El Gourmet Urbano: Las panaderías recuperan la miga

jueves, 19 de junio de 2014

Las panaderías recuperan la miga

Agrapan detecta un leve incremento del consumo de pan en la provincia tras varios años de caída Los empresarios luchan por la clientela con una guerra de precios cada vez más fuerte

 

Es uno de los alimentos más antiguos y básicos de la dieta mediterránea capaz de convertir un tomate con aceite en un delicioso salmorejo. Sin embargo en los últimos años hay quien se empeñó en sacarlo de la dieta diaria. La proliferación de estudios que relacionaban el pan con los kilos de más, sumada a la crisis económica que sembró de finas lonchas de molde las despensas de los granadinos han hecho mucho daño a los panaderos artesanales de la provincia, que han visto cómo las ventas se reducían considerablemente en los últimos tiempos.

 

 

 

Sin embargo, algo está cambiando en el sector. Según explica la representante de la Asociación profesional de fabricantes y comerciantes de pan de Granada, (Agrapan), Fátima Orihuela, el consumo se ha incrementado levemente en la provincia en lo que va de año, lo que se suma a la subida del 2,8% experimentado en 2013 motivado, según su opinión, por una "nueva tendencia", que vuelve a llenar las panaderías de clientes que buscan un pan de calidad. La razón para justificar la recuperación, según la representante, no es tanto el dinero, si no una auténtica modificación en los hábitos de consumo que han copado de variedad los estantes de las panaderías granadinas.

"El incremento del consumo de pan no está relacionado con la crisis ya que es uno de los productos más económicos, que aporta una gran cantidad de nutrientes y que acompaña a todos los platos", detalla Orihuela, que cree que el cambio está en la desmitificación de varias ideas que relacionaban el pan con la obesidad. Leyendas que derrumba ahora, por ejemplo, la exposición temporal Nutrición Impulso vital ubicada en el interior del Parque de las Ciencias donde, según Orihuela, "el pan es uno de los grandes protagonistas y además, donde Agrapan tiene un obrador de panadería real donde se realizan talleres demostrativos".

 

La representante de la asociación explica que el consumidor es cada vez "más exigente a la hora de comprar y busca un buen pan; elaborado de forma tradicional a la vez que demanda información sobre la forma de hacer el producto", detalla Orihuela, convencida de que existe cada vez más una "inquietud ciudadana", por conocer cómo se elabora el producto e, incluso, aprender a hacerlo en casa.

 

Para responder a esta demanda, Agrapan también realiza cursos de formación para todos aquellos interesados en aprender a manejar el rodillo, las harinas y la masa y conocer de primera mano su forma de elaboración y las materias primas necesarias. "Realizar estos cursos es, en cierto modo, una forma de educar al consumidor a la hora de buscar un producto de calidad, elaborado de la forma más tradicional, partiendo de una masa madre, dándole sus tiempos de reposo, utilizando materias primas de calidad", remarca Orihuela, que incide en la importancia de no trabajar con "prisas".

 

De hecho, la representante de Agrapan destaca que, precisamente, los tiempos de cada fase de elaboración del producto sumados a los ingredientes conforman las principales características que distinguen a un pan de calidad, elaborado de forma casera, del pan cocido de forma industrial, con el que se encuentran inmersos en una batalla. Según palabras de Orihuela, las grandes superficies y algunos despachos de pan han emprendido una auténtica guerra de precios y de competencia, contra la que es difícil luchar. Barras de pan por debajo de los cincuenta céntimos por unidad u ofertas de cinco barras un euro son algunas de las promociones que grandes superficies ofertan a sus clientes con una gama de productos, a juicio de Orihuela, de dudosa calidad.

 

"Las panaderías tradicionales en general funcionan bien pero siempre se topan con la gran competencia desleal que existe en nuestro mercado de venta, por lo que algunas se han visto obligadas a cerrar", relata Orihuela, que reconoce que en los últimos días varios jóvenes se han puesto en contacto con Agrapan para informar sobre la apertura de nuevas panaderías "que van a funcionar en breve y que es gente joven con ganas de trabajar en el sector", declara. Pero sobre todo, lo más importante que remarca, es la necesidad de que los nuevos que se incorporan sean capaces también de transmitir las diferencias de un pan de calidad, con uno precocinado y horneado para que todos "aprendan a distinguir el producto y compren en las panaderías tradicionales donde se ofrecerá calidad, variedad y algo también importante: atención personalizada para asesorar al cliente".

 

Esta capacidad puede ser útil a la hora de enfrentarse a un mostrador cargado de sabores donde la variedad se ha multiplicado en los últimos tiempos. Aunque la pieza más exitoso es el pan blanco, sobre todo entre la gente más mayor, Orihuela enumera los nuevos panes, que son cada vez más populares y sabrosos: tenemos panes de espelta, integrales, de cereales, cebolla, alemán, kamut...", ordena Orihuela. Opinión que se suma a la de Gonzalo Martínez, propietario de la panadería La Gracia de Dios, inaugurada en 1920 y situada en la calle Cristo de la Yedra. En este comercio, incluso, han elaborado un calendario y cada día ofrecen a sus clientes varios tipos de panes, como por ejemplo la base de pizza, los miércoles y jueves. Pero además, cada día elaboran en sus hornos panes de centeno, alemán, con nueces, o incluso de aceituna, pensando en una clientela cada vez más exigente.

 

Para Martínez, la situación de alarma que vive el sector a pesar del incremento se debe, fundamentalmente a la competencia agresiva de las grandes superficies que trabajan con ingredientes de escasa calidad. "Las grandes superficies te aprietan mucho. No dejan de bajar los precios y nosotros, con todos los panaderos que tienen que venir cada día y noche no podemos bajarlo más", relata.

 

Pese a todo, se alegra al comprobar que todavía hay numerosas personas que se decantan por un pan de calidad para acompañar sus platos, aunque, según los últimos cálculos que maneja si hace un par de años el 80% del pan que se movía en Granada era producto de panaderos artesanales, ahora esta cifra se ha reducido hasta el 30%.

 

Quienes han visto un incremento de las ventas son los propietarios de la panadería Beiro. Según explica Antonio Almagro, en el año que llevan abiertos han visto cómo el establecimiento gana cada vez más clientes. El pan que venden, que viene desde Alfacar es la clave de su éxito. "Cada vez se vende más pan bueno, la gente se ha cansado de la mala calidad y vienen aquí, con las bolsas de otras tiendas a pedir nuestro pan", relata con orgullo.

 

Fuente: granadahoy.com

 

 

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