Vinagreta.©[vanillaechoes de Getty Images] vía Canva.com
Lo que tienes que tener en cuenta para que tu vinagreta no quede ni demasiado ácida ni demasiado amarga.
Los días son más largos, el sol vuelve a brillar y nos empiezan a apetecer comidas más fresquitas y ligeras. Y sabemos que en la época del año que entra las auténticas reinas de la temporada son las ensaladas.
De verduras, de pasta, de arroz, de patata, de legumbres... Cuando hablamos de ensalada hablamos de una infinidad de posibilidades según aquellos ingredientes que le queramos echar. Además de la base, este plato acepta casi todo tipo de quesos, de carne, de pescado, de salsas y de vinagretas.
Lo bueno de las vinagretas es que podemos darle a nuestros platos el toque que busquemos, ya sea más dulce, más ácido o más cítrico.
Demasiado ácida y amarga
Para ensalada, para pechugas de pollo a la plancha... la vinagreta de limón le da ese toque ácido que nos vuelve locos y que hace de un plato de lo más sencillo un auténtico manjar.
Con la vinagreta de limón podemos cometer varios errores y que el resultado final termine siendo demasiado amargo o ácido, y te contamos dónde fallas.
Preparar una vinagreta de limón es algo tan sencillo como mezclar zumo de limón con aceite, sazonar con sal y especias al gusto. La acidez natural del limón puede provocar que nuestra vinagreta quede desagradable, y por ello debes buscar la opción de añadirle un toque dulce a la mezcla. Llegados a este punto, una muy buena idea es añadir una cucharadita de miel.
En el caso de que no sea la acidez lo que te moleste sino un cierto regusto amargo es que te has pasado con la ralladura de limón, y aunque, en su justa medida le da un delicioso toque cítrico, si no tenemos la cantidad controlada lo mejor es omitirlo.
Fuente: 20 minutos
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