Para empezar, la crema de la leche, más allá de ser espuma de leche con burbujas, tiene que estar formada por un sistema consistente de micro-burbujas. De esta manera, la leche emulsionada para el café tiene que tener millones de burbujas de tamaño casi imperceptible, y a la vez mantener una cierta consistencia.
Dos factores fundamentales en la formación de la crema de leche son las proteínas y las grasas. Las proteínas defienden las micro-burbujas, mientras que las grasas dificultan su formación. Por este motivo, la leche entera es la mejor opción para conseguir un buen sabor y consistencia. Además, siempre es mejor trabajar con leche fría que esté entre 1 y 5 grados, siendo la leche fresca la mejor opción.
Para finalizar, hay que tener en cuenta la importancia de la temperatura de la leche, que al calentarse no debe sobrepasar los 65 y 70 grados como máximo. A esta temperatura las proteínas se vuelven elásticas y protegen y estabilizan las micro-burbujas; la grasa de la leche se derrite y da brillo; mientras que la lactosa carameliza y aporta dulzor. Eso sí, si se superan los 70 grados de temperatura la lactosa se quema, dando un sabor amargo a la leche. Además se percibe un cambio de color del blanco al amarillo y se pierde la brillantez, así como su consistencia.
Fuente: Café Saula
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