Esto comían los soldados de la Segunda Guerra Mundial / Foto: IStock /Artsiom Malashenko
La Segunda Guerra Mundial es uno de los temas culturales que más llaman mi atención, la vida de los soldados, las personas, las ciudades involucradas y los sentimientos que hay detrás de todo lo que una guerra involucra siempre ha dado miles de vueltas en mi cabeza.
¿Cómo fue la comida de los soldados en la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué comían? ¿Dónde cocinaban? ¿Qué pasaba si no podían comer en días? ¿Cómo era la comida de reserva?
Si alguna vez te has preguntado todo esto, sigue leyendo que aquí te cuento estos datos curiosos de los que pocos han hablado.
FOTO: IStock /bruev
Siempre se habla de los desastre que la guerra deja a su paso, también sobre las víctimas, las ganancias y las pérdidas, pero ¿qué hay de la vida de los soldados durante la guerra y su alimentación?
Claro que hay cientos de películas y libros, la información es infinita, pero hoy abordaré el tema de la comida.
La comida de los soldados en la Segunda Guerra Mundial
FOTO: IStock /IgorBukhlin
En la guerra existieron las cocinas de campo: cocinas aparecieron a finales del siglo XIX, mismas que al principio de la guerra eran lideradas por mujeres, después todo cambió. Usaban leña para cocinar en los calderos; para esconder el humo, el desayuno se preparaba antes del amanecer y la cena después del anochecer.
La comida de los soldados era distinta según el país de origen, estas cocinas del campo se encontraban en los campos de batalla de la Unión Soviética y Alemania, como menú principal tenían: kulesh (sopa de mijo con manteca de cerdo y verduras), schchi (sopa de repollo), papas guisadas y carne de res hervida o guisado, en algunos momentos también comieron carne enlatada.
Necesitaban una dieta rica en calorías y variada; sin embargo, las raciones diarias debían estar medidas, pues en la entrega de la comida los soldados arriesgaban su vida.
Entre los alimentos diarios de los soldados, pilotos y marinos se encontraban: pan, harina de trigo, papas, remolacha, carne, pescado, leche agria, huevo, fruta, cebollas crudas, leche condensada o fresca, vino tinto, chucrut, pepinos salados y fruta deshidratada.
La dieta estaba pensada según el cargo y puesto de los soldados, por ejemplo: a los pilotos les proporcionaban alimentos variados y con más calorías, mientras que a los submarinos les daban alimentos que evitaran el escorbuto y la escasez de oxígeno a bordo.
Con el paso del tiempo, las raciones de comida se vieron afectadas y se redujo el tamaño de las mismas, lo que ocasionó peleas entre cocineros y soldados.
Por otro lado, los soldados alemanes comían: estofado con carne de cerdo o caballo, papas con carne, pan oscuro, queso, mermelada y, a veces, salchichas duras; la cena, era casi igual al desayuno.
Cuando la comida caliente se suspendía durante 24 horas (o quizá más), los comandantes autorizaban a los soldados para comer sus raciones de hierro; estas raciones consistían en carne enlatada y galletas de paquete, las cuales se parecían a la ración K del ejército americano (aunque menos variado).
FOTO: IStock /bruev
El sabor de la comida no era el mejor, pero procuraban adquirir la cantidad de calorías necesarias para tener energía y pelear en cada batalla. Cuando un soldado no tenía permiso para comer las raciones de hierro, normalmente, era arrestado por no cumplir las reglas.
Casi al final de la guerra, se incluyó en las raciones: chocolate, fruta, cigarrillos y caramelos. Así, el azúcar extra funcionaba como estimulante para las vivencias de la guerra.
FOTO: IStock /ArtsiomMalashenko
Las raciones K fueron creadas por Ancel Keys, un profesor de la Universidad de Minnesota y experto en dietas. Estas raciones estaban pensadas para un día entero de guerra y consistía en tres porciones: desayuno, comida y cena.
Generalmente compuestas por: dos paquetes de galletas, cigarrillos, chicles, azúcar (granulada, en cubitos o comprimida), café instantáneo y una llave para abrir conservas, las cuales podían ser de carne, huevos, fruta, queso en conserva, jugo de limón, naranja, o uva, chocolates, dulces, caramelos o barras de cereal.
En conjunto, la ración aportaba al combatiente cerca de 3.000 calorías por día. Estas fueron producidas entre 1942 y 1945 por R&D Laboratory y las últimas raciones que fueron producidas traían una cuchara de madera.
Mis dudas acerca de la comida de los soldados de la Segunda Guerra Mundial han quedado resueltas casi por completo, ¿conoces algún otro dato?
Pamela Herrera
Fuente: Cocina Delirante
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