Hace 15 años llegó un hombre a la Isla de Margarita para quedarse. Venía con la tristeza envuelta en el alma , la vida lo puso a prueba y le había quitado al ser que más amaba en la vida. Sin dinero, sin ilusiones, pero con una fe insuperable en Dios y en él mismo, cerró un capítulo, abrió otro y convirtió la tristeza en fuerza, en lección de vid , decidió abrir un nuevo camino, luchar por sueños .
Al segundo día de haber llegado fue a la playa, con el miedo y la incertidumbre como compañeros, juró que no terminaría el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado sus sueños; que no se dejaría vencer por el desaliento y que seguiría la labor de enmarcar huellas. Mientras que con lágrimas en los ojos y un gran dolor que provenía desde lo más adentro de su ser, logró tomar fuerzas y se dijo a sí mismo: cuando hay tristeza profunda con motivos válidos es necesario honrar este sentimiento. El tenía que darse esa tarde para darse la libertad de sentirse triste y desahogarse con quien él desde pequeño sintió una gran afinidad: El mar; y junto a él sintió el latir de una pujante ciudad que sería el escenario ideal donde volver a reconstruir su vida, llevar a cabo sus sueños, pero sobre todo, donde no abandonaría las ansias de hacer de su vida algo extraordinario. Ya que sabía que su mayor fuerza, lo que tenía de mayor valía estaba dentro del mismo y que pasara lo que pasara su esencia estaba intacta.
Un año más tarde y todavía sin muchos recursos lo invitaron a un cumpleaños en el restaurante Sevillana en la Av. Bolívar. Al salir del local en un carrito viejo que había podido comprar se le atravesó una muchacha de 20 años. Por suerte, él no venía a alta velocidad y tuvo la posibilidad de maniobrar. No la atropelló. Al frenar, su rostro le impactó, quedó paralizado en su asiento. Tenía los ojos rojos, hinchados probablemente de tanto llorar. Ella enfrente al parabrisas le daba golpes al capo del viejo carro y gritaba: ¿Por qué no me mataste? ¿por qué?
La impresión no lo dejaba actuar. Quedó frío, paralizado. Mientras él reaccionaba y se bajaba, ella se le tiró al carro que venía en dirección contraria, pero éste pudo frenar a tiempo. Mientras él entendía lo que buscaba la muchacha se dio cuenta de algo que lo estremeció: estaba embarazada por el volumen de su abdomen, debería tener entre 4 a 6 meses, eso fue suficiente para sacarlo de la impresión que tenía, y mientras él se le acercaba despacio, con mucha ternura, ella se tiraba en la acera gritando y diciendo palabras incoherentes que no se entendían. Con suavidad se sentó al lado de ella y viéndola a los ojos le dijo: Amiga, si de noche lloras porque no ves el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas. Él volteó su cara hacia el cielo y se dio cuenta que había un fabuloso cielo estrellado. Ella, al verlo lo imitó, vio las estrellas y se unieron en un silencio donde sus pensamientos se embriagaron por la magia del universo. Él la volvió a ver a los ojos y le dijo: En ocasiones la senda que escogemos es larga y difícil, pero recuerda que esas sendas son las que siempre conducen hacia los panoramas más bellos, vas a ser madre. No importa lo malo que estés pasando, la magia de ser madre lo puede todo. Los niños son como las estrellas: nunca hay demasiados. Ven, vamos a ver cuál es el problema y seguro conseguiremos la solución.
Esa noche vieron el amanecer juntos en el malecón del Guaraguao, ella le contó la historia. Su novio, joven banquero, llevaba varios meses prometiéndole que se casaría con ella y tenía un mes que no sabía nada de él y se había enterado que se casaría; la mamá le pegaba todos los días porque no le daba dinero; el padrastro, borracho, todos los días la ofendía, le gritaba y la maldecía; la ponían a dormir en un cuarto andrajoso en la parte de atrás del patio del rancho. Su cuarto, unas láminas de lata y piso de tierra. Al escuhar semejante historia se enterneció y le dijo que no tenía muchos recursos pero que podía ir a su casa a descansar, chequearse con un médico y le ayudaría a tener a su bebé. Ella le preguntó entre sollozos, con una expresión de miedo, qué era lo que tenía que hacer a cambio. Simplemente, dándole un abrazo le dijo: vas hacer una extraordinaria mamá.
