Ahora, después de arrancar el proyecto de la Escuela Venezolana del Café donde soy el Director y Barista Instructor, me veo muy identificado con muchos de los alumnos que han pasado por nuestros cursos. Me identifico porque ellos también se quitaron la venda de los ojos, y al igual que yo, tomaron la decisión de también explorar este maravilloso mundo del café.
Uno de ellos es mi amigo Roberto Silva (@RobertoEspresso), quien al igual que a mí, el café le cambió la vida. Lo invité a escribir sobre esa experiencia para compartirla con ustedes en el Gourmet Urbano y él aceptó.
Roberto Silva calibrando la estación de expresos
Mi experiencia: Antes y después de la Escuela Venezolana del Café
Pocas experiencias han cambiado positivamente mi vida como lo hizo el curso para Baristas nivel I de la Escuela Venezolana del Café.
Siempre creí ser un gran conocedor de nuestro apreciado grano aromático, lo preparo de diversas formas usando métodos caseros y tradicionales: la manga Guayoyera del ritual de todas las mañanas y nuestra querida Greca, luego aprendí a llamarla “Cafetera Moka” con sus sorprendentes y mágicos sonidos acompañados por deliciosos y aromáticos vapores capaces de sacudir divinamente a quien se le pega la cobijas por el frío de la mañana; para mí siempre fue y sigue siendo la mejor forma de despertar… con las volátiles fragancias de nuestro querido Café Venezolano.
Todo comenzó hace 3 años cuando investigaba en Internet otros métodos caseros para mejorar mi arte en la preparación del Café; de pronto Google arrojó aquella extraña palabra: “Barista” ¿¡Qué es eso!? No conocía la palabra, fue mi primer encuentro con lo que ahora es mi pasión… “El arte de preparar un buen café”
Nada mejor que las anécdotas para ilustrar el antes y el después de una experiencia que cambia para siempre nuestras vidas, ese es mi caso, la Escuela Venezolana del Café cambió mi vida:
Antes de la Escuela Venezolana del Café:
Siempre creí ser un gran conocedor del Café, me gustaba creerlo, me hacía sentir importante, culto, exquisito, hasta que un buen día abrieron, en las cercanías de mi residencia, una tienda especializada en la preparación de bebidas con el delicioso grano aromático.
-¡Estupendo, por fin un lugar donde puedo disfrutar de un buen Café!
Es un lugar extraordinario, agradable, buena música, muy limpio, ordenado y exquisito. Tras la barra una muchacha muy linda; pantalones negros, camisa blanca manga larga, chaleco negro, liga en los brazos, cabello cuidadosamente recogido y boina Negra.
-Buenos días, ¿le puedo servir en algo?-, preguntó con delicado timbre de voz y linda sonrisa.
-Por favor un Guayoyo corto
-Discúlpeme… es que solo vendemos lo que ofrecemos en la carta-, respondió cortésmente sin desvanecer la sonrisa
-¿No venden Guayoyo?, ¿Qué me ofreces?
En ese momento me mostró la carta donde pude leer aquellas raras palabras: “espresso, espresso doble, ristretto, macchiato, lungo, latte, cappuccino, mokaccino…
-¿Qué es esto? ¡Aquí no venden Guayoyo! ¡Con leche fuerte o marroncito claro!-, pregunté silenciosamente.
Pasaron algunos minutos mientras intentaba identificar aquellas palabras desconocidas por mí.
De pronto la chica preguntó nuevamente: - Señor, ¿Qué le gustaría probar?–. En fracciones de segundos recordé un juego típico de mi infancia; “De tin Marin de Dos Pingüe, Cúcara Macara Títere Fue…
-Un ristretto por favor–. Enseguida la linda chica se puso a trabajar en la preparación de tan extraña bebida. Mientras tanto yo observaba muy atento.
-Señor, su ristretto
-Gracias-, … observé que el volumen de la bebida no llegaba ni a la mitad del vasito de plástico
-¿Qué es esto?-, pregunté silenciosamente. Lo endulcé, me lo tomé y lo disfruté… me pareció algo amargo y muy poquito… desde aquel momento me di cuenta de mi gran desconocimiento sobre el arte de preparar bebidas con nuestro querido grano aromático… El Café.
Después de la Escuela Venezolana del Café:
Transcurrió el tiempo y yo seguía interesado por el tema. Con cierta frecuencia colocaba en Google aquellas raras palabras: “Barista, “Barismo”, casi siempre mostraba entre los primeros links a “La Escuela Colombiana del Café” en la que estoy suscrito desde aquel entonces. De pronto, se me ocurrió la idea de colocar la siguiente combinación de palabras: “Baristas en Venezuela”, y es cuando, por primera vez, observo el siguiente enlace:
Paramaconi Acosta: Barista & Coffee Consultant www.paramaconi.com/
Mi nombre es Paramaconi Acosta. Soy Barista venezolano certificado por la Barista Guild of America (BGA) y la Specialty Coffee Association of Europe (SCAE),...
