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El agua no debe llegar a ebullición, es importante taparla y tener en cuenta sus propiedades
En los días en los que pasas las horas el casa y tras la ventana el viento y la lluvia son los protagonistas, hay pocas cosas más reconfortantes que una infusión. Las opciones son casi infinitas. Podemos optar por las más tradicionales, como el poleo menta o la tila; elegir entre la amplia gama de té: rojo, verde, negro, rooibos; o decantarnos por una infusión de plantas medicinales.
Sea cual sea la elección, aunque preparar una infusión en casa es extremadamente fácil, siguiendo estos simples consejos conseguirás que tu taza sea la infusión perfecta. Explica la nutricionista María Eugenia Fernández que, si vamos a preparar la infusión de manera casera nuestras dos opciones más sencillas es elegir aquellas que ya vengan en bolsas individuales o aquellas que podamos plantar y requieran pocos cuidados: menta y orégano, por ejemplo.
Podemos elegir qué infusión tomar basándonos en su sabor, aunque también podemos hacerlo teniendo en cuenta las propiedades de cada una de ellas. La nutricionista enumera los usos de estas bebidas calientes:
Sea cual sea la elección, aunque preparar una infusión en casa es extremadamente fácil, siguiendo estos simples consejos conseguirás que tu taza sea la infusión perfecta. Explica la nutricionista María Eugenia Fernández que, si vamos a preparar la infusión de manera casera nuestras dos opciones más sencillas es elegir aquellas que ya vengan en bolsas individuales o aquellas que podamos plantar y requieran pocos cuidados: menta y orégano, por ejemplo.
Podemos elegir qué infusión tomar basándonos en su sabor, aunque también podemos hacerlo teniendo en cuenta las propiedades de cada una de ellas. La nutricionista enumera los usos de estas bebidas calientes:
- Excitantes: en este apartado entra el té, dentro de los cuales según su tratamiento y momento de recolección podría ser blanco, verde, negro o rojo, por ejemplo.
- Relajantes: hablamos de infusiones como la melisa, la hierba luisa o la valeriana.
- Digestivas: en este grupo entran las de jengibre, hinojo, menta o manzanilla.
- Refuerzo del sistema inmune: la equinacea, el tomillo y el orégano, que se usan en la cocina como condimentos, y que pueden ser infusionados, son grandes aliados para reforzar el sistema inmunológico, pues contiene sustancias con acción fungicida.
- Mejora del sistema circultario y del síndrome premenstrual: la salvia destaca por su propiedad estimulante del flujo sanguineo, lo que puede ayudar a mitigar las menstruaciones complicadas.
Es importante que el agua no llegue a ebullición - Unsplash |
La taza de infusión perfecta
Los pasos de la nutricionista María Eugenia Fernández para preparar la infusión perfecta son:
1. Calentar el agua hasta que esté suficientemente caliente sin que llegue a ebullición.
2. Verter el agua en un recipiente (tetera o taza) y añadir el producto. Si se pone directamente, sin usar ningún tipo de filtro, se debe de colar la infusión tras el tiempo de reposo. Si se usan monodosis no sería necesario.
3. Tapar la infusión. Este paso es importante para que no se evaporen ni los aceites esenciales ni los principios activos de las plantas que la componen.
4. Dejar reposar. Las infusiones de plantas medicinales precisan generalmente entre 8 y 12 minutos de reposo.
5. Retirar el infusor con las plantas, la bolsita o colar.
Comenta la nutricionista que, para darle un toque especial a las infusiones, podemos añadirles, en el agua caliente y antes de añadir la infusión, para enriquecerlas: jengibre rallado, canela, limón o frutos rojos, deshidratados y frescos.
Para endulzarlas, la profesional explica que, aunque lo ideal seria no añadir ningún tipo de edulcorante y «acostumbrar al paladar al sabor natural de las mismas», podemos añadir unas gotitas de miel y limón, eritrol y, como última opción, panela. «En tés (como el chai) también podemos añadir un chorrito de alguna bebida vegetal: avena seria mi primera opción», explica.
Por último, comenta cuántas infusiones podemos tomar al día. En caso de no ser té, tenemos vía libre para tomar cuantas queramos. En el caso del té, explica que no deberíamos superar los dos o tres al día, y no deberíamos tomarlo más tarde de las cinco de la tarde, para que «no se alteren nuestros ritmos de sueño y descanso».
M. Alcaraz
Fuente: ABC
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