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| Bocadillo de pollo del Bar Imperial El Día |
La capital tinerfeña ofrece bocados míticos; algunos han pasado de boca en boca, de generación en generación, instalados en el imaginario popular como señas de identidad
Humilde, pero muy generoso, tanto es así que acoge en su interior –sin miramientos ni hacer ascos– a cualquier clase de visitante. El bocadillo representa uno de los recursos más socorridos en esos días cuando la vagancia lo invade todo –que se lo digan si no a los estudiantes–, bien vale abrir un buen pan y combinar ingredientes y salsas, una alternativa variada, rápida, cómoda, gustosa y además barata.
Otra opción es la de levantarse del sofá y poner rumbo a esos locales que tienen en los bocadillos su producto más preciado, o si la pereza es mayúscula tirar del servicio a domicilio. En la capital tinerfeña existen establecimientos que ofrecen bocados considerados BRIScomo míticos; algunos de ellos han ido pasando de boca en boca, de generación en generación, instalándose ya en el imaginario popular hasta convertirse en señas de identidad.
Es adorado por propios y extraños. Fue en 1953 cuando este bar charcutería abrió sus puertas. La clave de su excepcional sabor reside en la calidad y el manejo de los productos: el embutido, la chacina de bellota; buen aceite de oliva, a temperatura adecuada; el batido de los huevos y, como intangibles, mimo y cariño. Acaso, el factor diferencial sea ese toque mantecoso, envolvente, resultado de incorporar al conjunto el restante del corte del embutido, el picadillo. Suculento. (C./ Pérez Galdós, 24, S/C. de Tenerife; tfno.: 922 28 55 01).
Manolo regenta esta cafetería, que levantó la persiana en la capital santacrucera en 1961. Su bocadillo de pollo –y sin pío, pío porque son a muerte del CD Tenerife– se ha ganado la admiración de la clientela y la condición de mítico. ¿El secreto? Buen producto y también la manera de elaborarlo: el pollo, bien desmenuzado y repartido por el pan, toque de plancha, mezcla precisa con mayonesa natural y una atención profesional. La oferta se paladea: lomo, tortilla, pata, serrano... (Avenida Asunción, 1, S/Cde Tenerife; tfno.: 922 28 19 26).
El de tortilla en La Garriga
Es adorado por propios y extraños. Fue en 1953 cuando este bar charcutería abrió sus puertas. La clave de su excepcional sabor reside en la calidad y el manejo de los productos: el embutido, la chacina de bellota; buen aceite de oliva, a temperatura adecuada; el batido de los huevos y, como intangibles, mimo y cariño. Acaso, el factor diferencial sea ese toque mantecoso, envolvente, resultado de incorporar al conjunto el restante del corte del embutido, el picadillo. Suculento. (C./ Pérez Galdós, 24, S/C. de Tenerife; tfno.: 922 28 55 01).
En el Bar Imperial, uno de pollo
Manolo regenta esta cafetería, que levantó la persiana en la capital santacrucera en 1961. Su bocadillo de pollo –y sin pío, pío porque son a muerte del CD Tenerife– se ha ganado la admiración de la clientela y la condición de mítico. ¿El secreto? Buen producto y también la manera de elaborarlo: el pollo, bien desmenuzado y repartido por el pan, toque de plancha, mezcla precisa con mayonesa natural y una atención profesional. La oferta se paladea: lomo, tortilla, pata, serrano... (Avenida Asunción, 1, S/Cde Tenerife; tfno.: 922 28 19 26).
Sándwich de berros en Viva María
Allá por 1979, aquel pequeño local haciendo esquina revolucionó el panorama gastronómico con su binomio de atrevidos sándwiches y batidos naturales, por entonces un símbolo de modernidad. A día de hoy cuenta con una amplia propuesta (hamburguesas, pepitos, bocadillos...) pero, sin duda, el sándwich de berros, fresco y ligero, se ha ganado un lugar de privilegio. (C./ Suárez Guerra 20, S/C. de Tenerife; tfno.: 922 27 30 61).
El de pata del Bar Capilla
El local que regentan Domingo y Gonzalo es un hervidero de gente que se concentra a diario alrededor de la barra. La pata de cerdo, que ellos mismos hornean, es la base de un bocadillo muy gustoso –mucha gente lo considera el mejor de la capital– que se puede acompañar con tomate o queso. Al de tortilla lo bautizan como de la casa, mientras que el de serrano también merece una parada. (C./ Salamanca, 25, Santa Cruz De Tenerife; tfno.:922 24 08 04).
