La cerveza es una de las bebidas más comunes en nuestro día a día. La tomamos como aperitivo, acompañando las comidas, a media tarde, o directamente en planes nocturnos como bares, conciertos y cualquier formato de alterne.
Cerveza (Gtres)
Pese a lo presente que está en nuestras vidas, no somos conscientes de cómo se toma bien una cerveza. Aquí algunos fallos a corregir:
El botellín o tercio: jamás a morro
Beber directamente del botellín o del tercio es una práctica de lo más extendida, incluso en bares y restaurantes. Expertos en cerveza como el sumiller Iñaki Suárez, presidente de la Asociación de sumilleres del País Vasco, cuentan cómo a la cerveza le falta pasar un proceso de puesta en valor como el que ha vivido el vino en los últimos 30 años. “La cerveza es un producto que tiene una forma idónea para su consumo designada por sus fabricantes, y esa forma es en vaso”. Este sumiller apela a exigir calidad en todos y cada uno de los ambientes en los que consumamos este líquido dorado.
Vajilla adecuada
Cada cerveza tiene su vajilla adecuada. Y el vaso de sidra no es su recipiente más idóneo. Es difícil que en casa o en los establecimientos de hostelería cuenten con todos los vasos que recomiendan los maestros cerveceros. La forma requerida en el vaso depende del cuerpo, aroma, o textura de la espuma. Para la cerveza lager ligera que bebemos habitualmente en España el vaso de tubo, o su versión pequeña, de cañita, es el ideal. Otro tipo de vaso que funciona aceptablemente con todos los tipos de cerveza es el de tulipa.
Ángulo
Ni horizontal del todo, ni con el vaso completamente vertical. Echemos la cerveza nosotros mismos desde el botellín, o sea el camarero tirando una caña, 45 grados es el ángulo idóneo. Cualquier otra opción producirá una cantidad de espuma que no resultará agradable al gusto, y una presión muy leve, que en poquísimo tiempo hará perder toda su fuerza a la cerveza.
El barril no debe rodar
Este consejo se puede seguir a la hora de escoger el establecimiento donde tomar una buena caña. El barril es cilíndrico, sí, pero no debe rodar. Johanna Ortiz, Draught Master de Heineken, nos explica por qué: primero, porque se corre peligro de explosión del mismo. Y segundo, porque la calidad de la cerveza que está en el interior quedará mermada y tardará 72 horas en recomponerse… y la calidad es fundamental para que una caña esté rica y sea buena.
El golpecito que da el camarero tras echar la caña
En barras de toda España existe la costumbre de dar un golpecito a la cerveza. Se cree erróneamente que ese “toque maestro” termina de generar movimiento en el interior del vaso. Pero es una percepción equivocada. Los instantes posteriores al golpe sí presentan un burbujeo más intenso, pero a los pocos segundos esa presión desaparecerá. El verdadero secreto para tener una cerveza viva, con fuerza, es que el tiraje (desde un cañero de bar) o la batida (desde el botellín) se desarrollen correctamente, y que exista una buena ruptura de carbónico. Si todo está bien hecho, surgirá en la parte superior una emulsión (que no simple espuma) que de algún modo sellará el movimiento de burbujas que estará aconteciendo en la parte líquida de la cerveza.
Henar Ortega
Fuente: Tendencias Vozpopuli
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