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| Rubias, negras, tostadas, sin gluten… todo tipo de cerveza tiene cabida en la cocina |
En el Día Internacional de la Cerveza, que se celebra cada 5 de agosto, repasamos algunas cuestiones a tener en cuenta si queremos emplearla en nuestros platos
No es de extrañar que haya un día dedicado a la cerveza, ni es casualidad que este caiga en verano. Cada 5 de agosto se celebra el Día Internacional de la Cerveza, haciendo honor a una de las bebidas alcohólicas (o no) más consumidas a lo largo y ancho de todo el planeta.
Con tan solo cuatro ingredientes básicos (agua, cebada, lúpulo y levadura) y diversas técnicas de producción, se consiguen cervezas de muy diversos tipos y variedades. Rubia, tostada, negra… hay sabores y texturas para todos los gustos, así como también opciones sin alcohol, gluten free, 0'0… ¡Quien no bebe 'birra' es porque no quiere!
Siempre asociamos la cerveza al beber, pero ¿por qué no hacerlo con la comida? Lo cierto es que, al igual que el vino u otras bebidas, la cerveza puede jugar como cualquier otro ingrediente más en multitud de platos, aportando jugosidad, sabor y, en definitiva, alegría.
Antes de presentar diversas opciones gastronómicas en las que usar cerveza, habrá que saber que esta bebida no funciona con todos los ingredientes. Mientras que a las carnes les va a la perfección, principalmente en asados y guisos, con las verduras y pescados hay que tener mayor cautela. ¿Y los postres? La cerveza negra es un gran tesoro para emplear en elaboraciones de repostería tipo bizcocho, sobre todo si se emplea junto con el chocolate. Además, no podemos olvidar que la cerveza casa muy bien con especias y condimentos tipo hierbas aromáticas.
Para incorporar la cerveza a la preparación, mejor si la bebida está a temperatura ambiente, abierta con antelación y verterla despacio
Por otro lado, hay que conocer cómo incorporar la cerveza a nuestras recetas. Conviene que la bebida esté a temperatura ambiente, no fría, siendo igualmente recomendable que esté abierta con antelación y que el vertido sea lento. El objetivo es hacer desaparecer el contenido carbónico de la misma que, aunque al beber nos encante, en cocina no hará ningún favor.
Y llegamos a la gran pregunta, ¿qué tipo de cerveza utilizo? En la variedad está el gusto, aunque un acierto indudable y poco arriesgado será emplear variedades rubias, cualquier lagger suave nos irá bien. Ahora bien, una buena cerveza tostada o negra le dará un toque sin igual a carnes rojas potentes o de tipo caza, además de su ya mencionado uso en repostería.
Una vez sabido todo esto, ya estás listo para emplear la cerveza en la cocina, así que ¡anímate a probar!
Con tan solo cuatro ingredientes básicos (agua, cebada, lúpulo y levadura) y diversas técnicas de producción, se consiguen cervezas de muy diversos tipos y variedades. Rubia, tostada, negra… hay sabores y texturas para todos los gustos, así como también opciones sin alcohol, gluten free, 0'0… ¡Quien no bebe 'birra' es porque no quiere!
Siempre asociamos la cerveza al beber, pero ¿por qué no hacerlo con la comida? Lo cierto es que, al igual que el vino u otras bebidas, la cerveza puede jugar como cualquier otro ingrediente más en multitud de platos, aportando jugosidad, sabor y, en definitiva, alegría.
¿Qué tengo que saber?
Antes de presentar diversas opciones gastronómicas en las que usar cerveza, habrá que saber que esta bebida no funciona con todos los ingredientes. Mientras que a las carnes les va a la perfección, principalmente en asados y guisos, con las verduras y pescados hay que tener mayor cautela. ¿Y los postres? La cerveza negra es un gran tesoro para emplear en elaboraciones de repostería tipo bizcocho, sobre todo si se emplea junto con el chocolate. Además, no podemos olvidar que la cerveza casa muy bien con especias y condimentos tipo hierbas aromáticas.
Para incorporar la cerveza a la preparación, mejor si la bebida está a temperatura ambiente, abierta con antelación y verterla despacio
Por otro lado, hay que conocer cómo incorporar la cerveza a nuestras recetas. Conviene que la bebida esté a temperatura ambiente, no fría, siendo igualmente recomendable que esté abierta con antelación y que el vertido sea lento. El objetivo es hacer desaparecer el contenido carbónico de la misma que, aunque al beber nos encante, en cocina no hará ningún favor.
Y llegamos a la gran pregunta, ¿qué tipo de cerveza utilizo? En la variedad está el gusto, aunque un acierto indudable y poco arriesgado será emplear variedades rubias, cualquier lagger suave nos irá bien. Ahora bien, una buena cerveza tostada o negra le dará un toque sin igual a carnes rojas potentes o de tipo caza, además de su ya mencionado uso en repostería.
Una vez sabido todo esto, ya estás listo para emplear la cerveza en la cocina, así que ¡anímate a probar!
Fuente: Diario Vasco
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