Uno de los problemas más frecuentes que pueden darse en una botella de vino es el acorchado (o encorchado). Te contamos de qué se trata...
Hace muchos años, vi un reportaje de la BBC titulado “El Milagro de la Vida”. En dicho reportaje, explicaban con mucho detalle e información, la infinidad de cosas que pueden salir mal antes, durante y después de un proceso de embarazo, y ponen en peligro el nacimiento de un bebé sano, y a pesar de ello, decía el narrador, sucede a diario miles de veces, de ahí el título del reportaje. Algo similar ocurre con la elaboración del vino. Existen miles de factores que ponen en peligro el vino, desde el inicio del ciclo de la viña, hasta después de embotellado. Como productor de vino, uno de estos problemas que me encuentro con más frecuencia de la deseada, es el famoso “encorchamiento” del vino. Desgraciadamente, nos pasa a todos.
¿Quieres saber que significa cuándo un vino está acorchado?
La calidad del corcho
Existen muchas empresas corcheras, especialmente en España y Portugal, y aunque los bodegueros nos esforzamos en buscar los de mayor calidad y garantía, el corcho es un elemento externo que es difícil controlar.
Afortunadamente, cada día la calidad de los corchos va aumentando, los productores trabajan con de forma más aséptica y cuidadosa, y por otro lado los bodegueros que buscamos la excelencia en nuestros vinos, invertimos más en materiales de alta calidad.
El encorchado o acorchado es un problema que se produce por una molécula llamada TCA (tricloroanisol), que está presente en la madera, y especialmente en el corcho. Esta molécula, en contacto con el vino, contamina el mismo y produce una reacción que da lugar a ese desagradable olor a moho y altera el sabor del vino.
En ocasiones, ese olor a corcho es débil y casi imperceptible, por lo que muchos consumidores se toman el vino sin llegar a detectarlo. No obstante, por débil que sea esa contaminación de TCA, lo que es seguro es que las características organolépticas del vino estarán alteradas, y no reflejarán la realidad de lo que es ese vino en concreto. Eso quizá sea la parte que más me preocupa ya que, después del tremendo esfuerzo, trabajo y tiempo que hay detrás de cada botella de vino, un cliente podría considerar en su cabeza que esa marca no le gusta por haber consumido una botella defectuosa, lo cual, en mi humilde opinión, es injusto.
En ocasiones podemos pecar de injustos al valorar una bodega por una botella defectuosa
También es importante evitar confundir el vino encorchado con otros defectos que con frecuencia se presentan en el vino. Un ejemplo de estos defectos podría ser el vino oxidado, que es vino que ha estado en contacto con oxígeno, lo que causa que el vino cambie completamente sus características por efecto de la oxidación, y altera su olor, su sabor e incluso su color. Pero existen un sinfín de microrganismos que con el tiempo se pueden desarrollar en la botella y en el vino, estropeándolo. Por ello, en Bodegas Comenge somos muy escrupulosos con la asepsia en nuestras instalaciones y realizamos una filtración amicróbica antes del embotellado.
En resumen, y aunque soy parte interesada, creo que siempre hay que dar una segunda oportunidad a vinos que a priori tienen buena fama, pero que al consumir no nos parece bueno. Puede ser que tenga algún defecto, esa botella concreta, que no hemos sabido detectar.
Álvaro Comenge
Fuente: Con mucha gula
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