El maestro artesano Manuel Pérez lo agregó a su “galería” de esculturas, como para festejar a la ciudad.
La gran Catedral de la Inmaculada tiene no solamente la réplica, en madera, obra del artista Ángel María Figueroa; ahora, Manuel Pérez, artesano, ha trabajado un modelo a imitación del mayor templo católico del país, en pan.
La catedral de pan es harina, levadura y aditamentos convertidos en arte, con sus cuatro pisos y sus torres, sus cúpulas y sus portales, la escultura de Santa Ana entre las torres.
En la catedral, la magia del arte resalta por sus arcos románicos de medio punto como base fundamental de la construcción: en la estructura, en la fachada, en las puertas o en los vitrales. El maestro artesano ha replicado, también, en su obra de pan, arcos sucesivos para configurar una obra que imita a la catedral cuencana.
Lo ha conseguido mediante planchas de mazapán, ensambladas, preparadas para que sean resistentes y posibiliten también darle las formas deseadas, con cortes precisos y unidas con cola, así mismo, de harina.
Cuenta el maestro artesano que la obra surgió de una sugerencia periodística y dada la cercanía de las fiestas fundacionales de la ciudad, puso el esfuerzo para tenerla a punto para estos días.
Ejecutar la obra de pan tomó tiempo. Lo primero fue recorrer la catedral misma, observarla, a continuación estudiar y fotografiar la gran maqueta en madera, de Figueroa, expuesta en el Museo Catedral Vieja.
Fueron tres días de observación, de estudios, fotografías y bocetos, hasta tener conciencia de las figuras y luego trabajar la obra, paso a paso.
Finalmente, terminado, el modelo tienen 33 centímetros de ancho, 44 de alto, en la cúpula, y unas 20 libras de peso, que recrean los 105 metros de largo y 48 de ancho que mide el templo, en la vida real.
El artesano cuenta que, hace muchos años, cuando laboraba como pastelero en el hotel Oro Verde, pensó en hacer un modelo del hotel, en pan. Esto no se dio, sin embargo quedó la inquietud y tiempo después nació la catedral nueva.
Manuel Pérez lleva más de 30 años en su trabajo, que aprendió, niño, con sus padres y a las múltiples variedades de panadería y pastelería de su oficio diario añadió la elaboración de figuras, que son verdaderas esculturas logradas con los mismos ingredientes básicos con que elabora el pan de todos los días.
En las vitrinas de su Panadería Chantilly, de la Huayna Cápac y Sangurima, hay un lagarto “panófago”, un molino de viento, un muñeco, una tortuga, todos de pan y, como no, un horno de leña como aquel en el que sus padres preparaban a diario este elemento que ha sido básico en la mesa de los cuencanos… por siglos. (AVB)-(I)
DETALLE
Manuel Pérez Gavilanes es maestro artesano e ingeniero comercial por la Universidad Técnica Particular de Loja, formado entre el autodidactismo y lo que se aprende con maestros del oficio.
Explica que primero hay que pensar una atractiva figura, diseñarla por partes y cortarlas cuando están en masa, ensamblarlas, no olvidar ninguna antes de hornearlas. Algunas piezas exigen decorado. Esto, a veces toma días.
Fuente: El Mercurio
No hay comentarios. :
Publicar un comentario