El Gourmet Urbano: #GASTRONOMIA #HISTORIA #CHOCOLATES🍫 | El chocolate español que resiste en Kiev

martes, 22 de marzo de 2022

#GASTRONOMIA #HISTORIA #CHOCOLATES🍫 | El chocolate español que resiste en Kiev


'Bodegón con molinillo de chocolate' de Juan de Zurbarán, 1640. / WIKIMEDIA COMMONS

El cuadro 'Bodegón con molinillo de chocolate', pintado en 1640 por Juan de Zurbarán, espera el fin de la guerra en el ucraniano Museo Khanenko

En cuanto Bogdan Khanenko vio el lienzo se dio cuenta de que estaba ante una obra maestra. Llena de polvo, eso sí, y abandonada a su suerte entre otro montón de cuadros en un lúgubre ático de Moscú, pero se notaba que aquella pintura era especial. Jurista y empresario, el ucraniano Bogdan Khanenko (1848-1917) llevaba el tiempo suficiente coleccionando arte como para distinguir una buena pieza de otra que no valía nada y su instinto le decía que aquel bodegón era magnífico. Una jarra de loza llena de agua, otra metálica con leche, una caja, una bandeja, dos tazas y un curioso objeto de madera eran los objetos que aparecían representados en la tela, una composición sencilla que sin embargo dejaba notar de una gran artista. Le recordaba a algunas obras que había visto de pintores españoles como Francisco de Zurbarán o Juan van der Hamen, así que se apresuró a decirle a su amigo –propietario de una vieja casa en Moscú con el desván lleno de lienzos– que se llevaba el lote entero. Los demás cuadros los fue revendiendo aquí y allá, pero aquel bodegón se fue con él de vuelta a casa. A Kiev.

La anterior escena es verídica y ocurrió a finales del siglo XIX. Lo contó Anastasia Matselo, jefa del departamento de arte occidental del Museo Khanenko, en un vídeo íntegramente dedicado a la historia de 'Bodegón con molinillo de chocolate'. Ése es el nombre con el que actualmente se conoce una de las primeras –y escasa– pinturas de Juan de Zurbarán, la misma que el señor Khanenko encontró de casualidad en Rusia. La colección de Bogdan y su esposa Varvara fue el germen de la pinacoteca más importante de Ucrania, el Museo Khanenko de Kiev, que alberga la mayor muestra de arte europeo y asiático del país y es junto al Hermitage de San Petersburgo uno de los mejores del este de Europa. Actualmente su web no está operativa, aunque gracias a Instagram sabemos que el museo resiste los ataques del ejército ruso y que de momento sus tesoros se encuentran a salvo.

Tras estudiar el cuadro que trajo consigo desde Moscú, Bogdan Khanenko creyó estar ante uno de los pocos bodegones de Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz 1598 - Madrid 1664). Al fin y al cabo la tela estaba firmada y fechada. En ella podía leerse «Fran de Zurbaran fati… 1640», de modo que el nombre, la fecha y el estilo coincidían. Gracias a una limpieza efectuada en 1938 se descubrió que en realidad la primera palabra de la firma era «Iuan». El verdadero autor del lienzo no había sido Francisco, sino su hijo Juan de Zurbarán (Llerena, Badajoz 1620 - Sevilla 1649), que aprendió a pintar en el taller de su padre y luego se especializó en naturalezas muertas. A principios del siglo XX Zurbarán hijo era un artista prácticamente desconocido al que se atribuían muy pocas obras: el hallazgo del museo de Kiev ayudó enormemente a redescubrir su figura y su legado artístico.

Detalle de 'Bodegón con molinillo de chocolate'. / WIKIMEDIA COMMONS

Actualmente se considera a Juan de Zurbarán como uno de los bodegonistas más brillantes del Barroco español. Víctima de la epidemia de peste en Sevilla, falleció con tan sólo 29 años y su breve carrera profesional dejó un número de obras muy limitado. En España podemos ver dos de ellas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña , una en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otra en El Prado. Alguno de sus otros cuadros están en la National Gallery de Londres, el Art Institute de Chicago , el Serlachius Museum de Mänttä (Finlandia) y por supuesto en Kiev, donde descansa el fabuloso 'Bodegón con molinillo de chocolate' que hoy nos ocupa.

Fue pintado en 1640, más de un siglo después de que los españoles se toparan por primera con el xocoatl azteca en México, y muestra a la perfección el proceso de adaptación que vivió aquella exótica bebida hasta convertirse en nuestro clásico chocolate a la taza. El lienzo presenta un servicio completo de chocolate o conjunto de utensilios que se usaban para prepararlo y beberlo: la pasta de cacao con azúcar y especias solía venir de Indias en cajas redondas de madera como la que se ve en el cuadro (igual a la que se ve abierta en la alegoría del invierno de Francisco Barrera, también de 1640), se mezclaba con agua caliente o leche y se batía en una chocolatera –ausente del bodegón– con la ayuda del molinillo de madera hasta que salía espuma. Luego se vertía en jícaras o tazas de porcelana y se acompañaba siempre de agua fresca. El menaje chocolatero solía incluir paños estampados de factura mexicana (Zurbarán pintó uno encima de la caja), recipientes indígenas hechos con calabazas huecas (lo que se intuye tras el paño) y unas cucharas especiales con las que se podía degustar mejor la espuma de la bebida, similares a la que aparece en la parte derecha del cuadro. Hace 400 años Oriente y Occidente se unían en Sevilla para ofrecer una merienda a base de cacao americano bebido en tazas de fina porcelana china.

'Bodegón con molinillo de chocolate' es una de las representaciones pictóricas más antiguas del ritual del chocolate y de su introducción en España. Crucemos los dedos por que no sea víctima de la guerra y pueda volver a ser admirado en todo su esplendor en la que es su casa desde hace 130 años: Kiev.

ANA VEGA PÉREZ DE ARLUCEA

Fuente: Diario Vasco

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