Ligero, refrescante y fácil de digerir, el calabacín se adapta muy bien a todo tipo de recetas, desde ensaladas y sopas frías hasta brochetas vegetales a la brasa
Ligero, fresco y económico, el calabacín es una apuesta segura en los meses más cálidos del año. Su gran contenido en agua, que casi llega al 95 %, convierte a esta hortaliza en un must de nuestros menús veraniegos. El calabacín lo tiene todo para ocupar un lugar destacado en la mesa: es un alimento poco calórico y de fácil digestión, tiene efecto diurético y su aporte de fibra nos ayuda a sentirnos saciados. Además, es muy versátil y rinde un montón, porque del calabacín se aprovecha todo: si se lava bien, no hay necesidad de quitarle la piel, y hasta se puede comer crudo. ¿Cómo prepararlo? Aquí van algunas ideas.
Por un poco más de un euro, lo que cuesta un kilo, podemos mejorar unas cuantas recetas y preparar deliciosos platos. ¿Los más refrescantes? Una sopa fría de calabacín con manzana, una ensalada calabacín y tomate, una salsa de yogur con calabacín rallado o unos bastones de calabacín para untar en humus, a modo de picoteo.
También podemos utilizarlo como el ingrediente principal de una tortilla, si queremos cenar algo ligero, o cortarlo en cubos y saltearlo para acompañar una pechuga de pollo o un filete de pescado. Queda muy rico tan solo aderezado con aceite de oliva, sal y pimienta.
Imagen: congerdesign
Maneras de preparar calabacín
Por un poco más de un euro, lo que cuesta un kilo, podemos mejorar unas cuantas recetas y preparar deliciosos platos. ¿Los más refrescantes? Una sopa fría de calabacín con manzana, una ensalada calabacín y tomate, una salsa de yogur con calabacín rallado o unos bastones de calabacín para untar en humus, a modo de picoteo.
También podemos utilizarlo como el ingrediente principal de una tortilla, si queremos cenar algo ligero, o cortarlo en cubos y saltearlo para acompañar una pechuga de pollo o un filete de pescado. Queda muy rico tan solo aderezado con aceite de oliva, sal y pimienta.
Imagen: RitaE
Otra opción, un poco más laboriosa, es cortarlo en rodajas para hacerlo frito y rebozado. En este caso -quizá la propuesta más calórica de todas-, es aconsejable cortarlo y dejarlo escurrir para que su pulpa se seque un poco antes de rebozarlo y echarlo a la sartén. De este modo, absorberá menos aceite durante la fritura. Al sacarlo, antes de servir, lo colocaremos en un plato con papel de cocina para que quede crocante y sin exceso de aceite.
Y, por supuesto, si hablamos de calabacín, no podemos olvidar el pisto. ¿Qué sería del pisto sin esta hortaliza? Esta salsa, que va bien con casi todo, se puede emplear en pizzas caseras o para acompañar pasta. Rico, sano y muy nutritivo.
LAURA CAORSI
Fuente: Eroski Consumer
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