Mientras algunos intentan distraerse leyendo o viendo Netflix, otros sufren con su soledad o intentan trabajar como pueden desde sus casas. Más allá de las sutilezas en la experiencia del encierro, hay algo que al parecer muchos hacen: conseguir alguna bebida alcohólica para intentar sobrevivir al distanciamiento social. Los resultados aún están por verse.Hay quienes insisten en que este período obligatorio de cuarentena, que millones de personas en el mundo están viviendo en todo el mundo, es un buen momento para aprovechar de hacer en casa esas cosas que en días normales no podemos. Leer una buena novela por horas, ver la última serie de Netflix, cocinar en familia u ordenar ese estante con libros que desde hace meses amenaza con venirse encima.
En Supermercado Diez, los pedidos web han aumentado un 50% durante los días de cuarentena.
Claramente, hay gente que puede darse ese lujo mientras otros viven el encierro casi como malabaristas entre el teletrabajo, los niños -y sus tareas que muchas veces no dejan de llegar desde el colegio-y las obligaciones básicas de la casa. Sin embargo, da la impresión de que hay algo para lo que sí todos tenemos un poco más de tiempo: beber. Es que más allá de la rutina que estemos siguiendo en la actualidad, es indudable que frente a los escasos desplazamientos hacia el trabajo, la casi nula vida social y el relajo en cuanto a ciertos horarios aparece un gran aliado del acto de beber: el tiempo extra.
Una clara muestra de que por estos días de cuarentena se bebe más de lo habitual son las filas que se forman afuera de las botillerías que aún no han sido cerradas por sus respectivos alcaldes. A eso se suman los numerosos clientes que se ven en los supermercados con sus carros llenos de vino, cerveza y licores varios y las múltiples ofertas de despacho a domicilio que viñas y distribuidoras vienen desplegando desde hace casi ya un mes.
Llegó el momento
¿Estamos ante una “tormenta perfecta” que nos predispone a beber? Daniel Egaña, antropólogo de la Universidad de Chile, cree que es posible. “Pienso que sí, sobre todo durante los primeros días del encierro, cuando no teníamos demasiada certeza de que esto sería algo largo. Ahí la sensación de excepcionalidad era mayor”, asegura, y agrega que la actual situación en la que las personas permanecen todo el día en sus casas las lleva a crear ciertas rutinas en torno al consumo de alcohol de manera recreativa, las cuales pueden ir variando en caso que vivan solas, en pareja o tengan hijos pequeños: “Cada configuración permite y limita las posibilidades de disfrutar esos momentos”.
Por otra parte, María José Leiva –sicóloga clínica de Clínica Las Condes- advierte que “en un contexto de mayor estrés como el que estamos viviendo, el consumo de alcohol podría alterar las dinámicas familiares que ya son complejas por el tema del encierro”. De hecho, agrega que “en Chile las consultas por violencia contra la mujer han aumentado en un setenta por ciento durante el último mes”. Así las cosas, más allá de los obvios cuidados que hay que tener frente al consumo de alcohol, parece que el Covid-19 ha abierto algo así como una temporada de tolerancia al alcohol en casa.
El enólogo de TerraNoble guía la cata semanal que realiza esa viña a través de Zoom.
El periodista Iván Guerrero lleva ya semanas en cuarentena -primero voluntaria y luego obligatoria- en su casa en Vitacura junto a su esposa y dos hijos menores. Y, claro, ya conoce estas nuevas dinámicas etílicas que se refuerzan con el encierro. “De alguna manera hay una falsa sensación de que todos los días son domingo, entonces uno espera el mediodía con ganas de tomarse una cerveza al aperitivo y almorzar con un par de copas de vino”, explica.
Además, el reportero confiesa que “la dinámica de hacer Zoom con los amigos como que llama a tener un vaso en la mano”. También bromea asegurando que “cuando sea que volvamos a la normalidad, creo que lo haremos un poquito más alcohólicos que antes”. Mientras tanto, afirma que contrarresta aperitivos y sesiones de videoconferencia en Zoom con mucho trote. Claro está, en una máquina, porque de otra forma no se puede por estos días.
Una amplia oferta
Más allá de las razones y diferencias a la hora de beber en estos días de encierro, queda claro que hay una fuerte demanda por vinos, cervezas y todo tipo de licores. De hecho, un porcentaje importante de las motos y bicicletas que actualmente se desplazan por gran parte de la ciudad y que entregan pedidos solicitados a través de aplicaciones como Pedidos Ya o Uber Eats, llevan justamente bebidas alcohólicas.
Si bien varias de estas empresas que fueron consultadas para esta crónica aseguraron no tener cifras sobre el detalle de los pedidos que involucran alcohol, al conversar con cerca de una decena de conductores de estas aplicaciones es posible determinar que las bebidas alcohólicas son entregas bastante comunes. “Sobre todo en las horas previas al toque de queda y prácticamente durante todo el fin de semana”, como asegura un conductor de motos que prefiere no revelar su identidad.
