Llegó el frío y empieza la temporada de platos calientes y calóricos. No te aburras con los sabores de siempre: prueba estas recetas infalibles.
Hay una especie de ley tácita que prohíbe las dietas en invierno. Todo lo que queremos es comer rico y calórico, para reponernos del frío que ya conquistó las calles. A continuación, algunas sugerencias para innovar en recetas sencillas y sabrosas.Todas las preparaciones rinden para dos personas.
Polenta con tapenade y oliva al romero
En una noche fría, un plato de polenta equivale a llevarse una estufa a la cama. Y lo mejor es que puedes tenerlo listo en 10 minutos. Para esta receta, además de polenta necesitas un tapenade de olivas negras (hay variedad en el supermercado) y queso cremoso. El primer paso es rehogar un diente de ajo en un hilo de oliva a fuego muy suave. Después, agregar una taza y media de leche y, cuando rompa el hervor, añadir sal a gusto y la polenta en forma de lluvia, sin dejar de revolver, hasta que tome cuerpo. Ahí apagas el fuego y emplatas: a cada porción le agregas dos láminas de queso, una cucharada de tapenade y un círculo de aceite de oliva extra virgen. Una delicia rápida y calórica.
Pollo al vino blanco con oliva al limón
Esta es una buena receta para sumar sabor a los desabridos pollos que a veces conseguimos. En una asadera, dispón unas cebollas cortadas en rodajas finitas y cúbrelas con dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra La Toscana saborizado al limón. Luego, toma dos pata-muslo con piel (pueden ser pechugas, también) y ubícalas encima. Agrega sal a gusto, una taza de vino blanco, una cucharada de salsa de soja y coloca todo en el horno, a fuego fuerte. A la media hora, tienes que volver a rociar el pollo con una mezcla de oliva y soja, procurando añadir un poco más de vino (tiene que estar tibio si no quieres romper la asadera). Cocina todo durante media hora más, hasta que la carne del pollo esté a punto. Retira las piezas y procesa el fondo de cocción con la minipimer para hacerlo salsa (si queda muy espesa, puedes diluirla con caldo o agua). Para acompañar, unas papas hervidas. Serví el pollo cubierto con la salsa y las papas con una pizca de pimentón.
Risotto con ossobuco y oliva al orégano
Primero lo primero: todo risotto es laborioso, así que date el gusto de hacer esta receta un día que tengas tiempo. Empieza sellando el ossobuco en una sartén con un chorrito de oliva al romero y resérvalo. Rehoga una cebolla y un diente de ajo. Luego, agrega el ossobuco junto a una taza y media de caldo, una copa de vino tinto y una cucharada de extracto de tomate. Se tiene que cocinar a fuego medio durante una hora y media, hasta que la carne esté fibrosa y se deshaga. En ese tiempo, corta un puerro y saltéalo en una olla con un dado de manteca. Adiciona sal, dos hebras de azafrán, una taza de agua y dos tazas de arroz. Revuelve y completa la mezcla con un caldo caliente. Cuando el arroz esté al dente –blando por fuera, duro por dentro–, solo falta añadir un dado de manteca para que quede cremoso. Sírvelo junto al ossobuco y rocía el plato con dos vueltas de aceite de oliva virgen extra.
Sopa crema de remolacha y zanahoria con oliva al ajo
Si quieres lucirte con un plato colorido, herví dos remolachas con piel durante una hora y media. Mientras tanto, corta dos zanahorias en láminas y hiérvelas unos 10 minutos junto a un ají picante o pimienta de Cayena; reserva el caldo resultante. Luego, mezcla los dos vegetales en una licuadora y agrégales un chorro de aceite de oliva virgen extra La Toscana saborizado al ajo, dos cucharadas de queso crema y una cucharadita de miel, además del caldo de las zanahorias. Como resultado, tendrás un jugo bien licuado y violeta. Serví y disfruta.
Guiso de lentejas con oliva al ají
En invierno, pocas comidas son más deliciosas que un buen guiso de lentejas. Si piensas que elaborarlo lleva demasiado tiempo, estás equivocado. Es muy sencillo. Primero, rehoga una cebolla chica y medio morrón rojo. Cuando estén cocidos, agrega dos latas de lentejas, 50 gramos de panceta salada o ahumada, medio chorizo colorado, una hoja de laurel y una cucharada de sal. Deja que se cocinen los ingredientes entre 15 y 20 minutos. Mientras, corta una papa en dados, hiérvelos e incorpóralos a las lentejas unos minutos antes de apagar el fuego. El resultado tiene que reposar durante 10 minutos para que se amalgamen los sabores. Y listo.
Fuente: Planeta Joy
No hay comentarios. :
Publicar un comentario