Llega la época en que se consiguen las mejores hojas verdes. Entre ellas, la espinaca es por lejos la más completa. Lee esta nota y olvídate de la pascualina.
Confieso que de chico veía a Popeye y no podía comprender que un tipo espabilado como él comiera espinaca para ganar fuerzas y salvar a Olivia. Me corrijo, lo que no podía comprender de verdad es que el muy energúmeno comiera espinaca de lata y por la pipa para salvar a una chica que incluso un niño se daba cuenta que no valía la pena.
Claro que, a juzgar por los números dela historia, los publicistas de otras épocas sabían lo que hacían con Popeye, porque el aumento de consumo de espinaca en los Estados Unidos entre 1930 y 1940 fue del 30%. Nada mal.
Pero para mi la cosa era muy distinta. Como buen chico formado con dibujos animados en la TV mendocina de los ochenta, Popeye, Tom&Jerry, El Correcaminos y Mazinger poblaron mis fantasías animadas. Salvo del primero, del resto podías conseguir algún que otro juguete. De Popeye lo único que podía acercarte al héroe era la espinaca. Pero por un raro designio de la infancia mendocina la espinaca se comía sólo en tartas más bien para el olvido. Con perdón de mi madre, que les pondría toda la buena voluntad a la pascualina. Pero vamos, que no tenían ningún atractivo para un chico que quería latas que dieran fuerza y aventuras.
Crecí y dejé la espinaca y la pascualina en un piadoso olvido. Por años no volví a probarlas. Cuando me mudé al este, sin embargo, descubrí que había vivido engañado: no sólo las latas de Popeye eran un absurdo en esta parte del país que tiene unas espinacas tiernísimas, sino que la pascualina es la mejor manera de arruinarlas. Porque la más rica, la más nutricia y completa forma de ingerirla es cruda. Así nomás, tal y como viene al mundo, con sal, oliva y limón y una pizca de pimienta.
Con el tiempo me aficioné hasta la adicción declarada a la espinaca. Y las razones son tres: una, es una hoja verde de una textura única, crocante y suave al mismo tiempo; dos, es un superalimento, en cuanto a la cantidad de vitaminas y minerales que aporta cruda; tres, resulta la base para muchas ensaladas, a las que le sumas algunos ingredientes y quedan listas.
Hay un plus, además. La espinaca bien lavada y secada se conserva bien en la heladera. Mucho mejor, incluso, si pones las hojas en un tupper y les entreverás un diente de ajo cortado en láminas. Este truco sirve para dos cosas clave: por un lado, evita que se formen hongos y se malogren la hojas; por otro, las saboriza.
Tres ensaladas perfectas
Y a contar de abril y mayo llegan las mejores espinacas a las verdulerías -de las variedades de invierno- y mis tres ensaladas favoritas, por las que palidecería Popeye con sus latas roñosas, son:
Espinaca con sal, oliva virgen extra –me gusta el blend de Oliovita para las ensalada-, limón y pimienta. Así de simple. Lo mejor es dejar las hojas tal y como vienen, sin trocearlas.
Espinaca con ajo, portobellos y queso parmesano, con oliva y aceto. Requiere un poco de armado, no más de diez minutos. Con las espinaca lavada y lista para usar, corta un hongo por persona primero a la mitad y luego en láminas delgadas y agrégalos a la ensaladas. Rocíala con escamas de queso parmesano –Ilolay tiene una muy bueno-. Después condimenta con sal, oliva virgen extra y una cucharada de aceto. Suma (y mucho) unas nueces rotas, como extra.
Espinaca y rúcula, con queso brie, oliva y aceto. La proporción es una planta de espinaca por una de rúcula. Obviamente quedará más espinaca, pero esa es la gracia, porque una da volumen y la otra sabor. Luego, le pones unos 150 gramos de queso brie cortado en láminas –Magnasco tiene uno que se vende sin madurar; para maduro, mejor Cabaña Piedras Blancas- y le das un touch con almendras rotas. Oliva, aceto y pimienta recién molida.
Sumo otra gran utilidad, cada vez más de moda en las pizzerías: poner las hojas crudas sobre una pizza de mozzarella o con variedad de quesos, como hacen en Siamo Nel Forno (Costa Rica 5886, Palermo)
En cuanto a la pascualina, lo mejor es olvidarse de la espinaca y dejarla como último reducto de la acelga, que es incomible de otra forma.
Fuente: planetajoy.com
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