Muchas personas siguen preguntándose qué hacer con la basura en forma de cápsulas generada por este nuevo sistema de consumir café
Me ocurrió hace unos años mientras visitaba una planta de selección de envases usados. Me encontraba en una de estas instalaciones a las que acuden los camiones de la recogida selectiva de residuos para vaciar su carga; en concreto los envases y envoltorios que echamos los ciudadanos en el contenedor amarillo para su reciclaje.
Algunos fabricantes de cápsulas monodosis de café han avanzado en el uso de materiales con menos impacto y el tratamiento de los residuos pero muchos otros necesitan mejorar (LV)
El encargado de la planta se acercó y me transmitió una petición: “tú que puedes, pide por favor a la gente que no echen las cápsulas de café al contenedor amarillo: no sabes el problema que nos están generando”.
Acto seguido me llevó al muelle de descarga, donde los camiones vuelcan su contenido, para que comprobara lo que estaba ocurriendo. Y lo que ocurría es que se formaban unos grandes charcos de restos de café que, al macerar, desprendían un olor muy desagradable. Ese residuo de café procedía de las cápsulas que los ciudadanos depositaban indebidamente en el contenedor amarillo.
En otro punto de las instalaciones, la prensa hidráulica donde se comprimen los restos de aluminio (latas, bandejas, papel de plata, etc) para formar los fardos que se reexpiden a las plantas de reciclaje, el problema se repetía pero con un agravante: en este caso, al ser comprimido, los posos de café que permanecían en el interior de la cápsula salía a toda presión, como si fuera un aspersor de residuos, dejando la instalación echa un asco y emponzoñando todo el entorno.
Cada cosa a su sitio
Sean de plástico o de aluminio, la cápsulas usadas no deben depositarse nunca en el contenedor amarillo.
Desde entonces no dejo de insistir en que las cápsulas monodosis de café, ya sean de plástico o de aluminio, no se deben echar nunca al contenedor amarillo.
De hecho, técnicamente estas cápsulas no son un envase sino que se consideran un residuo alimentario (como por ejemplo las bolsitas de té) por lo que no participan en el sistema integrado de gestión para la recogida selectiva de los envases fuera de uso.
Consciente del problema que plantea la gestión ambientalmente correcta de este residuo, una de las principales marcas de café en cápsulas, Nespresso, puso en marcha hace unos años un sistema propio de recuperación que cuenta con 1.400 puntos de recogida (tiendas propias, grandes superficies, mercados, puntos limpios, etc) y una planta de selección, homologada por la marca, en la que se reciclan por separado tanto el aluminio como el poso del café.
En internet pueden consultarse algunos tutoriales que proponen separar manualmente el aluminio del café para echarlos por separado al contenedor amarillo y marrón respectivamente o darle un segundo uso a la cápsula vacía: pendientes, colgantes y todo tipo de ingeniosos abalorios. Pero créanme: esta no es la solución. El riesgo de lesión al manipular la cápsula con un cuchillo o un cúter es muy elevado, y nos podríamos hacer mucho daño, por lo que les aconsejo que no lo hagan.
Una alternativa a considerar
Las empresas del sector deberían migrar en masa hacia el uso de materiales compostables
Hoy por hoy la mejor opción para evitar el derroche de materiales que supone tirar las cápsulas usadas al contenedor de rechazo, que es al que las echa la mayoría de la gente, consiste en evitar el consumo de las de plástico o aluminio y optar por las elaboradas con materiales compostables.
En este sentido hay que poner en valor el esfuerzo que ha realizado una de las marcas más tradicionales de café en nuestro país, Cafés Novell, que comercializa una cápsula de café no ya biodegradable (término ambiguo al que a menudo recurre la industria para llevarnos a engaño) sino compostable: este es el concepto interesante.
Un envase compostable es aquel que se degrada completamente, como la materia orgánica, en un corto período de tiempo y sin dejar ninguna carga contaminante en el medio natural. Por eso los envases compostables pueden ser depositados en el contenedor marrón de la orgánica ya que cuando lleguen a la planta de compostaje se integrarán en el ciclo para convertirse en abono o compost. En el caso de las cápsulas compostables “Residuo 0” de Café Novell cuentan con el aval de la Agencia de Residuos de Catalunya para garantizar que eso es así.
La cuestión ahora es, dado que ya existe una opción sostenible a las cápsulas de café de plástico o de aluminio, ¿a qué esperan el resto de marcas para migrar en masa a este tipo de cápsula y evitar el impacto ambiental de su gestión como residuo?
Estoy convencido de que, a medida que la economía circular deje de ser un postulado y vaya aterrizando en el mercado de la mano de las marcas con verdadero propósito de ayudar al medio ambiente, asistiremos a muchos cambios en positivo como éste.
JOSÉ LUIS GALLEGO
Fuente: La Vanguardia
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