Desde entonces la cuidó, la protegió, la ayudó al momento del parto. Al nacer el bebé, viajó a Caracas, habló con el papá del niño, lo hizo reflexionar y el joven prometió hacerse cargo de ella y el bebé. A la semana siguiente, él estaba en la isla conversando con ella, conoció el bebé y le propuso irse a vivir con él. Al otro día partieron, la despedida fue llena de lágrimas de alegría y de nostalgia, una nueva vida estaba por empezar para su protegida, a las dos semanas se enteró por una amiga que ella se casaba pero que él no estaría invitado. Sintió un gran dolor cuando llamó para verificar semejante noticia. La contestación fue - Tú perteneces a mi viejo pasado. No quiero verte más nunca, ahora pertenezco a la sociedad y a mi esposo y no lo puedo poner en riesgo.
Ese día, con el corazón destrozado pero con la satisfacción de haber recuperado una vida y de saberla feliz, prosiguió en busca del éxito y de cumplir cada uno de sus sueños.
Seis años más tarde se la consiguió en un prestigioso Centro Comercial de Caracas, muy bien vestida manejando un coche con una bebé hermosa, al lado de ella una nana que cuidaba de ese bello varón que vio nacer y ahora era un niño feliz; sus miradas se cruzaron; la mirada y el sentimiento de él era de alegría, la de ella de vergüenza; bajó la cabeza y cambió de rumbo. Hasta ahí la volvió a ver.
Ayer, después de catorce años, como todos los días abrió su facebook y recibió una nota. Gracias por existir, soy María Luisa, después de muchos años te pido perdón y no habido un día en mi vida que no he sentido dolor por actuar como lo hice. Hoy la vida me enfrenta a ti de nuevo. Estoy teniendo fuertes problemas con mi hijo y tú, sin saber, a través de tu club del éxito de facebook lograste ayudarlo; que ironía que ese niño que viste y ayudaste a nacer hoy se vuelve a cruzar en tu vida. Su papa está viviendo en Panamá desde hace tres años. Lo llama una vez al mes y le manda dinero, pero su ausencia lo ha hecho muy rebelde; sin embargo, te has convertido en su guía. Hoy me senté con él y le conté todo, se puso a llorar, me abrazó y me dijo que quería ir a visitarte. Estoy segura que mi hijo será más agradecido de lo que yo nunca fui.
Mientras leía la nota, las lágrimas corrían por su mejilla, una cantidad de sentimientos se mezclaron, pero todos eran de alegría, de amor, de satisfacción y tuvo la certeza que el camino en que transitaba su vida era el adecuado: Dar sin pedir a cambio
Acostúmbrate a dar amor, sin pedir nada a cambio. Sólo así no saldrás herido. Dar vida a otras vidas... Dar esperanza... Somos lo que pensamos. Somos lo que decidimos ser. Decidamos ser hombres y mujeres de VALORES. Nuestro entorno lo necesita desesperadamente!!!
TARTALETA SABLE DE CHOCOLATE CON FRESAS
Ingredientes
12 porciones
Para la masa:
380 g de harina leudante
1 pizca de sal
120 g de azúcar
impalpable
200 g margarina
1 huevo
1 cdita. de esencia e vainilla
Para el relleno:
400 g de crema
150 g de leche
50 g de margarina
50 g de azúcar
400 g de chocolate semi amargo
2 yemas
1 huevo
2 cdas. de cointreau
Para la decoración
400 gr de fresas
Procedimiento
La masa:
1. Tamizar la harina. Colocar todos los ingredientes secos en la procesadora, agregar la margarina bien fría en cubitos y procesar hasta lograr un arenado. Incorporar el huevo y la vainilla, y terminar de integrar. Cubrir con film y dejar reposar en la nevera durante dos horas.
