Moët Chandon celebra el décimo aniversario de Ice Imperial, la creación que revolucionó los veranos al estar pensada exclusivamente para mezclar champán con hielo sin perder nada de su esencia
“¡Un poquito de hielo, por favor!”, se escucha en las terrazas todos los veranos. Los clientes lo piden para añadir a su copa de vino blanco, rosado o champán, probablemente influenciados por una estampa que hemos visto en tantas películas elegantes sobre veranos en la costa del Mediterráneo. Pero esto, que es un placer estético, es también un crimen enológico. O al menos lo fue hasta hace diez años. Porque la fórmula del champán es una de las cosas más complejas del mundo y añadirle hielo, simplemente, la arruinaba.
La elaboración de una botella de Moët Chandon, según Xavier Monclús, embajador de Moët Hennessy Iberia y uno de los hombres que más sabe de champán del mundo, es “magia propia de un perfumista: mezclar 150 vinos en proporciones cada año diferentes para que siempre sepa igual”. El champán se hace con tres uvas: pinot noir –que le da la estructura–, meunier –que otorga musculatura– y chardonnay –que recubre el resultado como una piel–. Moët Chandon es la única maison que utiliza, en equilibrio, un tercio de cada una. La costumbre veraniega de echar hielo al champán para que dure más tiempo frío en nuestra copa bajo el sol solo estropea este esfuerzo casi alquímico: acaba con su intensidad, su carácter afrutado y su equilibrio.
Por eso Moët lanzó al mercado hace una década el revolucionario Ice Impérial, un champán pensado para tomar con hielo que la casa francesa investigó y preparó durante cinco años. ¿La solución? Un carácter más dulce –para que el hielo no lo vuelva amargo–, más uva pinot meunier, más pinot noir y una pizca de vino tinto que le da un aspecto rosado. Un cambio de equilibrio para que el hielo encaje perfectamente y el champán siempre sepa a buen champán. La fórmula para comenzar unas vacaciones perfectas. Y para que sean aún más perfectas, aquí van algunos consejos de la mano del experto Xavier Monclús.
¡Ojo con la temperatura!
El champán no se puede beber con menos de cinco grados. Esas estampas de botellas de champán congelado son ideales para la publicidad, pero, de nuevo, estamos arruinando un trabajo de años al perderse la precisión de la mezcla. Ojito con los vinos que recomiendan “servir muy frío”: tal vez es un vino del que conviene mantenerse alejados. ¿Un consejo para alcanzar esa temperatura ideal? Introduzca la botella durante media hora en una cubitera con agua y hielo. El champán se quedará en una temperatura perfecta de entre 5 y 9 grados.
Y ojo a como sujeta la botella
La botella no se abre en vertical, sino cogiéndola con una mano por la base, con la etiqueta hacia arriba y con una inclinación de 45º. Y no gire el tapón, sino la botella. Así se abre una botella sin esfuerzo y sin que haya peligro de golpear a nadie con el taponazo.
No todas las copas valen
¿Esa copa estrecha y clásica en la que solemos beber el champán? Prohibidas. Fuera. Pruebe mejor el champán en una copa de vino blanco. Y siempre, siempre, en una copa con el cristal muy fino.
Y no todos los hielos valen
Antes de nada: cuando vayamos a beber champán con hielo, eche en la copa primero el champán –sírvalo durante unos cinco segundos para que la cantidad sea la ideal– y después el hielo. Y esto vale para cualquier otra bebida (también el gin tonic). De modo que tras echar el Ice Imperial en la copa, añada tres, cuatro o cinco cubos. Y no cualquier cubito: siempre grande y con escarcha alrededor. Los ideales son los que se venden envasados en bolsa en cualquier supermercado o bazar de alimentación. ¡Nada de hielo húmedo! ¡Disfrute!
ALEXANDRE JAMES
Fuente: Icon - El País
No hay comentarios. :
Publicar un comentario