Según estudios en la materia, el frío es menos ácido que el caliente y, por consiguiente, resulta mucho más beneficioso para el estómago o el esmalte dental. ¿Qué otros elementos inclinan la balanza a favor del llamado Cold Brew Coffee?
La historia del café se remonta hasta el siglo XV, cuando los ancestros etíopes del actual pueblo oromo descubrieron el efecto energizante de los granos de la planta del café. Sin embargo, una de sus elaboraciones más populares apenas cuenta con sesenta años a sus espaldas.
“La primera elaboración de café frío nació por casualidad en 1957, durante la realización de la feria anual de Nestlé en Europa, precisamente en Grecia. Allí se promocionaba una bebida a base de cacao y leche para niños, y a unos de los empleados se le ocurrió agregarle a la mezcla unas cucharadas de café y hielo. Así surgió el hoy famoso café frappé”, explican desde Excelencias Gourmet.
Desde entonces, esta nueva modalidad se ha convertido en una opción prioritaria para los amantes de esta bebida centenaria, al menos durante los meses de verano, además de recibir el apoyo de toda la comunidad científica y gastronómica en lo que a sus propiedades nutricionales se refiere. ¿Es mejor el café frío que el caliente para nuestro organismo?
Una de las cualidades por las que recurrimos al café como bebida de cabecera es su poder revitalizante, un aspecto que apenas varía con la temperatura. Da igual si optamos por una taza de café caliente o con hielo, ambos tendrán la misma cantidad de cafeína. Esto depende, entre otras cosas, del tiempo de exposición del café con el agua o la variedad empleada. Sin embargo, este parece ser el único punto en común entre ambas elaboraciones. Numerosos estudios en la material han demostrado las virtudes del café frío, entre las que destacan:
Otra de las virtudes del café frío es la capacidad para potenciar los sabores del ingrediente estrella. Y es que, en muchas ocasiones, las altas temperaturas camuflan los matices de las semillas de café, perdiendo así parte de su esencia. Este es el motivo principal por el que muchas personas no notan la diferencia cuando eligen otro tipo de bebida y piensan que su café no cambia. Sobre todo cuando el café en cuestión posee sutiles notas de otras especias como la vainilla, la nuez moscada o la canela.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que al parecer acompañan a este elixir, son muchas las personas que critican el método de elaboración predominante: añadir el café caliente a un vaso con hielo. Esta práctica tan extendida no solo consiste en enfriar la bebida, sino en incluir más agua de la recomendada, que mantiene el equilibrio entre ambos ingredientes. Sin mencionar ese terrible momento en el que el hielo se derrite, aguando la mezcla y disolviendo también el sabor y el aroma originales.
Preparar café en frío no significa enfriar el café. “Cuando hablamos de preparar café en frío nos referimos a eso precisamente: preparar café sin elevar su temperatura en ningún momento del proceso. Es más, podemos realizar la preparación de café en frío para, posteriormente, enfriar el concentrado resultante y conseguir una bebida refrescante de café o calentarlo y tomar un café caliente con unas propiedades distintas”, explican desde Café Veracruz. Bajo esta premisa nace el famoso Cold Brew Coffee.
Esta tendencia consiste en infusionar el café molido con agua a temperatura ambiente, durante un máximo de 24 horas y con una cafetera de émbolo. Después adquiere la frescura necesaria tras permanecer otras 20 horas en el refrigerador. Un proceso que requiere mucha paciencia, pero que brinda al consumidor un café ligero y con cuerpo, lleno de matices y rico en todos esos nutrientes que han hecho del café una bebida con siglos de tradición.
Foto: iStock.
“La primera elaboración de café frío nació por casualidad en 1957, durante la realización de la feria anual de Nestlé en Europa, precisamente en Grecia. Allí se promocionaba una bebida a base de cacao y leche para niños, y a unos de los empleados se le ocurrió agregarle a la mezcla unas cucharadas de café y hielo. Así surgió el hoy famoso café frappé”, explican desde Excelencias Gourmet.
Desde entonces, esta nueva modalidad se ha convertido en una opción prioritaria para los amantes de esta bebida centenaria, al menos durante los meses de verano, además de recibir el apoyo de toda la comunidad científica y gastronómica en lo que a sus propiedades nutricionales se refiere. ¿Es mejor el café frío que el caliente para nuestro organismo?
