Botellines de cerveza Getty Images |
Analizamos la mejor manera de tomar esta bebida cada vez más compleja en las elaboraciones y las combinaciones de ingredientes
¿Eres de los que abre la nevera, coge una lata de cerveza y se la toma a morro como hacía el entrañable E.T. en el mítico filme de Spielberg? Si te gusta tomarla así no tienes porqué sentirte un extraterrestre, ya que es algo muy frecuente, incluso arraigado en nuestra cultura, aunque no es para nada la mejor manera de saborear el fruto líquido de la cebada fermentada. Y menos aún en el siglo XXI, cuando la complejidad en las elaboraciones y las combinaciones de ingredientes han sofisticado la bebida preferida del bruto Homer Simpson
No es cuestión de que te vuelvas un experto en cata, pero descubrir qué vaso es el más adecuado para tomar tu cerveza preferida, con qué inclinación has de servirla o cómo controlar la espuma, te ayudará a percibir todas sus cualidades aromáticas y gustativas. Ahora, podemos sacar el máximo partido a una elaboración que ya producían sumerios y egipcios hace 9.000 años. ¿Te gusta negra o rubia? ¿Es mejor un vaso largo o corto? ¿Sabes a qué temperatura es mejor tomarla? ¿Qué es el encaje belga de la cerveza? Hemos hablado con especialistas para que nos cuenten cómo servir bien una cerveza sin estresarnos. E.T. y Homer ya son historia. Estos son los 10 errores que te impiden disfrutarla a tope.
1. No disfrutarla por ser demasiado exigente
Con la cerveza podemos ser puristas y aprender a deleitarnos apreciando todos sus matices, pero nunca hemos de olvidar que, por encima de todo, es una bebida social que nos acompaña en los buenos momentos. El peor error para los expertos, es no disfrutarla porque estás concentrado en descifrar sus componentes o en no cometer deslices sirviéndolas o probándolas. “Cuando hago catas como juez la analizo a fondo, pero cuando estoy con amigos en un concierto, la disfruto y punto”, explica el consultor, escritor y juez del mundo de la cerveza, Joan Villar-i-Martí, que nos anima a distinguir en qué contexto nos encontramos antes de poner el grito en el cielo porque no nos la sirven con la copa adecuada. “En una boda, si no hay más remedio, se puede llegar a tomar la cerveza incluso en vaso de cubata o de vino, pero nunca dejar de tomarla porque no haya una copa adecuada”, dice el experto, que organiza ferias populares y no tiene problema en utilizar vasos reciclables de plástico “porque, por encima de todo, se trata de beber a gusto y disfrutar”. ¿Alguien se imagina a los protagonistas de Juego de tronos calculando la inclinación de sus cuernos cuando toman cerveza en una de sus fiestas casi vikingas?
Un grupo de amigos toma cerveza en un bar al atardecer Getty Images |
2. Beber a morro del botellín
Siguiendo con la filosofía del disfrute, en según qué situación, tampoco importa demasiado si nos tomamos una cerveza a morro. Lo hacen vestidas de novia Rachel y Mónica junto a Phoebe mientras comen palomitas tiradas en el sofá en una legendaria imagen de Friends, y también los presos de Shawshank –encabezados por el actor Morgan Freeman– en Cadena Perpetua, en el tejado de la cárcel en un momento de paz, y eso les hace sentirse “como unos hombres libres”.
Pero, esta no es la mejor manera de apreciar los matices de una cerveza, claro. “Al servir la cerveza en una copa o vaso se airea y esto es beneficioso para ella. La oxigenación potencia las cualidades aromáticas de cualquier bebida. Incluso una cerveza malucha del súper gana cuando la sirves en vaso”, dice Susana Giner en la web de su tienda cervecera 2D2Dspuma. La experta indica también que al servirla se escapa el exceso de dióxido de carbono y de esta manera evitamos la sensación de hinchazón e incluso los eructos.