Cuando abro la página apareció un pequeño resumen de la trayectoria del Barista venezolano Paramaconi Acosta con sus números de teléfono, no tardé ni un segundo en tomar mi celular y llamar para solicitar información sobre Cursos para Baristas en Venezuela. Mi gran sorpresa fue cuando me enteré que estaba hablando con el Director de la recién creada Escuela Venezolana del Café y de su primer curso para la formación de Baristas Nivel I. Enseguida estaba transfiriendo el dinero para asegurar mi cupo, transcurrió exactamente un mes desde que me inscribí hasta que se inició mi gran aventura en el mundo del Barismo:
Fuimos 12 l@s precursor@s del Primer Curso para la formación de Baristas Nivel I de la Escuela Venezolana del Café. Veníamos de diferentes lugares de Venezuela: Puerto la Cruz, Valencia, Maracay, San Antonio de los Altos y Caracas… Tod@s muy emocionad@s y con muchas expectativas…
Tres días que, sin lugar a dudas, fueron de los más emocionantes de mi vida, me sentía como un aprendiz de alquimista… como un Padawan.
¡Fue extraordinario! Dos estaciones con mesones hechos a la medida de acuerdo a los parámetros de la World Barista Championship (WBC), dos máquinas profesionales para la extracción de café espresso de dos grupos cada una, dos molinos profesionales de café, gran cantidad de tazas de porcelana de 2 y 7 oz, jarras de acero de todos los tamaños para la vaporización de leche, tampers de acero, termómetros, balanzas, pavinas graduadas, entre otros accesorios.
Algunos de los accesorios utilizados en el Curso Barista I
Fueron tres días intensivos donde aprendimos el arte de preparar un buen Café junto a Paramaconi Acosta, experimentado Barista venezolano con cuatro Certificaciones Internacionales, inédito en nuestro país. Todos los conocimientos fueron consolidados con mucha práctica y la supervisión permanente de Paramaconi; nos dividimos en dos grupos de 6 personas cada uno, cada grupo trabajó arduamente en una estación de café.
Todos los detalles fueron cuidadosamente cubiertos, no faltó nada para garantizar la práctica continua y sin descanso por parte de cada uno de nosotr@s,
¡El último día fue muy emocionante! El examen de conocimiento y la evaluación práctica fue la utilizada en el World Barista Championship (WBC), para evaluar a los grandes Campeones Internacionales como: Alejandro Méndez del Salvador.
A la siguiente semana, luego de hacer el curso, regresé a la tienda especializada en la preparación de bebidas con Café, en las cercanías de mi casa. Ya no estaba la misma muchacha, era otra con el mismo uniforme. Mi visión era otra, no era la misma a la de aquel entonces.
-Un Espresso por favor… en taza…-, enseguida la linda chica puso manos a la obra retirando el porta filtro del grupo… tuvo que limpiarlo porque aún tenía residuos del café extraído del pedido anterior; mientras tanto, yo examinaba con mucho detenimiento para contrastar lo observado con los conocimientos recién adquiridos en la Escuela Venezolana del Café: tazas boca arriba sobre la máquina de café espresso, granos sobre tostados, abundante café molido en la tolva dosificadora, gran cantidad de café molido en la base del molino, lanceta sucia con pegostes de leche. Mientras la chica dosificaba pude ver a simple vista que la masa de café no era la adecuada, estaba por debajo de los parámetros definidos para un Espresso perfecto, débilmente compactado con el apisonador del molino. Colocó el porta filtro en el grupo sin purgar e inició el proceso de extracción durante un minuto con 40 segundos.
–Señor, su Espresso-, servido en taza de porcelana de 1 oz, un palito removedor de plástico, un sobrecito de azúcar y una servilleta. A simple vista se veía que no era un Espresso, más bien era algo parecido a un lungo sub-extraído y muy amargo. Limpió todo con el mismo y clásico trapito amarillo.
-¡Gracias!-. Me senté y disfruté mi “lungo”.
Fue extraordinario poder contrastar los conocimientos recién adquiridos
en la EVC. Ahora sí puedo decir, sin temor a equivocarme, que poseo las habilidades básicas de un Barista para la preparación de un buen Café Venezolano.
La creación y consolidación de la Escuela Venezolana del Café es una necesidad: hay que rescatar la cultura del buen Café Venezolano, hay que formar buen@s Baristas Profesionales en todos los rincones de Venezuela.
“No se defiende lo que no se ama. No se ama lo que no se conoce. Síguenos para que Conozcas, ames y defiendas al Café Venezolano”. (EVC)
Roberto Silva (@RobertoEspresso)
Muchas gracias a Roberto por tomar el café en serio.
Paramaconi Acosta
Director/Instructor de la Escuela Venezolana del Café.
@EscuelaDelCafe
www.EVC.com.ve
1 comentario :
ESTAMOS PENDIENTES PARA ENCUENTRO EN SALA E UCV, YA ADELANTE CON DIR. DE CULTURA, OLGA
PARA EL LUNES 3 DIC.
OK?
PENDIENTE TE CONFIRMO
Publicar un comentario