El Gourmet Urbano: Daniel Delgado (@warmth): Rompiendo mitos del vino – Parte VII: La Copa

viernes, 18 de noviembre de 2011

Daniel Delgado (@warmth): Rompiendo mitos del vino – Parte VII: La Copa

11-09-16 daniel delgadoUsualmente, para un desconocedor, tomar vino suele ser como tomar una bebida más, si el sabor le gusta o por lo menos no le disgusta omite la situación, la compañía, la temperatura, el estado de la botella, la cepa y así muchas otras cosas importantes. Una muy común es la copa, sin comentarios aquellos que beben vinos buenos, no de mesa, en vasos, y peor aún si éstos son de plástico. Como en todo, puede haber excepciones, ejemplo un picnic, y para estos casos mi recomendación es que evite vinos que nunca haya probado y desea saber sus verdaderas características.
 
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Fuente: http://www.vinos-ymas-vino.com/vino_y_protocolo/las_copas_de_vino.htm 


Una copa de vino debe verse como la herramienta básica de consumición del caldo, y a su vez será la pasarela desde donde el vino desfilará todas sus características, por hacer una linda analogía.
Si los principales atributos del vino son su color, olor y sabor, por no nombrar los muchos otros secundarios que derivan hasta en el sonido del líquido al golpear la copa, es obvio que el garantizar que dichas particularidades no se vean interrumpidas ni modificadas en lo más mínimo en una pieza que no sea una copa es imposible.
 
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Fuente: http://www.osamayor.com/noticias/cristaleria_para_el_servicio_del_vino/ 

Lo recomendable en primera instancia es que sea una copa de cristal de la mejor calidad posible, lo que nos certificará que la misma no pese mucho y sea totalmente traslúcida, ahorremos ahora el discurso de copas de color que no será siquiera nombrado en el presente escrito. Luego debemos asegurar que la copa no posea ningún residuo de otro líquido antes bebido o de algún químico o material usado para limpiarla. Al lavarla se recomienda dejar que se seque sola boca abajo en alguna toalla de tela que absorba el remanente de agua y así evita que las gotas de agua dejen marca, dándole una mala apariencia a la copa e interfiriendo con el análisis visual del vino, indirectamente también se previene la entrada de polvo si éstas se están almacenando.
 
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Fuente: http://www.idecoracion.net/menaje-hogar/copas.html 


Si se estuviese en una degustación de muchos vinos con una misma copa, es vital que el organizador provea de agua natural, preferiblemente en un espray, y escupideras para enjuagarla. Personalmente, siempre llevo un pañuelo en esas ocasiones para hacer el fin del paño antes nombrado, indubitablemente sin esperar tanto. Ciertas copas son débiles en su tallo por lo que debemos evitar sacudirlas con fuerza porque podrían quebrarse; sin embargo, muchas de las copas que dan en los eventos no son de cristal, se identifican rápidamente al ser pesadas, y suelen ser fuertes en su tallo permitiendo así un poco más de juego para limpiarlas.

 
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Fuente: http://pinkpunkpop.wordpress.com/2009/04/09/protocolo-y-etiqueta-parte-1-tipos-de-copas/ 


Una vez que se tiene la copa de cristal incolora vacía e inodora, es momento de servir el vino, pero es entonces cuando uno se pregunta: ¿será la copa correcta? Seguro les habrá pasado aunque sea una vez: tomaron la de agua, es vino tinto y sirvieron en una de blanco, etc. Cómo identificar las diferentes copas y qué significan las diferencias es el principal motivo de este artículo. El diseño de cualquier artefacto sigue dos vertientes: el funcional y el artístico, las copas no son la excepción. Cada diseño ha sido orientado hacia lo que se quiere conseguir y lo que se desea vender.
 
Regiones vitivinícolas que quieren una copa con su nombre o realmente la funcionalidad de una copa diseñada específicamente para el vino de esa región, un debate que podría hacer bueno amigos o eternos enemigos según de quiénes estén hablando. Yo voy a tratar de ser lo más teóricamente correcto y justo. Empecemos por lo más básico, ya habiendo cerrado el capítulo visual con la definición del material y las especificaciones de color y transparencia, normalmente la forma de la copa busca jugar con los aromas del vino.
 
Por lo general la forma más usada es un cáliz convexo con bordes cerrados de manera de retener lo más posible dichos aromas y que sean de fácil percepción, acá nos topamos con el dilema de qué tan cerrado debe ser para permitir beber con comodidad luego. Al mover circularmente el caldo en la copa para abrir los aromas y destapar así los secundarios, el remolino formado amplia la superficie de contacto del líquido con el cristal y por ende acelera su evaporación expresando de esa manera mayor complejidad en los olores que se desprenden.
 