Caer rendido a las bondades del café frío
Foto: iStock.
Una de las cualidades por las que recurrimos al café como bebida de cabecera es su poder revitalizante, un aspecto que apenas varía con la temperatura. Da igual si optamos por una taza de café caliente o con hielo, ambos tendrán la misma cantidad de cafeína. Esto depende, entre otras cosas, del tiempo de exposición del café con el agua o la variedad empleada. Sin embargo, este parece ser el único punto en común entre ambas elaboraciones. Numerosos estudios en la material han demostrado las virtudes del café frío, entre las que destacan:
- Una versión más saludable. “El café frío es menos ácido que el café caliente, por lo que es mucho mejor para nuestro estómago y nuestro esmalte dental. Además, su sabor es más dulce gracias a que la acidez desaparece, por lo que tiene un sabor suave y delicioso…”, explican desde Kaiku Caffe Latte. Además, evitas las posibles quemaduras que muchas veces acompañan a la versión más candente.
- Fuente extra de hidratación. Según un estudio realizado por la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, el café frío posee unas cualidades hidratantes muy similares a las del agua. Incluso tiene el potencial suficiente para calmar la sed en momentos de calor extremo.
El café frío es menos ácido que el caliente, por lo que resulta mucho mejor para nuestro estómago y dientes
- Ideal antes de hacer ejercicio. Está comprobado que un vaso de café frío facilita la ruptura de moléculas de grasa, ayuda a quemar nueve calorías adicionales cada hora, controla el hambre después del entrenamiento, reduce el dolor y potencia el esfuerzo mental. Estos datos han sido recogidos en importantes investigaciones desarrolladas por la Sociedad Fisiológica Americana, la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, y los expertos B. Sökmen y L.E. Armstrong.
- Sentirse mucho más feliz. Según un estudio elaborado por la prestigiosa Universidad de Harvard y publicado en la revista ‘World Journal Biological Psychiatry’, las personas que consumen café de manera habitual muestran un mayor grado de felicidad y, por lo tanto, tienen menos riesgo de sufrir problemas relacionados con el estrés, la depresión o la ansiedad. “Este beneficio se incrementa en el caso del café frío, ya que suele asociarse con un momento de placer y respiro, aportando sensaciones superiores al simple ‘trago’ de cafeína caliente de cada mañana o después de la comida”, añade Excelencias Gourmet.
- Nada de hielo, mejor un Cold Brew Coffee
Otra de las virtudes del café frío es la capacidad para potenciar los sabores del ingrediente estrella. Y es que, en muchas ocasiones, las altas temperaturas camuflan los matices de las semillas de café, perdiendo así parte de su esencia. Este es el motivo principal por el que muchas personas no notan la diferencia cuando eligen otro tipo de bebida y piensan que su café no cambia. Sobre todo cuando el café en cuestión posee sutiles notas de otras especias como la vainilla, la nuez moscada o la canela.
Foto: iStock.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que al parecer acompañan a este elixir, son muchas las personas que critican el método de elaboración predominante: añadir el café caliente a un vaso con hielo. Esta práctica tan extendida no solo consiste en enfriar la bebida, sino en incluir más agua de la recomendada, que mantiene el equilibrio entre ambos ingredientes. Sin mencionar ese terrible momento en el que el hielo se derrite, aguando la mezcla y disolviendo también el sabor y el aroma originales.
Preparar café en frío no significa enfriar el café. “Cuando hablamos de preparar café en frío nos referimos a eso precisamente: preparar café sin elevar su temperatura en ningún momento del proceso. Es más, podemos realizar la preparación de café en frío para, posteriormente, enfriar el concentrado resultante y conseguir una bebida refrescante de café o calentarlo y tomar un café caliente con unas propiedades distintas”, explican desde Café Veracruz. Bajo esta premisa nace el famoso Cold Brew Coffee.
Esta tendencia consiste en infusionar el café molido con agua a temperatura ambiente, durante un máximo de 24 horas y con una cafetera de émbolo. Después adquiere la frescura necesaria tras permanecer otras 20 horas en el refrigerador. Un proceso que requiere mucha paciencia, pero que brinda al consumidor un café ligero y con cuerpo, lleno de matices y rico en todos esos nutrientes que han hecho del café una bebida con siglos de tradición.
Verónica Mollejo
Fuente: Alimente -El Confidencial
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