Si bien los niñitos que comen poco son una mortificación para los padres, los gorditos que comen en exceso también lo son pues, con frecuencia, este comer demasiado también está asociado a preferencias poco saludables.
Algunas personas me han pedido que hablemos de esos casos: ¡de los comelones! Y eso es justo lo que vamos a hacer.
Un niño rollizo era hasta hace algún tiempo sinónimo de salud y bienestar; sin embargo, investigaciones en el área de la salud no solo han demostrado lo contrario, sino que además han alertado sobre las amplias posibilidades que tiene un niño gordo de convertirse en un adulto con sobrepeso y con las ya sabidas consecuencias para la salud como lo son la diabetes y la hipertensión, por nombrar solo dos de ellas.
Así pues, es tan importante enseñar adecuados hábitos de alimentación tanto al que no le gusta comer como al que lo hace en exceso.
Unos correctos hábitos de alimentación incluyen, entre otras cosas:
- Comer en horarios establecidos y no “picar” de manera continua. Si la barriguita se va llenando de una cosita por aquí y otra por allá, pues no tendrá hambre a la hora de la comida, y probablemente al final del día haya comido más de lo que debería.
- Procurar que los niños coman lo suficiente para esperar hasta la próxima comida. En muchos casos se le permite a los pequeñitos comer dos o tres cucharadas de la sopa y dejarla, para al rato comer un poquito de cualquier otro alimento con la excusa de que comió muy poquito y debe estar muerto de hambre. Esto es fatal para la creación de hábitos de alimentación.
- Comer suficiente no quiere decir comer mucho, ni tampoco “comerse todo”. Es importante que se respete el deseo del niño de no comer más cuando ya ha comido una parte de lo que se le ha servido. ¡Eso sí!, si no quiere comida, tampoco quiere tetero ni chucherías, ¡no hay más nada hasta la próxima comida!
- Respetar los horarios de las comidas.
- Variar los alimentos. Esto no solo garantiza una adecuada nutrición, sino que también les permite probar nuevos sabores, colores y texturas, y habituarse a ellos desde pequeños.
- Respetar las preferencias individuales. A todas las personas no nos gustan todos los alimentos, hay cosas que realmente nos resultan desagradables mientras que a otros les encantan. A los niños les sucede lo mismo. Lo importante es que la lista de las “no preferencias” no sea más larga que la de las preferencias… y esto a veces es un verdadero reto.
- Los hábitos de alimentación se enseñan desde el día que nace el bebé. En primer lugar con un adecuado patrón de amamantamiento de acuerdo a las recomendaciones de cada pediatra o consultores de lactancia materna, y luego con la progresiva incorporación de fórmulas infantiles, sopitas, jugos y compotas naturales. La lactancia materna no tiene sustitución por nada que la ciencia haya podido crear, pues además de todos los beneficios conocidos en cuanto a su desarrollo cognoscitivo, a la salud física y emocional del bebé, se sabe que contribuye también a prevenir el sobrepeso en la infancia y la adultez.
Y finalmente, Si crees que tu hijo está gordito es el momento de consultar con un nutricionista que te podrá orientar profesionalmente con el tema; pero no lo dejes pasar, la salud de los hijos no espera.
Probablemente muchos estarán pensando, “bueno, eso ya lo sé, lo difícil es hacerlo...” Pues es así, enseñar hábitos de alimentación, como cualquier otra cosa que queramos que nuestros niños aprendan, requiere de constancia, paciencia y mucho optimismo. Cuando me refiero a constancia quiero decir todos los días, no solo cuando estemos de ánimo o tengamos más tiempo, esto es todos los días en todas las comidas… menos cuando estén enfermos, allí si hay que consentirlos, acurrucarlos y hacernos los locos un poco con el tema de la comida.
A propósito de los gorditos, comparto con ustedes el Menú 18 del Libro Verde de Scannone “Mi Cocina Ligera”, un libro que fue creado especialmente para las personas con diabetes pero que aplica igualmente para todos aquellos que quieran comer de manera saludable.
Tierra: Albondigón de carne.
Flores: Puré de papas con tomate. Los tallos y las hojas son de repollitos de Bruselas. Scannone los propone salteados con cebolla y ajo, para Natalia los hice solo con un poquito de mantequilla.
Mariposas: Platanito horneado. Esto no está en el menú, pero Natalia “sufre” si no hay plátano en el almuerzo, así que la consentí un poquito con esto.
Sopita: Crema de apios.
Jugo: Melón, en sustitución de las rebanadas de kiwi del menú.
¡Feliz semana para todos y gracias por compartir sus experiencias!
Nadyra Muhammad
Psicopedagoga y la mamá de Natalia.
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