Los monjes del monasterio de Grimbergen preparan esta bebida desde el siglo XII
El mismo animal mitológico que corona las botellas de cerveza que este convento lleva siglos elaborando. Ya en 1128, año de su fundación, se comenzó a fabricar esta bebida. En la Edad Media, los monasterios solían cultivar sus propios alimentos y la producción de cerveza era habitual porque, al estar pasteurizada, era más segura muchas veces que el agua.
La tradición se recuperó con cada reconstrucción de la abadía y ha pervivido hasta nuestros días. Con los años se ha creado una gama de sabores y aromas diferenciados, todos dentro de la familia de las ale. De la suavidad de la Grimbergen Blonde, una ale rubia, a la intensidad de una amber ale como la Grimbergen Double-Ambrée. Todas ellas tienen en común la levadura Grimbergen, que aporta intensos aromas frutales y el buen hacer de los monjes de esta abadía, que trasladan los secretos de una tradición del siglo XII hasta nuestros días.
Los tres sabores llegados de la abadía
Grimbergen Blonde. Una ale rubia, pura y suave. Dorada, de espuma color crema. Con aroma a fruta madura y notas de clavo.
Grimbergen Double-Ambrée. Una amber ale con el doble de sabor. Su aroma es agridulce, con ligeros toques de caramelo.
Grimbergen Blanche. Refrescante cerveza de trigo con aromas cítricos y a cilantro. Destaca por su delicado sabor a bergamota y su suave color entre el blanco y el amarillo.
Fuente: El País
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