Rachel y Mónica junto a Phoebe mientras comen palomitas y beben cerveza tiradas en el sofá 'Friends' |
Además, cuando bebes a morro, chupas la botella por la parte donde ha estado la chapa, con lo que puedes notar sabor a óxido. Y si bebemos de la lata aumentamos las probabilidades de que sea poco higiénico. Por tanto, a no ser que estemos en un momento especial de diversión y relax, es mejor no hacerlo.
3. Desconocer que cada cerveza requiere una copa
En casa puedes usar vasos comunes, pero si quieres disfrutar de la cerveza te sale a cuenta comprar unas cuantas copas adecuadas para su consumo. “La percepción varía muchísimo en función del recipiente: la abertura marca las notas aromáticas que recibe la nariz, el largo puede determinar cuánta cerveza cabe, la formación de espuma, la sensación en boca cambia según el grueso del vidrio, el aspecto varía…”, dice Joan Villar-i-Martí. El mejor consejo es delimitar qué cerveza es la que nos gusta y escoger el vaso que mejor se adapta a sus cualidades. Existen gran cantidad de formas y tipos, algunos bastante parecidos con alguna diferencia en grosor o longitud. Por ejemplo, la cerveza negra inglesa o irlandesa Porter o Stout suele beberse en vaso ancho nonic, como hacía John Wayne en la Irlanda de la mítica El hombre tranquilo. El vaso pilsner, alto y delgado, se usa para cervezas Lager, más ligeras. Pero también está la jarra americana que usa Homer Simpson, la copa weizen es para cervezas alemanas de trigo, la snifter para cervezas fuertes alcohólicas….
A veces escoger es sencillo porque cada marca crea los suyos. En general, el vidrio le ha ganado la batalla a la cerámica –las maravillosas jarras decoradas alemanas ya son en su mayoría ornamentales— al peltre y al cobre.
La percepción varía muchísimo en función del recipiente: la abertura marca las notas aromáticas que recibe la nariz, el largo puede determinar cuánta cerveza cabe, la formación de espuma...Joan Villar-i-MartíEscritor y juez del mundo de la cerveza
4. Elegir vasos con forma de tubo
La solución a la hora de escoger un vaso o copa para cerveza es optar por un tipo lo más polivalente posible. Villar-i-Martí nos aconseja un vaso tipo tulip o tulipa porque se adapta igual de bien a las cervezas intensas y muy aromáticas como a las más refrescantes. También a Jesús Salvador, responsable del departamento de calidad de la cervecera Damm le gusta este modelo, con cierta barriga, que favorece la generación de burbujas y se adapta a la mano. Es el que se recomienda también para las cervezas con aroma cítrico como La Malquerida de los hermanos Adrià. Y la copa pilsner, que es alargada. “Las dos son más anchas por la parte de arriba, lo que permite que la espuma –que los cerveceros llamamos crema– proteja muy bien la cerveza que está debajo”, apunta Salvador. Aunque el experto considera una prioridad disfrutar del momento, señala como poco apropiado el vaso de tubo propio de los cubatas. “Se usa para alguna cerveza alemana, en general, no es un vaso que te permita apreciar bien todas las características de la cerveza, ni puedes meter la nariz, ni deja formar bien la espuma”.
Barril con diferentes tipos de vasos cerveceros Alexander Raths |
5. No tener en cuenta que la copa define el tipo de trago
No es lo mismo tomar una cerveza de trago largo que una de trago corto. Si preferimos la cerveza intensa, con carácter y más graduación –como una Imperial Stout envejecida en barrica–, no lo haremos a grandes tragos, sino poco a poco. En general, tendemos a beber hasta que la nariz nos toca en la copa “por tanto deberemos usar un vaso de boca estrecha para hacer que el trago sea más corto y que permita una buena concentración de aromas”, explica Jesús Salvador. Una jarra de boca amplia nos facilita un sorbo mucho más largo, pero concentra menos el aroma. Este tipo de recipientes son más adecuados para cervezas refrescantes y ligeras.
