En septiembre de 2016 el chef pastelero se propuso lanzar cada semana, durante un año, un croissant inspirado en la gastronomía y la cultura de un país, con un packaging muy especial donde se ve claramente el mapa del mundo. "Al principio nos sometimos todo el equipo a una gran presión porque cambiamos el croissant cada semana. Era una locura, aunque fuimos capaces de aguantar este ritmo durante tres meses". Tras este período, se decidió crear uno nuevo cada mes en vez de cada semana, "no sólo por el estrés, también porque nos dimos cuenta que algunos clientes ni siquiera tenían la oportunidad de probarlos".
Una de las cosas más bonitas y satisfactorias del proyecto para el chef catalán es la implicación de su equipo, "todos dan ideas y aportan su bagaje particular para proponer combinaciones, ingredientes y sabores". A fecha de hoy ya han elaborado 29 croissants representando a 29 países, entre los que encontramos algunos muy originales. Así, por ejemplo, el de México, que funcionó muy bien, llevaba mezcal, chocolate y quicos; el de Japón, con relleno aromatizado con té especial y una glasa con azúcar muscovado, era de formato cuadrado "para acentuar el rigor y la mentalidad del país", y en el de Tailandia se combinó coco y citronela. "Otras asociaciones que han aparecido durante esta colección son las de Alemania y el clásico chucrut, de Estados Unidos y el cheesecake, o de Austria y la tarta sacher", nos explica. El último de ellos ha sido el de Bosnia, de manzana, limón y nueces caramelizadas.
La respuesta de la clientela está siendo muy efusiva y la intención es seguir durante un tiempo más, "aún nos quedan muchas ideas y países en el tintero. Vamos por el 29 y existen cerca de 200. Obviamente no se trata de hacerlos todos, puesto que hay países pequeños o remotos de los que sería muy difícil ofrecer un croissant alusivo".
Fuente: Pastelería.com
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