Esta bebida, que crece en popularidad, debe tener menos de 1% de graduación alcohólica
La cerveza es una de las bebidas más populares a nivel mundial, caracterizada por su sabor amargo. República Checa es el principal país consumidor a nivel mundial, con un promedio anual de 468 cervezas por persona, seguido de España, Alemania, Polonia y Austria.
En los últimos años, la industria de la cerveza sin alcohol ha comenzado a fortalecerse, una alternativa que permite disfrutar de las propiedades de una cerveza tradicional. Para poder llamarse cerveza sin alcohol, debe tener menos de 1% de graduación alcohólica en su contenido, porque después de 1.7%, comienza a considerarse una bebida alcohólica.
La mayoría de cervezas de este tipo tienen un contenido alcohólico de 0.5% o en el caso de Reino Unido, 0.05%. Esta bebida surgió sobre todo por la demanda de nuevas generaciones que exigen otros productos para experimentar y probar nuevos sabores.
La versión sin alcohol de la cerveza tuvo su origen durante la Ley Seca que se vivió en Estados Unidos en el siglo pasado. Se llamaba “near beer”, que puede traducirse como “casi cerveza”, y era justamente una forma de seguir tomando esta bebida sin incumplir las normas.
Otras teorías sitúan su origen en el Antiguo Egipto. La cerveza sin alcohol que elaboraban no era intencional, se debía a las técnicas que en ese momento existían y no permitían el desarrollo de una bebida con mayor contenido alcohólico. Incluso, llegaban a evaporar el alcohol de la cerveza con fines rituales.
La cerveza sin alcohol tiene aromas y sabores casi idénticos a una cerveza tradicional. Esto se ha logrado perfeccionando las técnicas de preparación en los últimos años.
Cerveza sin alcohol, ¿cómo se elabora?
La elaboración de este tipo de cerveza es muy similar a una cerveza con alcohol. Se utilizan los mismos ingredientes: agua, malta, lúpulo y levadura. La diferencia está en la fermentación, ya que en esta etapa es cuando se produce el alcohol en el mosto. Para para evitarlo, se utilizan varios procesos. Por ejemplo, se puede hervir el mosto para evaporar el alcohol, aunque esto elimina muchas de sus cualidades.
También se emplea osmosis inversa, un proceso que consiste en filtrar la cerveza para separar el alcohol de ellamy que permite conservar la mayoría de sus cualidades, pero es bastante costoso de realizar y requiere de maquinaria especializada.
Asimismo puede interrumpirse la fermentación, agregar mayor cantidad de agua o utilizar levaduras que permitan una baja producción de alcohol. Al momento de adquirirla, siempre debe revisarse el etiquetado y verificar que los porcentajes sean los adecuados, debido a que en muchas ocasiones se omite este dato o se llegan a reemplazar por otra bebida de sabor parecido.
Además de las cervezas sin alcohol, existen variedades curiosas de esta bebida. Por ejemplo, una cerveza elaborada a partir de leche y con notas frutales; una cerveza con banana, con un sabor muy marcado a esta fruta; e incluso la ‘pizza bear’, con sabor a este clásico de la gastronomía.
Rebeca Flores
Fuente: The Gourmet Journal
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