Aunque aún es posible -restricciones mediante- abastecerse de bebidas alcohólicas a la manera tradicional en supermercados y botillerías, durante estas semanas las compras online han experimentado un boom. Por ejemplo, sitios como La Vinoteca, Distribuidora El Cielo o Supermercado Diez han apostado fuerte por esta modalidad de comercialización. “Aunque no es el fuerte en nuestras ventas, durante los días de cuarentena hemos registrado un aumento del 50% en los pedidos que se hacen vía web”, cuenta Ana María Diez, de Supermercado Diez.
De alguna manera hay una falsa sensación de que todos los días son domingo, entonces uno espera el mediodía con ganas de tomarse una cerveza al aperitivo y almorzar con un par de copas de vino.Iván Guerrero, periodista.
Una experiencia similar tuvo Alejandro Meriq, de Bocas Moradas, portal especializado en vender vinos naturales y de pequeñas viñas a restaurantes, hoteles y tiendas. El sitio ha tenido que reinventarse por estos días, “armando packs de vinos enfocados en el consumidor particular, que se suelen vender sobre todo hacia el fin de semana”, explica Meriq.
También se puede comprar vino en forma directa a viñas que están ofreciendo sus productos por internet. Es el caso de Bouchon, que lanzó su web para ventas el pasado mes de enero y que obviamente las ha aumentado a partir de marzo debido al coronavirus y el encierro.
¿Qué está pidiendo la gente al menos en el caso de los vinos? Según Meriq, está “aprovechando que aún hace calor para tomar vinos país o algunos blancos”. En cambio, en Supermercado Diez reconocen que la alta demanda de vino va claramente por el lado de las botellas más económicas. Cantidad sobre calidad, se podría decir, lo que se entiende pensando en que el encierro pareciera ser de largo aliento. Algo así debe pensar también el crítico de vinos del New York Times Eric Asimov, quien ya lleva varias notas publicadas en las últimas semanas en las que recomienda servicios de delivery de vinos en Nueva York e, incluso, sugiere un listado de vinos por debajo de los 15 dólares. En resumen, se está ante un fenómeno global de beber en el encierro.
El lado más sofisticado
Ya está la gente encerrada en casa, bien aprovisionada de su bebida favorita y con tiempo para disfrutarla. Pero esto no queda ahí, ya que de la mano de todo esto hay una serie de tendencias y actividades en torno al beber en casa que surgen por todos lados. Está, por ejemplo, el caso de lo que diversos medios han llamado infinity bottle, o whisky interminable en español, que consiste en mezclar en una botella que esté en la casa varios whiskies que sean del gusto de la persona que esté haciendo la combinación. De alguna manera lo que se busca es recrear en la tranquilidad del hogar el acto del “blend” que los maestros destiladores realizan en las bodegas de destilación.
En un contexto de mayor estrés como el que estamos viviendo, el consumo de alcohol podría alterar las dinámicas familiares que ya son complejas por el tema del encierro.María José Leiva, sicóloga clínica de Clínica Las Condes.
Por lo mismo, si bien no se trata de una práctica que partió ahora, se comenta que el infinity bottle y otras tendencias asociadas viven un buen momento durante estas semanas de cuarentena. Peter Richards es un Master of Wine y periodista especializado en vinos que vivió en Chile a fines de los 90 y que, además, se hizo bastante conocido en Inglaterra por escribir en la revista Decanter y por conducir junto a su esposa, Susie Barrie, también Master of Wine, un popular show de vinos en la BBC. Por estos días es posible seguirlos e interactuar con ellos -hablando de vinos, obviamente- a través de su cuenta en Instagram (@susieandpeter), donde entregan diversos consejos e invitan a probar una variada cantidad de botellas inglesas y de otras partes del mundo.
Todo, con una delicadeza y humor que sólo una pareja inglesa como la de ellos puede tener. Acá en Chile el destacado sommelier Pascual Ibáñez está realizando catas en vivo a través de su cuenta de Instagram (@pascualibanez), las que cualquiera puede seguir. Ahora, si se quiere algo más completo -con vinos incluidos-, la viña TerraNoble está realizando semanalmente una cata a través de Zoom, en la que se prueba una serie de vinos que son enviados, previo pago, a los participantes de la cata que es guiada por Marcelo García, el enólogo de la viña.
La idea de realizar la experiencia vía Zoom es que se genere una conversación entre los participantes, mientras comparten sus apreciaciones con respecto a cada vino. “Queremos por medio de una copa de vino y buena conversación acompañar a nuestros consumidores y amantes del vino en estos momentos de incertidumbre”, explica Alejandro Abarca, gerente general de Viña TerraNoble.
Nadie sabe por cuánto tiempo más estaremos encerrados en nuestras casas. Sin embargo, todo indica que mientras la salud y el bolsillo lo permitan, los adultos vivirán este confinamiento bebiendo algo. Mal que mal, como decía el escritor Tito Matamala en su libro Manuel del buen bebedor, “el mundo se ve mejor con una botella cerca”. Y, medio en broma y medio en serio, tiene mucha razón.
Álvaro Peralta Sáinz
Fuente: La Tercera
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