin sulfitos todavía son escasos en el mercado.

Las viñas salvajes. Hace algunos años en la región del Maule, Chile, probamos el primer vino de esta estirpe. Ni más ni menos que plantas naturalmente crecidas en los márgenes de una finca, porque hasta allí llevaron los pájaros las semillas de la vid. Como nadie se había ocupado de cultivarlas o podarlas, las vides eran lo que son: lianas trepadas a los troncos de los árboles. Con ellas elabora un vino llamado País Salvaje. Ahora hay en Perdriel, Mendoza, un productor está haciendo un vino similar. Aún no tiene nombre, pero lo probamos esta semana pasada en la feriad e vinos 3D. Elaborado por el enólogo Leo Borsi, promete abrir un nuevo capítulo en los vinos locales.

Blancos de flor. En Jerez, España, pero no solo allí, se elaboran una serie de vinos raros y deliciosos a los que se les dejó criar una levadura sobre la superficie del vino dentro de la barrica. Ese crianza se la conoce como crianza biológica o de flor. Y ahora en nuestro medio comienzan a verse algunos vinos en esa tradición. Son difíciles de hallar, pero en plan conocerlos Pedrito (2015, s/d) de Finca Las Moras es una buena opción. También, Altar Uco (2017, s/d) y Volaré de Flor (2017, s/d) con precio bastante más elevado.

Para el futuro


Una de las tendencias más notables del mercado argentino es la exploración de nuevos sabores. A tono con algunos países del mundo, la ebullición que vive nuestro país por encontrar estilos de vino más innovadores conoce pocos paralelos. Desde nuevas zonas a desarrollos de técnicas, hoy Argentina es una usina de exploración en materia de vinos.

Por Joaquín Hidalgo

Fuente: LM Neuquen

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