Getty Images/iStockphoto |
Sobre todo se produce en la Provenza, dado que el clima, los suelos y las variedades de uva lo convierten en un territorio ideal para este vino
Se cree que el rosado fue el primer tipo de vino en la historia, y que fueron los romanos los que empezaron a elaborarlo bajo la técnica de presionar las uvas inmediatamente después de la cosecha, lo que hacía que la bebida adquiriera ese característico color rosé.
Hoy se sabe, sin embargo, que en realidad se originó en la región francesa de Provenza, dado que el clima, los suelos y las variedades de uva la convierten en el territorio ideal para su elaboración.
Por regla general el vino rosado proviene exclusivamente de una variedad de uvas rojas. Debido a su tono, aroma y textura, los rosados pueden parecer una combinación entre el vino tinto y el vino blanco, pero nada más lejos de la verdad.
Los vinos rosados presentan una amplia paleta de colores, desde ese anaranjado peculiar similar al salmón, hasta tonos más violetas como el pétalo de una rosa. Los pigmentos contenidos en la película de las uvas tintas los caracterizan de tan peculiar color. El tono, por tanto, dependerá de la duración y de la temperatura durante el contacto entre el jugo de uva, que es casi incoloro, y las pieles de la uva durante el tiempo de maceración. Cuanto más tiempo esté la piel de la uva en contacto con el vino, más oscuro es el color del vino.
Selección especial de cultivo de vino rosado CLV
Hay tres maneras de obtener ese color rosáceo: por contacto con los hollejos o Vin gris, por el método Saignée o por maceración.
Esta técnica de producción se usa cuando el rosado es el producto primario. Consiste en aplastar uvas de hollejo tinto, permitiendo que este quede en contacto con el mosto durante un corto periodo, normalmente durante dos o tres días. Entonces se prensan las uvas, y se descartan los hollejos en lugar de dejarlos en contacto durante toda la fermentación (como en el caso del tinto). Los hollejos contienen buena parte de los taninos y otros compuestos de sabor fuerte, y al retirarlos se obtiene un sabor más parecido al del vino blanco. Cuanto más tiempo se dejen los hollejos en contacto con el mosto más intenso será el color del vino resultante.
Por el método Saignée
Este surge como subproducto a raíz de la fermentación del vino tinto. El productor, durante la maceración del vino tinto, retira del depósito un 10% del jugo, de manera que, por un lado, obtenemos un tinto más concentrado, y por otro uno rosado cuyo color se caracteriza por ser más intenso, sabroso y duradero.
El rosado de lágrima se obtiene también por este sistema de sangrado de mostos. Hacen falta 2 o 3 kilos de uva para obtener una botella de rosado. De este modo, se extrae lo mejor de la uva y su elaboración es más complicada que otros tipos.
La variedad de uva tradicional utilizada en esta técnica es la Garnacha, aunque también son utilizadas en menor cantidad la Merlot y la Cabernet Sauvignon.
Por maceración
Quizá este es el método más tradicional, donde en lugar de prensar la uva, el jugo se deja con la piel durante un periodo corto de tiempo para conseguir el color y tinte de las pieles antes de retirarlas. Las variedades utilizadas en este método son la Syrah o la Cabernet Sauvignon, para vinos rosados más concentrados, o la Garnacha, para aquellos más ligeros.
Quizá este es el método más tradicional, donde en lugar de prensar la uva, el jugo se deja con la piel durante un periodo corto de tiempo para conseguir el color y tinte de las pieles antes de retirarlas. Las variedades utilizadas en este método son la Syrah o la Cabernet Sauvignon, para vinos rosados más concentrados, o la Garnacha, para aquellos más ligeros.
Vino rosado francés de uva Garnacha Getty Images
En cuanto a los tipos de vino rosado, podemos establecer dos grandes grupos: los de corte seco y los dulces. El primero es el estilo más común producido en todo el mundo, y Francia y España lideran la producción. Es típico ver un coupage o mezcla de 2 a 3 variedades de uva diferentes para su elaboración.
En cambio, para obtener un estilo más dulzón, hay que evitar que fermente todo el azúcar en alcohol. Sin embargo, no es tan común. Los vinos elaborados a partir de Garnacha o Merlot son los que mejor se ajustan a este tipo de elaboración.
En España, las variedades principales para la producción de vino rosado son la garnacha y el tempranillo. No obstante, se pueden elaborar rosados con casi cualquier variedad de uva, como Syrah, Cariñena, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Merlot o Cinsault; y es característica su producción en Calatayud (Aragón), Valencia, La Rioja y Navarra.
Clarete, Rosado, Blush... ¿cómo diferenciarlos?
Hay que tener bien claro que el famoso "blush wine" no es lo mismo que un rosé o Rosato. La diferencia está en su nivel de dulzura y proceso. El "blush wine" se elabora con la mezcla de uvas blancas y uvas rojas.
Se empezó a elaborar a principios de los años 70 en Estados Unidos, cuando la demanda de vino blanco excedía la producción de uva blanca, por lo que muchos productores de California empezaron a producir vino blanco con uva tinta, empleando un tipo de sangrado con mínimo contacto de los hollejos, y obteniendo así el típico color rosa, pero de un sabor más dulce.
Por otro lado, en España a la hora de referirnos al vino rosado hay diversas opciones. Una de las más comunes es el clarete. Este tipo de producción proviene de la mezcla de mostos de uva tinta y uva blanca. Sin embargo, es una técnica infrecuente. De hecho, este método se desaconseja en la mayoría de las regiones viticultoras, a excepción de la Champaña, e incluso en ella varios productores de alta calidad no lo emplean, prefiriendo el sangrado.
Por ejemplo, en la DO Cigales (Valladolid) ahora hablan de rosado porque el clarete tiene una forma de vinificación que no está permitida en la DO.
Sin embargo, en esa zona de España siempre se escucha pedir clarete, aunque por la forma de vinificación sea rosado.
Brunella Vásquez
Fuente: La Vanguardia
No hay comentarios. :
Publicar un comentario