Mucha gente usa el cáliz como soporte de la copa, craso error ya que la temperatura de la mano por lo general es mayor a la que deben consumirse cualquiera de los tipos de vino que hay en el mercado y este se calentará por transferencia de calor; además, la grasa de la mano manchará la copa siendo un impedimento para realizar la revisión visual del vino (únicas excepciones: la copa de agua y de coñac). Es aquí donde entra en importancia el tallo de la copa que debe ser al menos tan largo como para sujetarla con dos dedos, en el caso de las copas más pequeñas. Sin embargo en los protocolos está permitido recibir la copa por su base y particularmente me gusta agarrarla por ahí a la hora de la inspección visual y olfativa, recobrando su control con 3 dedos (2+1) para beber el vino.
 
Para la segunda fase olfativa, la copa puede tomarse por la base, el tallo o apoyarse en la mesa entrecruzando los dedos con el tallo y apoyando la palma contra la base para mayor seguridad al momento de hacer los círculos (hay quien también lo hace apoyado de la mesa con la yema de los dedos) en todos estos casos aún nos encontramos correctamente dentro de las normas de protocolo y etiqueta. Importante destacar que para una mejor revisión es la copa la que va a la nariz y no al contrario, pegando el borde superior a la nariz o en su defecto metiendo lo más posible la nariz en la copa.
 
A la hora de beber, hay dos cuadros fundamentales: la copa no es un vaso, por ende hay que ser delicado al colocar los labios y con los dientes, ya que podríamos quebrar la copa o hacer sonidos desagradables en la mesa. Mientras menos contacto de los labios exista mejor, sobre todo si se tiene los mismos con alguna pintura o crema, aunque lo preferible es quitarse eso antes de beber ya que es mala educación marcar la copa pero si sucediese por error procure siempre beber del mismo lado para evitar volver la copa un carrusel de colores y manchas. La posición idónea de la boca es apenas tocando el borde del labio contra el límite de la copa y recibir el contacto del líquido con la punta de la lengua para que toda la lengua se irrigue del vino y entonces poder determinar todo su espectro de sabores.
 
La concavidad del cáliz, su abertura y la forma de su borde, sin dejar a un lado la longitud del tallo es lo que nos ataña ahora, y básicamente debo decirles que lo que se busca es realzar características particulares de cada néctar. La culminación de un largo proceso que comenzó en la viña debe ser elegante ante todo y nada mejor que ayudar al enólogo a expresarse sin interrupciones con una buena copa. En esto se basan los diseñadores que a través de los años han buscado sacar al mercado copas elegantes que conserven lo clásico de las culturas de cada región pero a su vez aporten un diseño vanguardista y muestren los avances tecnológicos de la industria.
 
La correcta degustación del vino viene de la mano con la copa pero es responsabilidad casi completa del consumidor. Antiguamente se usaban cálices de madera, barro y hasta de metales nobles con piedras preciosas pero hoy en día la evolución nos ha llevado a hermosas copas cristalinas y muy ligeras que debemos saber usar para apreciar su real función. No es un secreto que para ver los colores más sutiles, oler los aromas más recónditos y saborear plenamente el vino (acidez, dureza, cuerpo, percepción de frutas, taninos, etc.) hay que hacer ciertas modificaciones en la copa que dan el toque justo final al proceso de degustación.
 
El tamaño del cáliz usualmente viene dado por la superficie de contacto entre el líquido y la temperatura específica a la que debe servirse. Mientras más frío sea el servicio, de menor tamaño deberá ser la circunferencia, cuestión que normalmente es proporcional a la altura del tallo. Es entonces por eso que un vino tinto siempre se servirá en una copa más grande que un blanco. Recuerden que la copa de agua es siempre la que tiene el cáliz más cilíndrico y, por favor, nunca debe ser usada como servilletero.

 
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Fuente: http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi2000/cap-fed/vinos-argentinos/copas.htm 



Mientras que de vinos tranquilos hablamos principalmente de copas redondas en su fondo a medida que el vino presenta alguna efervescencia la copa comienza a hacerse en forma de flauta y su pie se reduce en la misma proporción para acentuar y contener las burbujas. Es el caso de los vinos con aguja pero aún más significativamente en las copas altas de los espumosos. La abertura de su boca vendrá dada por que tanto deseemos atrapar los aromas, aquí destacan las copas de catas de vino donde la abertura es muy pequeña comparada con copas comerciales.
 
Dependiendo el tipo de copa ésta se llenará en 1/3 (Coñac y Brandy), 2/3 (Jerez), 3/4 (vinos tranquilos) o 4/5 (agua, vinos espumosos y licorosos) de su capacidad total. La posición de las copas en la mesa también juega un papel importante, más que todo en el protocolo y etiqueta del comer. Les dejo un excelente video al respecto:
 
VIDEO DE LAS COPAS EN LA MESA
 
Habiendo dicho todo esto espero que su próxima selección de copas se haga de manera más pensada e inteligente, sobre todo si se van a adquirir para su hogar o restaurante. Espero les haya gustado mi resumen, espero sus comentarios y opiniones. Nos vemos en la próxima.

Daniel Delgado


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