El Gourmet Urbano: Del espresso al capuccino: Diferentes formas de preparar el café

martes, 22 de octubre de 2013

Del espresso al capuccino: Diferentes formas de preparar el café

A primera hora de la mañana, a mediodía, después de comer, a media tarde, tras una cena espléndida; cualquier momento es bueno para saborear una deliciosa taza de café.


El café puede prepararse de un sinfín de maneras, casi tantas como aficionados tiene este milenario brebaje. Aquí te enumeramos las más conocidas:

Espresso:
De origen italiano, este café lleva crema color avellana, levemente rojiza, tiene un sabor intenso y un gran cuerpo.

Cortado:
Se prepara añadiendo un poco de leche del tiempo o caliente.

Con leche:
Se llena la mitad de la taza con café y la otra mitad con leche del tiempo o caliente.

Manchado:
Se llena la taza de leche y se le añaden unas gotitas de café caliente.

Descafeinado:
Café al que se le ha extraído la cafeína. Puede ser de máquina o de sobre (hecho con agua o leche).

Piccolino o ristreto:
Café corto concentrado al que son muy aficionados los italianos.

Capuccino:
Se llena la tercera parte de una taza mediana con café recién hecho muy caliente (un expresso) y se termina de completar con leche calentada al vapor. Nunca se le añade nata, es la leche la que crea la espuma de la superficie.

Vienés:
A un café normal, ni muy cargado ni muy flojo, se le añade una pequeña cantidad de nata montada.

Royal:
Se impregna un terrón de azúcar en chartreuse amarillo, ponerlo en taza pequeña y añadirle café solo a su gusto.

Brulé:
En un vaso resistente se pone un café solo. Luego se calienta una copa de coñac con un trozo de piel de limón. Se echa en el vaso con café, se prende en una cucharilla un poco de coñac con un terrón de azúcar y esperaramos hasta que se queme.

Café Irlandés:
Se calienta una copa y se pone en ella dos cucharadas de azúcar y un poco de whisky. Se llena el resto de la copa, dejando lugar para la nata fresca. Para impedir que la nata se vaya al fondo hay que diluirla con un poco de leche.

Antillano:
Para hacerlo podemos utilizar la misma receta que para el café irlandés, sustituyendo el whisky por ron viejo.

Alsaciano:
En este caso, utilizamos el Kirsch como licor.

Berni:
Se utiliza la misma receta pero con Cointreau.

Holandés:
Aquí el alcohol lo pone la ginebra.

Diabólico:
Se ponen en un recipiente un par de terrones de azúcar, una rama de canela, una cáscara de limón cortada en tiras y un clavo entero. Prendemos fuego al brandy y agitamos hasta que se mezcle. Dejamos reposar dos minutos antes de verter el café caliente, todo eso sin dejar de batir. Colamos y servimos en tazas pequeñas. En invierno, debemos calentar el brandy antes de prenderle fuego.

Java:
Mezclamos el chocolate y el café a partes iguales, ambos muy calientes, pero sin que lleguen a hervir. Se sirve poniendo encima del tazón malvavisco.

Mazagrán:
Mezclamos medio vaso de agua , una taza de café, una copa de coñac o ron, una rodaja de limón, una tacita de azúcar y un poco de hielo. Revolvemos durante cinco minutos, colamos y listo para servir.

Turco:
Ponemos a hervir una taza y media de agua, cuando ya esté en ebullición añadimos cuatro cucharadas de café molido y cuatro terrones de azúcar. Después, lo hervimos tres veces, quitando la espuma que se forma. Lo retiramos del fuego y añadimos unas gotas de agua fría, tras lo cual lo dejamos reposar y ya podemos servirlo en tazas pequeñas.

Blanco y negro:
En un vaso mediano ponemos la mitad aproximadamente de café granizado y una bola de leche merengada.

Bombón:
Se llena un vaso pequeño de café bien caliente y se le añade leche condensada. Típico de la zona de Levante.
Para saborear una buena taza de café no sólo es importante la forma de prepararlo sino también el recipiente a utilizar. Las tazas de porcelana, seguidas de las de loza, son las que conservan durante más tiempo la temperatura del café. El vidrio y el plástico, por el contrario, lo enfrían muy rápidamente.

Fuente: accua.com

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