El vino de Oporto es un vino dulce que pertenece a la gama de los vinos fortificados. Estos vinos se caracterizan porque durante su proceso de elaboración incorporan sustancias (ltales como el brandy) que interrumpen la fermentación de la uva e incrementan la graduación alcohólica del caldo. La principal característica de este género de vinos es que son más fuertes y resistentes a los diferentes cambios de temperatura y se conservan mejor a lo largo de los años.
La historia del vino de Oporto está estrechamente vinculada con la región adyacente de esta ciudad de Portugal. Este vino se cultiva en la región vinícola del Alto Duero desde el s.XVI, aunque su producción se intensificó un siglo más tarde, con motivo de la Guerra contra la Alianza de la Haya (1672-1678) que enfrentó a Francia con Inglaterra. La guerra trajo consigo escasez de un buen número de recursos, entre los que se encontraba el vino.
Inglaterra recurrió a las plantaciones vinícolas de Portugal, país aliado, fortaleciendo así el comercio exterior y el cultivo en esta región lusa. Para poder sortear las inclemencias climáticas y los imprevistos implícitos en los trayectos marítimos del vino desde Portugal a Inglaterra, las grandes bodegas recurrieron a la técnica fortificada que garantizaba la conservación del caldo y le daba un toque diferenciador.
Ruby, Tawny, Crusted o Vintage son algunas de las variedades más comunes de este vino.Todas ellas guardan una rica gama de aromas que convergen en un dulzor intenso. El Oporto puede acompañar desde el aperitivo más madrugador o vespertino hasta los postres más dulces.
Fuente: mercadodesanmiguel.es
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