De atún en abodo en el Kiosko Rojo
Instalado en la dársena pesquera de Santa Cruz desde 1971, la familia Samarín (Antonio, su mujer y su hijo David) han convertido este simple kiosko en lugar de peregrinaje para los amantes de los sabores únicos. Quien se estrena debe cumplir con un precepto: comerse un bocadillo, claro, pero mitad de atún en adobo (con tomate y mucha cebolla) y mitad de carne mechada, bien aderezados. Irrepetibles. (Vía Transversal de la Dársena Pesquera de Santa Cruz).
Puerto Libre y Cheese & Wine sirven el de calamares
De inspiración castiza, importado desde Madrid, el bocadillo de calamares tiene su sitio en Taberna Puerto Libre (C./ Carmen Monteverde, 50, S/C de Tenerife; tfno.: 693 54 11 63), elaborado con pan cristal, calamar rebozado, cebolla morada, limón, mayonesa y pimienta picona al gusto: una sabrosura. El Cheese & Wine (C./ San Francisco, 28, S/C. de Tenerife; tfno. 654 13 25 58) lo ofrece fuera de carta, pero vale la pena probar ese conjunto con salsa de mayonesa, un toque picantón y la acidez de la lima.
Carne de cochino y mojo rojo en La Borrachita
Si bien no se encuentra en los límites del municipio capitalino, este autobar –conocido como La Borrachita y con un puñado de años de servicio– se merece un lugar en esta relación. Su bocadillo de carne de cochino con mojo rojo picante, cebolla, tomate y queso cautiva a la gente, que detienen sus vehículos para darse un homenaje. Sencillamente espectacular. (Barranco Hondo, junto a la autopista).
Con un origen antiguo
El origen del bocadillo, como bocado, se remonta a tiempos antiguos, cuando el pan se empezó a utilizar de base para transportar y también consumir otros alimentos. Históricamente, los bocadillos eran considerados un bocado propio de las clases bajas, debido a su escaso costo de elaboración. Sin embargo, con el tiempo se popularizaron entre todas las clases sociales, convirtiéndose en una opción para comer sobre la marcha.
El primero, de chorizo
El embutido era muy apreciado en el mundo grecolatino, lo que hace pensar, aunque la documentación escasea, que el bocadillo de morcilla, de salchicha y el emparedado de jamón no tardaron en aparecer, ya que el desarrollo de la chacinería fue arte gastronómica temprana. Se cree que el primer bocadillo fue uno de chorizo, y surgió en Andalucía y Castilla, donde el chorizo grueso ya se partía en rodajas.
La RAE lo define así
El Diccionario de la RAE contienen esta primera acepción de bocadillo: «Pieza de pan abierta, o conjunto de dos rebanadas, en cuyo interior se coloca o se unta algún alimento», con sinónimos como sándwich, emparedado, medianoche, bocata, pulga. Y una segunda acepción que se refiere a «refrigerio que los trabajadores y estudiantes suelen tomar entre el desayuno y la comida», con sinónimos como almuerzo, tentempié, refrigerio.
Y añade la voz bocata
El término bocadillo es el más sonado en España con el significado de «pequeña porción de comida» (bocado, de ahí su nombre). Más interesante es la etimología de bocata, que considerada como forma abreviada y coloquial del primero fue una de tantas palabras inventadas por el humorista gráfico Antonio Fraguas Forges. La Real Academia la incluyó en su diccionario en 1983, y desde entonces se ha integrado completamente al vocabulario nacional, siendo a veces más común y coloquial que la de bocadillo.
Un producto gourmet
Los grandes chefs españoles también se meten entre panes y lo suyo tiene miga. Así, Francis Paniego elabora un bocadillo con pan de cristal con chistorra, queso y rúcula; el televisivo Karlos Arguiñano prepara uno de pollo con mayonesa al curry, mientras Juan Manu y Elena Arzak el de ventresca, guindillas y cacahuetes; la Torta de aceite de oliva con tortilla de chalota es obra de Mario Sandoval y el de alitas de pollo y ajetes, de Andoni Luis Aduriz.
Sergio Lojendio
Fuente: El Día
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