Debo confesar que, por primera vez en mi vida, probé un café que me impactó profundamente. Y la verdad es que he tomado café de todo el mundo: de Jamaica, Etiopía, Kenia, Sumatra, Hawái, Perú, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Colombia, cada uno con su sabor específico, pero nunca había probado algo como el café caracolito. Este café lo probé en Venezuela, y es café arábica venezolano, y la sensación fue superior a cualquier otro café que he probado.
Su nombre debe básicamente a la forma del grano, es mucho más pequeño y tiene forma de caracol; de hecho, tiene una peculiaridad: no está “partido”; es decir, el grano es entero, a diferencia de los otros granos.
Evidentemente, luché para conseguir esta variedad tostado espresso. La sensación en la preparación es indescriptible. Con un excelente tostado, la extracción es de prácticamente 20 segundos continuos de pura crema, de un color dorado imponente.
En boca, lo único que permite reconocerlo son las notas ácidas. En este caso, es un sabor inherente y característico de este grano, tanto por el Terroir como por el hecho de que la mayoría del café cultivado en el oriente de Venezuela está sembrado a libre exposición; es decir, no están necesariamente en la sombra, factor que le confiere otras características.
Este café, orgullo oriental del país y muy típico de la zona de oriente, da notas muy afrutadas que se le extraen con una buena prensa francesa, la explosión de aromas no tiene parangón.
Pero, debido a sus características, obtuve un espresso sin tanto cuerpo aunque tuviera más crema. Característica que se obtiene del café de los Andes, el cual es cultivado a la sombra.
Mi gran descubrimiento: Preparar ristrettos (los primeros 15 segundos de la extracción del café, que se traducen básicamente en la pura crema de café) con este café. ¡El paladar de vuelve loco! Las notas ácidas te llevan de la mano sin importar más nada, y ni hablar de cómo tiñe la taza.
Personalmente no lo usaría para preparar capuccinos, no tiene la potencia que quiero en un espresso y el sabor ácido no me parece el mejor compañero de la leche. Aunque lo dejo a decisión y gusto de cada quien.
En estos días, donde muchos de los lectores andan por aquellas tierras, les sugiero tratar de conseguir algo de este café para su propio consumo y hacer catas comparativas. Como siempre, me encantarían me cuenten de las experiencias.
Por último, antes de despedirme, les agradezco tomen nota de todos los sitios que visiten en estas vacaciones y empecemos a armar una Ruta del café para poder recomendar los sitios, en el interior del país, donde se pueda tomar buen café.
Hasta la próxima
¡Café y Vida!
Pietro Carbone
Barista
http://carbonespresso.blogspot.com
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