La Moka o cafetera italiana fue diseñada y fabricada por Alfonso Bialetti en 1933. Recibió ese nombre debido a que a principios del siglo XVIII existía la ciudad de Mocha sobre la costa del Mar Rojo, un importante puerto para la exportación del café de Yemen a Europa entre los siglos XV y XIX.
Italia ya tenía una cultura de café establecida que se asentó aun más con las máquinas de espresso comerciales patentadas y lanzadas al mercado desde 1884, ya que en una sociedad cada vez más industrializada se buscaban formas de ofrecer este servicio a los obreros que disfrutaban de una breve pausa.
Entre 1955 y 1970 el consumo del café doméstico en Italia se duplicó, según el libro Coffee: A Global History, lo cual impulsó las ventas de la Moka. Y es que para 1950, Bialetti ya estaba consolidado como uno de los fabricantes italianos líderes en su rubro.
La Chemex es un poco más joven. En 1941 el químico alemán Peter J. Schlumbohm la diseñó y fabricó inspirando en dos piezas de su laboratorio: el embudo de vidrio y el matraz Erlenmeyer. Le agregó el detalle de la correa en madera y ahí estaba una pieza elegante y resistente al calor. El material de la Chemex no es vidrio común, es vidrio borosilicato, con óxidos de silicio y boro, conocidos como pyrex.
La Chemex es una pieza arte además, que está exhibida en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), el Museo Smithsonian, el Museo del Vidrio de Corning y el Museo de Filadelfia.
Funciona con un filtro de papel que produce una taza sumamente limpia, ya que retiene todos los aceites de la extracción gracias a que su filtro de papel es un 20% o 30% más pesado que los comunes. Utiliza el método de goteo, a diferencia de la Moka que pasa agua hervida presurizada por vapor, a través del café molido.
¿Cuál elegir?
Acudimos a la sabiduría barista Mary Jung, de Mary’s Coffee House, quien nos explica que en el caso de la Chemex, se resaltan los toques cítricos, frutales. “El café sale bastante aromático, balanceado, es más para las personas que buscan un café suave e intermedio. La molienda del café para este método debe ser una media y utilizar el filtro de papel”.
En cuanto a la Moka, ofrece un café más intenso pero en porciones muy pequeñas –como lo son las tazas de espresso–. “De hecho, en cuanto al sabor, concentración y cuerpo, es lo más similar a un espresso, pero preparado en casa. La molienda para la cafetera Moka tiene que ser fina”, nos destaca Mary.
La Moka está recomendada para quienes prefieren latte o cappuccino y para quienes desean un café suave o similar a un té, se recomienda la Chemex.
“De igual manera, a partir de la Moka se puede preparar un café negro y un poquito más suave si se diluye con agua, pero el café en sí que sale de la Moka es una cantidad pequeña, de 25 a 30 ml aproximadamente. Es dependiendo de la bebida final que uno puede elegir cualquiera de esta dos opciones”, asegura la experta. ¿Con cuál te quedás?
Por: Jazmín Gómez Fleitas
Fuente: VOS - La Nación
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