En Matadero (Madrid), el Mercado de Productores se celebra el último fin de semana del mes.
Veamos algunas cosas, en el territorio de la nutrición y la gastronomía, que sí que merecen un esfuerzo y algo de compromiso en el terreno de los buenos propósitos.
Los tiempos son cambiantes y polémicos también en este apartado aparentemente tan poco político. Un artículo en EL MUNDO sobre el incipiente enfrentamiento veganos-antiveganos ha suscitado alguna reacción airada desde el lado vegano, o el animalista, o el de los grupos en los que se funden ambos credos.
En busca de dietas equilibradas
Nosotros aquí somos omnívoros, con prudencia y en busca de dietas equilibradas y sanas a la vez que sabrosas, y vamos a seguir manteniéndolo: a estas alturas, difícil es cambiar... Pero no somos insensibles a las nuevas preocupaciones, y no ha dejado de llamarnos la atención el fin de semana pasado que The Guardian, heraldo del progresismo británico, incluyese un asunto nutricional entre sus propias propuestas de buenas resoluciones ante 2019: hay que comer menos carne, vino a decirnos, porque la ganadería está teniendo un efecto negativo en el medio ambiente y en la capa de ozono.
Hay argumentos indudables que avalan esa posición, aunque es útil y justo matizarlos según los tipos de ganadería, pero son respetables. Nosotros tendemos a fusionarlos, como si fuésemos Abraham García o David Muñoz en plena acción, con nuestra propia idea sobre una dieta equilibrada y sana: contribuyamos a que ésta sea también más sostenible.
Nosotros aquí somos omnívoros, con prudencia y en busca de dietas equilibradas y sanas a la vez que sabrosas, y vamos a seguir manteniéndolo: a estas alturas, difícil es cambiar... Pero no somos insensibles a las nuevas preocupaciones, y no ha dejado de llamarnos la atención el fin de semana pasado que The Guardian, heraldo del progresismo británico, incluyese un asunto nutricional entre sus propias propuestas de buenas resoluciones ante 2019: hay que comer menos carne, vino a decirnos, porque la ganadería está teniendo un efecto negativo en el medio ambiente y en la capa de ozono.
Hay argumentos indudables que avalan esa posición, aunque es útil y justo matizarlos según los tipos de ganadería, pero son respetables. Nosotros tendemos a fusionarlos, como si fuésemos Abraham García o David Muñoz en plena acción, con nuestra propia idea sobre una dieta equilibrada y sana: contribuyamos a que ésta sea también más sostenible.
Es importante contribuir a que la carne sea sostenible.
Seguir comiendo carne, sin duda. Variar más la dieta y disminuir la frecuencia de la carne, también. Y en esa variación, el elemento de sostenibilidad es fundamental por razones medioambientales pero también de sabor, de calidad, y de defensa de los productores de proximidad que aún, en un país cuyo campo está trágicamente despoblándose, siguen empeñados en un cultivo sano y respetuoso, sin trampas de Monsanto ni fitosanitarios de síntesis, en hacernos llegar hortalizas, frutas y legumbres auténticas y restallantes.
Buena propuesta para 2019
Así que nuestra propuesta gastronómica para 2019 se resume en: ¡Defendamos a nuestros buenos horticultores y agricultores, tan castigados por los precios abusivamente bajos de los operadores del sector, adquiriendo sus sabrosos productos, frescos y cercanos!
¿Cómo se consigue eso? Buscando mercados y mercadillos donde los agricultores venden directamente sus productos, y también husmeando hasta encontrar esos comercios en las grandes ciudades que, de verdad, promueven y ofrecen las frutas y verduras de esos agricultores, a veces con sus nombres y apellidos. Nuestro paladar y nuestra salud lo agradecerán.
Cada vez más la sostenibilidad es un criterio también gastronómico, y la colaboración con los buenos productores una obligación del consumidor consciente. Hay formas -no todas- de acuicultura, incluida la recuperación de los esteros andaluces, que mejoran la sostenibilidad del pescado, por ejemplo. Y con resultados gustativos muy notables a veces. La caza controlada y responsable, elemento clave del equilibrio ecológico, también merece respeto. Hay tanto que aprender: sobran jabalíes en España, por ejemplo, y no les contamos los asados y los guisos maravillosos que con su carne se hacen...
Una palabra final: déjense de melindres con los buenos vinos, que no necesitan cursiladas de sumilleres pretenciosos e intimidadores -cada vez menos numerosos, es cierto, porque cada vez los hay más entusiastas y que saben transmitir su entusiasmo-, sino que hay que probar algunos hasta que encontremos lo que nos gusta con nuestra lubina de estero, nuestra berenjena ecológica con miel de caña, nuestro guiso de venado o nuestra tortilla de patatas. Luego, algunos apasionados se pondrán a indagar y a aprender más de enología o de viticultura, y los demás seguirán disfrutando de su vino porque sabe bien. Ah: y, en el mismo espíritu, busquen también los vinos ecológicos o biodinámicos, cuyos productores arrostran serios riesgos al no emplear tratamientos químicos y a veces se quedan sin cosecha por ello, pero que así evitan contaminar nuestros suelos con metales y demás cochambre.
Y así, con ese espíritu, les garantizamos que en 2019 comerán y beberán de miedo sin por ello dañar al planeta que nos alimenta. ¡Que aproveche!
FERNANDO POINT
Fuente: El Mundo
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