El nuevo turista, según explica el consultor Iñaki Gaztelumendi, “participa de las nuevas tendencias del consumo cultural. Es un viajero que busca la autenticidad de los lugares que visita a través de la gastronomía, al que le preocupa el origen de los productos. Por tanto la gastronomía debe tener personalidad porque si no, se volverá un producto vulnerable, deslocalizado y adulterable”.
Los hoteles se han visto así obligados, según sus propias palabras, a “evolucionar de espacios dedicados casi exclusivamente a un servicio de alojamiento y una oferta poco sofisticada de alojamiento y desayuno, media pensión o todo incluido, a tener que ofrecer experiencias gastronómicas de calidad a sus clientes”.
No obstante, esta evolución de la industria hotelera está siendo desigual, en opinión del experto. “En un primer nivel debemos destacar los hoteles gastronómicos. Se trata de establecimientos en los que la oferta de un buen alojamiento, una restauración de calidad basada en productos locales y la organización de actividades enogastronómicas están unidas de forma clara. Es una tendencia creciente que recoge el éxito de propuestas como Paradores, Relais & Chateaux o Rusticae”.
Así, Paradores ha segmentado su oferta en el último año con seis nuevas experiencias de alojamiento y restauración, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo, “adaptándose a las nuevas maneras de consumir del cliente en los restaurantes, pero sin dejar de ser los representantes de la mejor gastronomía tradicional española”, como indican desde la cadena.
Como resultado de este proceso de renovación ha segmentado su oferta en tres marcas que identifican tres experiencias diferentes: los restaurantes Tamizia, con una oferta más informal en un ambiente desenfadado;Marmitia, basada en la cocina regional y de producto; y Especia, producto gourmet.
En los Relais Chateaux, como el hotel Orfila en Madrid, dan respuesta unos clientes que “están buscando una experiencia culinaria y un componente emocional”.
En Relais & Chateux lo tienen claro: como subraya su directora para España y Portugal, Lucía Dotto, sus clientes “están buscando una experiencia culinaria y un componente emocional”.
Igualmente la gastronomía siempre ha sido uno de los puntos más atractivos del Gran Hotel Bahía del Duque, en Tenerife, según recalca su director general, Saad Azzam, pero ahora quieren “potenciar nuestra imagen comocentro culinario de ámbito internacional”.
No en vano “el departamento de Alimentos y Bebidas es el alma del complejo, ya que ofrecemos la experiencia del resort en torno a sus 22 puntos de venta, de los que 13 son restaurantes”.
Por otra parte, Cataluña ha impulsado el sello de Hoteles Gastronómicos de Cataluña, que aúnan un negocio familiar de trato cercano, un alojamiento de calidad y la utilización de productos de proximidad.
Eje de posicionamiento estratégico
En otro nivel, según indica Iñaki Gaztelumendi, se encuentran “cadenas como NH Hotel Group, que han situado la gastronomía como eje de posicionamiento estratégico para diferenciarse de la competencia”.
El director general de NH para España, Portugal y Andorra, Hugo Rovira, destaca las 8 estrellas Michelin en el país y 12 a nivel internacional que suman restaurantes de hoteles de esta cadena. “España se ha convertido enreferente mundial en gastronomía, que de repente es la nueva gallina de los huevos de oro de la economía y del turismo español”, añade.
Por su parte Meliá Hotels International, que colabora en algunos de sus establecimientos con chefs de la talla de Martín Berasategui, Ángel León y los hermanos Torres, también se ha propuesto “ayudar a sus huéspedes a alcanzar una vida más sana, plena y llena de energía” con el programa Balance by Meliá, ofreciendo una alimentación sana y natural basada en la dieta mediterránea.
Gaztelumendi también destaca la existencia de “pequeños hoteles tanto en el ámbito urbano como rural, que de una forma modesta pero “con talento y honestidad” están tratando de mejorar su oferta gastronómica a través de su relación con productores y artesanos locales. De esta forma se convierten en centros de interpretación de la cultura gastronómica de su territorio”.
Sin embargo, admite que “todavía queda mucho trabajo por hacer”, ya que aún hay “una parte de la industria hotelera, afortunadamente en retroceso, con una oferta gastronómica poco alineada con el prestigio y liderazgo de la gastronomía española y con las tendencias del mercado”.
Fuente: HostelTur
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