Imagen del OríGenes Mané Espinosa |
Un yacimiento en Kenia constató que la primera relación social entorno a una comida se hizo con un hipopótamo
Las reuniones familiares y los reencuentros entre amigos siguen haciéndose alrededor de una mesa y unos alimentos. Hay quien dice que las ingestas en grupo se asocian a momentos especiales con los que se refuerzan los vínculos y quizás por eso así lo hacemos a diario con nuestra familia más directa, esporádicamente con amigos y algunos fines de semana con padres, hermanos, sobrinos y cuñados.
Nuestra sociabilidad sigue fundamentándose en algo tan básico como el comer. Y aunque parezca algo propio de un comportamiento más o menos reciente en nuestra historia, lo cierto es que esta conducta acompaña al ser humano desde que es humano.
Imagen del festival OríGenesMané Espinosa |
A lo largo de la historia, la dieta del ser humano no solo se ha centrado en las carnes de caza, sino que ha llegado a ser muy variada a pesar de las circunstancias en las que vivieron. Hoy conocemos esta información gracias a las pinturas que han perdurado hasta nuestros días, a fragmentos de hueso machacado y a los cálculos dentales hallados en restos arqueológicos. Por eso, es conveniente resaltar que incluso en las sociedades más cazadoras, la condición omnívora del ser humano se imponía en su dieta. Sabemos que los tallos, bulbos, raíces, hojas, flores y gramíneas eran recursos alimenticios de primer orden que combinaban con la carne, que era el componente proteínico por excelencia. “Estos señores, de complejidad robusta y ruda, podían comerse de una tacada cinco o seis kilos de carne y probablemente no volvían a hacerlo hasta la siguiente batida”, explica Carbonell. No obstante, entre cacerías “consumían abundante material botánico”, añade.
Dieta paleo
Tuétano de bóvido con moras, huevos de codorniz con arándanos, cerebro y riñones de cabra y lengua de reno son para nuestro antropólogo verdaderos representantes de platos y alimentos de la época, ingredientes con los que nutrir una auténtica dieta paleo; aquella que en la actualidad se basa en los alimentos que se localizaban en el entorno del hombre hace dos millones y medio de años, baja en carbohidratos e hiperproteínica. Hoy en día, esta dieta nutricional ha sido recuperada y puesta de moda por determinados consumidores. Para este catedrático en Prehistoria en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, la clave del éxito en el proceso evolutivo es porque “el ser humano no ha despreciado nunca ningún alimento, ha sido y es un omnívoro generalista, sentencia.
En cuanto al éxito de la dieta paleolítica, Carbonell no la aconsejaría a todo el mundo, porque las necesidades del paleolítico son muy diferentes a las de nuestros días. “Cuando hacían ingestas de unos cuantos kilos de carne y luego se echaban la siesta, solo podía entenderse por los treinta quilómetros que habían hecho hasta llegar a la presa”, justifica el experto.
Eudald Carbonell ha hecho un rápido repaso a la alimentación y los hábitos alimentarios de la especie humana a lo largo de su evolución, en uno de los diversos actos programados en el marco de OríGenes, que se celebra en el Palauet de Teià. Se trata de un festival gastronómico único en su formato y contenidos impulsado por tres emprendedores especialistas en comunicación y diseño de experiencias gastronómicas: Lluís Cintas, Ana Godó y Emilio Suárez.
Martí Paola
Fuente: La Vanguardia
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