Foto: healthline.com |
Una sola lata de Red Bull contiene la misma cantidad de cafeína que una taza y media de café expreso.
Las bebidas energéticas, de las que una de las marcas más icónicas es Red Bull , cuentan con un importante mercado en España y especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, en los últimos años han suscitado cierta polémica por su alto contenido en algunos componentes, que podría incluso suponer un riesgo para la salud de los consumidores.
Desde su invención, los fabricantes de estas bebidas han buscado asociar su imagen con mundos como el de los deportes extremos, el del espectáculo y el de la música, que resultan especialmente atractivos para adolescentes y jóvenes adultos. Por ello, muchas voces han reclamado una regulación más o menos estricta, que finalmente ha supuesto la inserción de una etiqueta en el envasado advirtiendo del nivel de cafeína que contienen estas bebidas y del riesgo que plantea su ingesta a ciertos grupos vulnerables.
Y no es para menos: por ejemplo, una sola lata de Red Bull, de 250 ml, contiene 80 miligramos de cafeína. Como referencia, esto equivale a una taza y media de café expreso, y la dosis máxima considerada segura en una sola ingesta es 200mg. Además, contiene altísimos niveles de azúcar (la mitad de la dosis diaria que recomienda la OMS) y taurina, una sustancia también estimulante del Sistema Nervioso Central.
Los peligros de consumir cafeína en exceso
Aparte de los perjuicios que puede causar a largo plazo a nuestro organismo el consumo de semejantes cantidades de azúcar, la cafeína, pese a que por lo general es considerada una sustancia segura si se hace de ella un uso lógico y responsable, no está libre de riesgos para nuestra salud, especialmente en esas dosis.
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso que eleva el nivel de alerta y retrasa la aparición de somnolencia. Por ello, sus efectos en dosis elevadas pueden incluir nerviosismo, excitación, ansiedad y arritmias cardíacas. Si se produce una intoxicación, se pueden presentar problemas gastrointestinales y cuadros similares a los episodios disociativos, como los de despersonalización o desrealización, acompañados de pánico.
También cabe señalar que su consumo habitual genera dependencia y tolerancia, por lo que un usuario necesitará cada vez mayor dosis para notar el mismo efecto en su organismo. No obstante, la abstinencia de la sustancia no provoca síntomas más allá de una somnolencia excesiva.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que una forma frecuente de consumir estas bebidas es mezclándolas con alcohol, lo que aumenta los riesgos asociados a este último, al disminuir la percepción que el usuario tiene sobre su propio estado de embriaguez y porque incrementa el riesgo de que se produzcan arritmias cardíacas.
Fuente: 20 minutos
No hay comentarios. :
Publicar un comentario