Portada de 'Cocina vegetariana española' y retrato de Concepción Pérez.Concepción Pérez fue la primera mujer que publicó un recetario vegetariano en nuestro país: lo hizo en 1922 y en su ciudad natal, Badajoz
Los que vivimos «en provincias» (es decir, lejos de Madrid o Barcelona) tenemos a ve-ces la impresión de que todo lo importante sucede en esas dos grandes ciudades.
No sólo es que sean las urbes más pobladas y en consecuencia tengan más dinamismo social, sino que la relevancia y el espacio que otorgan los medios a todo lo relacionado con ambas metrópolis son tan abrumadores que en ocasiones parece que no ocurre nada interesante fuera de ellas. Podríamos pensar que siempre fue así, o que la actual fuerza magnética de Madrid y Barcelona fuera hace 100 años más intensa incluso que ahora.
En realidad es al revés: las pequeñas capitales de provincia tenían entonces un mayor peso tanto en la vida política como en la cultural del país, y no era raro que ciertas vanguardias, revoluciones o tendencias modernas triunfaran a cientos de kilómetros de los supuestos centro neurálgicos de España.
Uno de los movimientos contraculturales más importantes dentro del mundo de la ali-mentación fue el auge del vegetarianismo. Aquí llegó a principios del siglo XX con la creación de la Sociedad Vegetariana Española en 1903, y aunque sus primeros eventos se organizaron en Madrid no tardaron en surgir iniciativas análogas en otros puntos de nuestra geografía. Entonces el vegetarianismo solía ir asociado al naturismo, la teosofía y otras teorías del pensamiento tan novedosas como chocantes para el público general. Uno de sus primeros valedores, allá en torno a 1895, fue el doctor Benito Minagorre y Cubero, director médico de los Baños de Alhama de Granada y gran divulgador del llamado «vegetarismo» en periódicos andaluces como 'El Accitano' (Guadix). En 1900 la provincia granadina ya contaba con sufi-cientes seguidores del vegetarianismo como para que la prensa hablara sobre su necesidad de constituirse como club, y pocos años después el régimen vegetal tenía ya una destacada pre-sencia en Bilbao, La Coruña o Alicante.
El primer libro de cocina vegetariana de España puede que viera la luz en Barcelona en 1909, pero uno de los más interesantes y completos (además del primero firmado por una mujer) fue publicado en Badajoz. Lo escribió doña Concepción Pérez García con el título de 'Cocina vegetariana española' y salió a principios de 1922 de la imprenta del ex-alcalde pa-cense Francisco Uceda Gil. «De venta en casa de la autora, calle Menacho número 11, y en librerías», anunciaba el diario 'Correo de la mañana' en abril de 1922. Sobre Concepción se sabe muy poco aparte de que tenía posesiones en el pueblo de Hornachos y de que firmaba como «P. de Corvo» debido al apellido de su marido, el eminente médico Vicente Isaac Corvo Ridruejo.
El doctor Corvo era ginecólogo y seguidor de las más modernas corrientes médicas de su tiempo, como la electroterapia o el naturismo. Miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona y de la Unión Médica Franco-Iberoamericana, mantuvo siempre con-sulta en su ciudad natal, Badajoz, pese a su creciente fama a nivel nacional. Posiblemente su esposa conoció el vegetarianismo gracias a los vínculos que él mantenía con figuras destacadas del naturismo europeo, pero Concepción supo darle su propio toque personal a aquel nuevo régimen alimentario. Lo adaptó a la cocina tradicional española y a las necesidades de un hogar de clase media, escribiendo fórmulas sencillas que no diferían demasiado de lo que se podía comer en cualquier otra casa: sopas, estofados, cocidos, arroz o macarrones que simplemente no llevaban ni carne ni pescado.
Segunda edición de 'Cocina vegetariana española', 1929. / TODOCOLECCIÓN
Aunque de la primera edición se conservan muy pocos ejemplares, el libro tuvo el éxito suficiente como para que en 1923 el Centro Naturista de México la nombrase miembro de honor «en virtud de sus méritos y abnegación por la causa naturista». Halagada, Concepción Pérez incluyó el certificado de esta distinción en la segunda edición corregida y aumentada de su recetario, publicada en Barcelona en 1929. Lejos de la frialdad de otros libros de cocina vegetarianos escritos por médicos o chefs profesionales, el de Concepción es cercano, casero y maternal, con consejos ofrecidos en primera persona por alguien que sabía cómo alimentar a una familia entera a base de verduras. Para muestra, un botón en forma de patatas escabechadas.
'Cocina vegetariana española', de Concepción P. de Corvo. Badajoz, 1922.
