El Gourmet Urbano: A los más curiosos: ¿Por qué puedes meter una cuchara en el microondas pero no un tenedor?

domingo, 16 de noviembre de 2014

A los más curiosos: ¿Por qué puedes meter una cuchara en el microondas pero no un tenedor?

El microondas es un aparato que no falta prácticamente en ninguna cocina, y sin embargo está rodeado de misterio para la mayoría de nosotros. Poca gente sabe exactamente de forma teórica que hace un microondas (más allá de “calentar”) y estamos rodeados de información y advertencias infundadas sobre su uso, que suelen ir acompañadas de una explosión: si metes algo de metal el microondas explota, si metes un cd en el microondas este explota, si envuelves algo en papel de plata el microondas explota… Parece que los microondas o su contenido explotan a la mínima, cuando realmente el proceso es mucho más seguro. El de los metales en el microondas quizás sea el bulo más extendido, pero si metemos una cuchara en el microondas se calentará ligeramente sin problema. En cambio, si metemos un tenedor veremos un espectáculo de rayos… que son completamente “benignos” y no harán reventar nuestro microondas. Para entender este curioso fenómeno debemos comprender como funciona un microondas y la diferencia entre cucharas y tenedores (y no me refiero a que una sirve para la sopa y el otro para el filete).

 

microondas

 

Cuando decimos que un objeto está caliente o frío realmente nos referimos a la velocidad que llevan los átomos que forman el material. Cuando los átomos se aceleran y chocan más entre ellos la temperatura aumenta, y cuando se vuelven más lentos la temperatura disminuye. Las consecuencias de esta agitación se pueden observar con facilidad: si calentamos agua aumentamos tanto la velocidad de sus moléculas, que estas se separan para formar un gas (vapor); en cambio si la enfriamos las moléculas de agua se ralentizan, apilándose entre ellas y formando estructuras solidas como el hielo, (aunque realmente existen diferentes tipos de hielo según lo rápido que enfriemos el agua y el tiempo que le demos a las moléculas de agua para organizarse).

Aunque suene redundante, un microondas no es más que un agitador de átomos y moléculas completas mediante microondas. Las microondas son ondas de una frecuencia determinada que promueve la agitación de los átomos. Las ondas son realmente movimiento capaz de viajar por diferentes medios: cuando tiramos una piedra al agua se forma una onda, cuando escuchamos música recibimos en el tímpano una onda que viaja por el aire, las microondas son más rápidas y se acoplan con facilidad a las moléculas de agua, provocando que se muevan y la temperatura aumente. (Ya hemos hablado del efecto de las ondas en los sólidos en Aprende a romper cristales usando tu voz). Como la mayoría de alimentos tienen una proporción de agua, al meterlo en el microondas esta agua se agita aumentando la temperatura.

El problema a la hora de diseñar un microondas es evitar que las ondas interfieran entre ellas. Para evitarlo, el interior de vuestro microondas tiene paredes de metal, excepto en un punto que es por donde entran las microondas. La mayoría de aleaciones metálicas tienen la habilidad de reflejar las ondas electromagnéticas, haciendo que los microondas reboten como en un espejo. De esta manera, curiosamente, un microondas vacío y un microondas con algo metálico dentro (incluso papel de plata) pueden ser dañados,  ya que permite a las microondas rebotar hasta poder llegar al emisor, dañándolo (sin explotar). En cambio, si metemos el trozo de metal en un líquido, este acaba absorbiendo las microondas, evitando este problema. Así, el metal se calienta poco en un microondas debido a este poder reflectante, como podéis comprobar al poner papel de plata debajo de una pizza para poderlo recoger mejor.

Con esto se explica lo inofensivo de introducir una cuchara, pero ¿qué pasa con un tenedor? El problema reside en los electrones del metal, que se ven afectados por las microondas. En un metal los átomos están ordenados en una estructura estable que permite a los electrones moverse libremente entre los átomos (lo que hace que los metales puedan conducir la electricidad).  Esto sucede en todos los metales, pero hay un caso peculiar que cambia su comportamiento: los metales que acaban en punta. En las puntas residen menos átomos y existe menos posibilidad de que los electrones “se paseen” por esta región, así que se convierte en una región de entrada para nuevos electrones que provengan del exterior. Cuando los electrones viajan de molécula a molécula de aire vemos un rayo, por eso los pararrayos son metales que acaban en punta, ya que atrae a los electrones del rayo y provocan que caiga sobre ellos.

Al incidir los rayos microondas en el metal los electrones se aceleran y pueden saltar con facilidad a otro metal. Las puntas del tenedor actúan atrayendo electrones a través del aire produciendo los rayos que se ven al introducirlo en el microondas, estos rayos proceden precisamente de las paredes metálicas del microondas o de otras regiones del tenedor. El efecto, en menor medida, también se observa si en vez de meter una cuchara metemos dos, ya que favorecemos el paso de electrones de una cuchara a otra a través del aire (aunque no acaben en punta).

Los rayos que se forman viajan de metal a metal y no dañan ni el microondas ni la comida, pero sí que son especialmente espectaculares para los consumidores y provocaban demasiadas llamadas de reparación, por lo que se optó por no recomendar su uso con metales. El único problema puede aparecer si hay algo inflamable en el interior del microondas, como papel o aceite. En ese caso el rayo puede provocar una chispa y provocar un incendio. Si después de este artículo quieres hacer la prueba en el microondas de tu casa puedes hacerlo, pero antes límpialo bien, si no te arriesgas a incendiar tu microondas (aunque siga sin explotar).

Daniel Gómez

Fuente | El tamiz

Vía: medciencia.com

 

 

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