Fuente: turisteca20.blogspot.com
Hay un indicador que nos dirá la edad de un caldo: cuanta mayor sea la diferencia entre el color que tiene el vino en el borde y en el centro de la copa, mayor será la edad del vino. Al envejecer, los vinos tintos se ponen más claros y los blancos se van oscureciendo.
Fuente: acenologia.com
Aunque cada uva tiene su coloración, cuanto más oscuro es un vino, mayor es la maduración de la uva. La intensidad cromática puede ir desde el rojo violeta hasta el rojo teja, pasando por el rojo rubí, rojo cereza, rojo carmesí…
La edad máxima en el proceso de guarda para un crianza sería de unos cuatro años a partir de la añada, ocho para un reserva y quince para un gran reserva.
Los vinos blancos están hechos para durar, por lo general, un par de años. Con el paso del tiempo se vuelven más opacos, anaranjados y van perdiendo su brillo. De un color pálido, pajizo o limón evolucionan a tonos más dorados e incluso ámbar.
Los vinos rosados cambian desde el raso hasta el naranja- amarillento.
Fuente: verema.com
Cómo observar el color de un vino
La mejor manera es inclinando una copa medio llena entre 30 y 45º y observar el borde del ribete del líquido en la zona en que éste se une con el cristal.
Es importante observar el color con una buena luz sobre un fondo blanco. Los catadores prefieren manteles blancos, pero también se puede hacer contra una servilleta, por ejemplo.
Un vino se define visualmente siguiendo varios parámetros: color, intensidad y aspecto. El brillo se relaciona con la acidez y el pH del vino, la limpidez y transparencia con la estabilización y filtrado.
Maira Älvarez
Fuente: Blogs ABC
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