«Se toma la patata, se pela y se pica finamente. Se echa bastante aceite en una sartén y se fríen en ella las patatas, cuando estén a medio freír y ya casi blandas se trasladan a una cacerola, se les deja el mismo aceite y se le macha unos cominos y ajo crudo; se le agrega una poquita de agua para que den un hervor y tomen el guiso y un poquito antes de servirlas se les echa unas gotitas de jugo de limón y se sirven, si la cacerola es bonita y presentable, en ésta misma».
Uno de los movimientos contraculturales más importantes dentro del mundo de la ali-mentación fue el auge del vegetarianismo. Aquí llegó a principios del siglo XX con la creación de la Sociedad Vegetariana Española en 1903, y aunque sus primeros eventos se organizaron en Madrid no tardaron en surgir iniciativas análogas en otros puntos de nuestra geografía. Entonces el vegetarianismo solía ir asociado al naturismo, la teosofía y otras teorías del pensamiento tan novedosas como chocantes para el público general. Uno de sus primeros valedores, allá en torno a 1895, fue el doctor Benito Minagorre y Cubero, director médico de los Baños de Alhama de Granada y gran divulgador del llamado «vegetarismo» en periódicos andaluces como 'El Accitano' (Guadix). En 1900 la provincia granadina ya contaba con sufi-cientes seguidores del vegetarianismo como para que la prensa hablara sobre su necesidad de constituirse como club, y pocos años después el régimen vegetal tenía ya una destacada pre-sencia en Bilbao, La Coruña o Alicante.
El primer libro de cocina vegetariana de España puede que viera la luz en Barcelona en 1909, pero uno de los más interesantes y completos (además del primero firmado por una mujer) fue publicado en Badajoz. Lo escribió doña Concepción Pérez García con el título de 'Cocina vegetariana española' y salió a principios de 1922 de la imprenta del ex-alcalde pa-cense Francisco Uceda Gil. «De venta en casa de la autora, calle Menacho número 11, y en librerías», anunciaba el diario 'Correo de la mañana' en abril de 1922. Sobre Concepción se sabe muy poco aparte de que tenía posesiones en el pueblo de Hornachos y de que firmaba como «P. de Corvo» debido al apellido de su marido, el eminente médico Vicente Isaac Corvo Ridruejo.
El doctor Corvo era ginecólogo y seguidor de las más modernas corrientes médicas de su tiempo, como la electroterapia o el naturismo. Miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona y de la Unión Médica Franco-Iberoamericana, mantuvo siempre con-sulta en su ciudad natal, Badajoz, pese a su creciente fama a nivel nacional. Posiblemente su esposa conoció el vegetarianismo gracias a los vínculos que él mantenía con figuras destacadas del naturismo europeo, pero Concepción supo darle su propio toque personal a aquel nuevo régimen alimentario. Lo adaptó a la cocina tradicional española y a las necesidades de un hogar de clase media, escribiendo fórmulas sencillas que no diferían demasiado de lo que se podía comer en cualquier otra casa: sopas, estofados, cocidos, arroz o macarrones que simplemente no llevaban ni carne ni pescado.
Segunda edición de 'Cocina vegetariana española', 1929. / TODOCOLECCIÓNAunque de la primera edición se conservan muy pocos ejemplares, el libro tuvo el éxito suficiente como para que en 1923 el Centro Naturista de México la nombrase miembro de honor «en virtud de sus méritos y abnegación por la causa naturista». Halagada, Concepción Pérez incluyó el certificado de esta distinción en la segunda edición corregida y aumentada de su recetario, publicada en Barcelona en 1929. Lejos de la frialdad de otros libros de cocina vegetarianos escritos por médicos o chefs profesionales, el de Concepción es cercano, casero y maternal, con consejos ofrecidos en primera persona por alguien que sabía cómo alimentar a una familia entera a base de verduras. Para muestra, un botón en forma de patatas escabechadas.
PATATAS ESCABECHADAS
'Cocina vegetariana española', de Concepción P. de Corvo. Badajoz, 1922.
«Se toma la patata, se pela y se pica finamente. Se echa bastante aceite en una sartén y se fríen en ella las patatas, cuando estén a medio freír y ya casi blandas se trasladan a una cacerola, se les deja el mismo aceite y se le macha unos cominos y ajo crudo; se le agrega una poquita de agua para que den un hervor y tomen el guiso y un poquito antes de servirlas se les echa unas gotitas de jugo de limón y se sirven, si la cacerola es bonita y presentable, en ésta misma».
ANA VEGA PÉREZ DE ARLUCEA
Fuente: Diario Vasco
No hay comentarios. :
Publicar un comentario