2. Estirar la masa con un palo de amasar en la mesa enharinada, y con eso forrar los moldes. Cocinar en horno moderado hasta que las tartaletas estén apenas doradas
3. Calentar la crema, la leche, la margarina y el azúcar hasta que rompa el hervor. Retirar del fuego y volcar sobre el chocolate picado y el cointreau. Dejar reposar unos minutos y revolver hasta que la preparación quede homogénea.
4. Incorporar las yemas, las claras del huevo batidas a punto de nieve mezclar.Pasar por un colador y volcar sobre las tartaletas. Cocinar 30 minutos en el horno a temperatura baja hasta que esté firme en
los bordes. Apagar el horno y dejar las tartaletas media hora. Llevar a la nevera .
Decorar con fresas .
ojo .
Se pueden sustituir la mantequilla y el azúcar por aceite vegetal y sucralosa o stevia rebaudiana, para lograr tartas con menos calorías o para regímenes dietéticos.
La harina de trigo puede sustituirse por harina de arroz o fécula de maíz, las cuales no contienen gluten y pueden ser consumidas por celíacos. En este caso debe usarse goma guar como aglutinante, ya que el gluten es el responsable de la esponjosidad de la masa.
GALLETAS DE CHOCOLATE
Ingredientes
32 porciones
250 g de harina
50 g de cacao en polvo
150 g de azúcar
150 g de chocolate
1 cdita. de esencia de
almendras
200 g de margarina
1 huevo
Procedimiento
1. Batir la margarina a temperatura ambiente con el azúcar hasta que esté cremosa 2. Agregar la esencia y el huevo, continuar batiendo hasta integrar. Tamizar la harina con el cacao e incorporar a la manteca con una espátula. Picar el chocolate y agregarlo
2. Agregar la esencia y el huevo, continuar batiendo hasta integrar. Tamizar la harina con el cacao e incorporar a la manteca con una espátula. Picar el chocolate y agregarlo
3. 3. Colocar la masa en una placa para horno separadas entre sí. Cocinar en horno a temperatura
moderada durante 20 minutos.Una vez frías, guardar en un recipiente.
BATIDO DE CHOCOLATE
Ingredientes
12 porciones
1 kg de helado de chocolate
blanco
1 litro de leche
6 cdas. de chocolate en barra.
chips de chocolate blanco y
negro para decorar.
Procedimiento
1.Mezclar la leche con el chocolate en barra que quede bien integrado.
2. Colocar el helado en la licuadora, agregar la leche y licuar. Para que quede más cremoso agregar crema batida.
3. Servir en vasos y decorar con chips de chocolate.
BROWNIES CON ALMENDRAS.
Ingredientes
24 porciones
250 g de chocolate
180 g de manteca a temperatura
ambiente
250 g de azúcar impalpable
200 g de azúcar
6 huevos
1 cdita. de esencia de vainilla
250 g de harina
1 pizca de sal
150 g de almendras
Procedimiento
1. Picar el chocolate y derretir en baño de María o el microondas.Batir la margarina con el azúcar impalpable y el azúcar común hasta que esté todo bien cremoso
2. Agregar el chocolate derretido pero no caliente.
3. Agregar los huevos de a uno, la vainilla,la harina previamente tamizada con la sal y, por último, las almendras. Volcar sobre una fuente para horno de 25 cm x 35 cm forrada con papel manteca. Cocinar en el horno precalentado a 180 ºC hasta que la p reparación esté firme en los bordes pero húmeda en el interior, aproximadamente 25 minutos. Dejar enfriar. Desmoldar y cortar en cuadrados.
Espero que se hallan endulzado el alma , un gran abrazo .
Juan José Hassan Gattas
2 comentarios :
Gran Gourmet, es el mejor regalo que me podías haber hecho: un cuento precioso. Y, sobre todo, unas recetas de chocolate que me llaman a hacerlas urgentemente. ¿Has leído en el lateral de mi blog?, Es imposible resistirse al chocolate. Cualquier intento de resistencia es inútil.
Un beso
Es una linda historia acerca del creer en nosotros como personas, que bueno que te ha gustado.... espero que la repliques para que tus seguidores, al igual que tu, crean en los seres humanos. Te mando un sentido beso Meg
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