Saber qué estás y cómo lo estás haciendo te ayudará a mejorar tu salud y el estado general de tu cuerpo. Descubre cómo lograrlo.
Comer es uno de los actos tan comunes en la vida diaria que muchas veces se hace de manera automática, comemos porque el cuerpo necesita ingerir algo y ya. Sin embargo, al organismo no le da lo mismo que comas una hamburguesa triple con muchos aderezos o una ensalada César.
“Mindful Eating” es un término en inglés que se traduce como “comer con conciencia plena” o “comer conscientemente”, del que se está hablando cada vez más. Su fin es que las personas se alimenten más saludable y establezcan una nueva relación con la comida.
“Nos da la oportunidad de poner más atención a los deseos de nuestro cuerpo en oposición a juzgamientos y a la dura, demandante e insaciable voz en nuestras mentes. Nos facilita el espacio para relajarnos mientras preparamos nuestra comida y nos preparamos para comer de tal forma que podamos estar totalmente presentes para vivir la experiencia”, explica Cheryl Wasserman, especialista en nutrición y trastornos alimenticios en un comunicado facilitado por la Asociación Estima.
“Notaremos que cuando estamos conscientes del proceso de comer, quedamos satisfechos con mucho menos comida”, afirma Wasserman.
Alimentarse con conciencia plena se entiende por poner atención a lo que estamos haciendo, utilizar todos los sentidos para ver, tocar y saborear lo que está en tu platillo.
Uno de los beneficios es que en la medida en que nos hacemos más conscientes, comenzaremos a notar cuales son los pensamientos, actitudes y estados de ánimo habituales que nos estimulan a comer cuando no estamos realmente hambrientos.
“Comenzaremos a notar que sentimos que nunca comemos suficiente. Con la conciencia plena podemos explorar que tal vez hay algo que nos hace falta en la vida; a explorar e indagar de qué estamos hambrientos? El vacío que estamos intentando llenar con comida puede ser la necesidad de conectarnos con otros, o de encontrar un trabajo que realmente tenga significado para nosotros, espiritualidad, o la necesidad de mayor diversión en nuestra vida”, describe Wasserman.
“Sin importar cuanta comida intentemos meter en ese vacío, este permanecerá vacío por que la comida no es la solución al problema. Puede que pensemos ‘el problema es que me gusta demasiado comer’. Si te gusta tanto la comida ¿por qué comes mientras ves TV o mientras manejas o lees un libro? El problema no es únicamente que no hay conciencia de la comida, sino que tampoco del cuerpo (...) simplemente comemos hasta que la comida se termina. Renunciamos a controlar nuestra ingesta de comida y nos permitimos comer cualquier cantidad”, advierte la especialista.
Por Alfredo García
Fuente: ElSalvador.com
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