Para las cervezas más convencionales que todos tenemos en casa, ya sean negras, tostadas o rubias; es mejor escoger un vaso de trago intermedio, como la tulipa, para poder adaptarnos a las diferentes intensidades sin miedo a equivocarnos. “Permite disfrutar del sabor y del olor, que van de la mano. Es el inseparable flavour inglés”, dice Salvador. El experto nos aconseja la copa nonic para las variedades tan de moda Ipa, con lúpulo.
6. No servirla a la temperatura apropiada
Las cervezas más graduadas, con matices más intensos y que podemos disfrutar como lo haríamos con un güisqui, son las que hemos de tomar a una temperatura más alta “para apreciar mejor los aromas, que son volátiles”, apunta Joan Villar-i-Martí, que recomienda en general, una temperatura de 12 a 16 grados para este tipo de cervezas.
Aunque las cervezas oscuras suelen asociarse a una mayor potencia alcohólica, el color no define la temperatura a la que hemos de tomarla
Las cervezas más ligeras y refrescantes, o incluso las Ipa, con alta concentración de lúpulo, o las aromáticas Ale, están pensadas para consumirse más frías (de 4, 6 a 8 grados), pero no hay una regla fija. Depende del tipo de cerveza y también del momento o del lugar donde la consumas. “En un país cálido como el nuestro es normal que la gente la quiera bien fría, y en Brasil, si no la sirven 'bem gelada', la devuelven”, añade Jesús Salvador. Una cerveza negra fresca y aromática con levadura lager, por ejemplo, está bien tomarla entre 8 y 10 grados. Y una Stout inglesa aromática también.
Conviene precisar que, aunque las cervezas oscuras suelen asociarse a una mayor potencia alcohólica, “el color no define la temperatura a la que hemos de tomarla, es una cuestión relacionada con el estilo de cerveza que elegimos”, explica Villar-i-Martí, también coautor de una guía de cervezas de Catalunya (Ed. Base), coorganizador del Barcelona Beer Festival y colaborador de la revista Cuina.
7. Servirla en vaso helado o caliente
La temperatura de la copa ha de ser la de la cerveza. Ni helada ni recién salida del lavavajillas. A la cerveza no le gustan los cambios térmicos bruscos.
La temperatura de la copa ha de ser la de la cerveza Getty Images |
“Si el vaso está caliente al servir la cerveza, el carbónico nos va a formar mucha espuma y si está demasiado frío, no vamos a dejar que se libere y no hará casi nada de espuma”, dice Jesús Salvador, que nos pregunta: "¿Si no tomamos nunca una cerveza con hielo porqué nos empeñamos en enfriar el vaso?". Probablemente porque si estamos en la playa a 40 grados nos apetezca consumir algo muy frío y valoremos más ese aspecto que el hecho de poder paladear y apreciar la cerveza.
Cuando tengas entre manos una cerveza muy cuidada, con muchos componentes, y realmente la quieras apreciar, deberás hacerlo respetando al máximo la temperatura que ha concebido el cervecero. “Si me sirven el vaso helado, yo siempre lo caliento con las manos antes de tomar la cerveza”, aconseja Villar-i-Martí.
8. Inclinar la botella demasiado o muy poco
Para servir correctamente la cerveza, la mayor parte del tiempo debemos tener inclinado el botellín unos 45 grados. La cifra es aproximada, pero fácil de entender, porque es la mitad de un ángulo recto. “Se hace así para evitar que el carbónico se libere. La has de ir deslizando cerca de la pared del vaso no demasiado rápido”, apunta Jesús Salvador. Cuando ya hayamos servido una buena parte del líquido llega el momento de colocar el botellín en vertical “para que, entonces sí, se libera el carbónico y se forma la crema o espuma con burbuja fina”. En general, dos o tres dedos de espuma es lo correcto, aunque “en Inglaterra quieren poca y en otros lugares como Murcia, les encanta llenarla de crema”. La norma sirve para todas las cervezas comunes en general.
