El Gourmet Urbano: Vinos de género

jueves, 21 de abril de 2016

Vinos de género

Una amplia muestra de más de 30 toledanos demostraron ayer que los vinos no tienen sexo y que, bajo un vaso opaco, los gustos no entienden de tintos varoniles ni caldos blancos con nombre de mujer.


Hay una leyenda urbana que asegura que la Coca Cola Zero se inventó para todos aquellos hombres que no se sentían lo suficientemente masculinos pidiendo la versión Light de la famosa bebida en los bares. Una leyenda, un mito o tal vez realidad que confirma como, hasta en el beber, se crean estereotipos que avalan la diferenciación de género en cosas tan primarias como alimentar el cuerpo. Ayer, la catedral de la Gastronomía, el Centro Cultural San Marcos, acogió una cata de vinos a ciegas para descubrir si en Toledo se cumplen los estereotipos en el consumo de estos caldos o, por el contrario, las mujeres lo prefieren tinto (como el pintalabios). 

«Hay mitos que dicen que las mujeres beben vino blanco y los hombres tinto, y que ellos prefieren un caldo seco mientras que las féminas más dulce», argumenta la organizadora de la cata, Alicia Morales. En este ‘tester’ a la toledana han querido enfrentar esos contrastes-dulces y secos, blancos y tintos-para saber si estas leyendas gastronómicas se cumplen o son sólo eso, leyendas. 

La cata se organizaba en base a doce vasos de vino totalmente opacos que se enfrentaban en parejas durante seis rondas. «En total son 12 vinos que vais a catar dos veces, por lo que son 24 vasos. Yo os recomiendo que no os lo bebáis todos», bromeaba Morales con los más de 30 asistentes a la cata. Lo que ellos no sabían-y los organizadores sí-es que, en verdad, este encuentro tenía truco y que eran seis los vinos a catar, «lo que pasa es que se van a encontrar repetidos a lo largo de los vasos opacos». Un blanco airén joven del 2015, un rosado tempranillo de la misma añada, un tinto tempranillo (también del 2015) un tempranillo crianza del 2011 y un tinto tempranillo del 2013 configuraban la cata; todos ellos de la Denominación Origen La Mancha.

Aunque para muchos de los asistentes esta cata era su primera vez, los organizadores sí tienen mucha experiencia. «Se ha hecho en muchos lugares como Gijón, Pedromuñoz, Alcázar de San Juan o con los alumnos de Químicas de la Universidad de Castilla-La Mancha. En las catas suele verse que las mayores de 35 años prefieren el vino tinto algo que, por ejemplo, no se cree, ya que todo el mundo opina que las mujeres de esa edad prefieren el blanco», argumentan desde D.O La Mancha.
En lo que respecta a los dulces, los organizadores tienen claro que en todas las catas es el que más gusta «pero no sabemos si es porque suele estar colocado al final de la cata en la última tanda y refresca más al tener burbujas y se hace más llevadero». Y así fue; vinos blancos y dulces, rosados para los menos y algo de tinto. Toledo no quiso saber de género y bebió descubriendo que al final, los seres humanos no saben si llevan falda o pantalón cuando de lo que se trata es de probar un buen vino y lo que queda siempre es el paladar afinado por las costumbres.

I.P.Nova

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