Si el vaso está caliente, al servir la cerveza, el carbónico nos va a formar mucha espuma y si está demasiado frío, no vamos a dejar que se libere y no hará casi nada de espumaJesús SalvadorResponsable del departamento de calidad de la cervecera Damm
Cuando servimos la cerveza podemos ir regulando la velocidad o el grado de inclinación en función de cómo vemos que se comporta, cómo es la burbuja y la cantidad de espuma que se crea. “Si vemos que falta espuma, tiramos más rato en vertical, aunque nunca se debe escanciar como si fuera una sidra porque toma demasiado oxígeno y formaría una burbuja demasiado grande”, dice el experto de Damm, que nos aconseja tirarla desde la botella toda de una vez “porque es más cómodo y se pierde menos gas”. Si se sirve en barril, es mejor hacerlo en dos pasos. Nunca meteremos el cuello de la botella en el vaso por una cuestión de higiene.
Por otro lado, si celebramos una fiesta en casa y queremos vaciar cervezas en una jarra, podemos hacerlo, siempre que sean del mismo tipo, aunque esta práctica no es muy recomendable “porque hemos de servir y remover dos veces el líquido, una en el recipiente y otra en el vaso”, nos dice Joan Villar-i-Martí.
Cuando servimos la cerveza podemos ir regulando la velocidad o el grado de inclinación Getty Images/iStockphoto |
9. Congelar la cerveza como método de conservación
Congelar la cerveza no es aconsejable, porque el gas carbónico se va a disolver y no podremos apreciar todos sus aromas. Ni siquiera se formará espuma. “Si la congelo, cuando la descongelo libero de golpe el gas carbónico y puede ser hasta peligroso”, apunta Jesús Salvador. Ahora bien, si llegan invitados a casa y la cerveza no está en su punto, “no pasa nada si la ponemos un rato en el congelador porque es mucho peor que no esté a su temperatura adecuada”, comenta Villar-i-Martí.
La cerveza es un producto vivo, como lo es el vino, donde conviven en equilibrio muchas sustancias, y congelarla puede provocar incluso que se enturbie. Nunca debe utilizarse como método de conservación. Una cerveza ha de guardarse en vertical (para que el líquido no toque la chapa), en un lugar seco y fresco, sin luz directa de sol. Se recomienda consumirlas cuanto antes, especialmente los estilos con más lúpulo, aunque si sabes cómo tratarlas puedes tener hasta 400 en tu despensa, como Joan Villar-i-Martí. “Ni mejoran ni empeoran, como hace el vino, solo evolucionan”.
10. Limpiar los vasos con trapos o en el lavavajillas
El vaso donde vayamos a servir la cerveza ha de estar impecable para que no se formen burbujas pegadas al cristal. Si las vemos aparecer, es que no está bien limpio. “Aunque no nos lo pueda parecer, este aspecto es uno de los más importantes a tener en cuenta cuando servimos con botella en casa”, señala Jesús Salvador.
“Si frotamos los vasos con un trapo de cocina es muy probable que queden pequeñas partículas agarradas que provocarán la aparición de esas burbujas”, explica Villar i Martí, que nos aconseja secarlo sin ningún tipo de ayuda, ni siquiera poner un trapo debajo, y evitar también el lavado en lavavajillas. “Es muy prejudicial porque poco a poco irá perdiendo calidad, el jabón que se utiliza no es el más indicado para estas copas y además pueden quedar restos sin enjuagar”.
La cerveza es un producto vivo, como lo es el vino, donde conviven en equilibrio muchas sustancias
Si el vaso tiene restos de grasa, también pueden surgir las burbujas y además no se formará la crema o espuma. Es aconsejable aclararlo bien con agua antes de servir la cerveza para eliminar incluso el polvo de casa.
Si se limpia a fondo, al ir bebiendo quedará un surco de espuma (llamado encaje belga), que es un indicador de que el vaso está perfecto, la cerveza bien hecha, y de que la hemos tirado bien. Pues eso, a disfrutarla.
MARIJO JORDÁN
Fuente: La Vanguardia
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