El uso de este metal precioso en la mesa no es perjudicial, y muchos chefs lo utilizan como «toque mágico» para sus platos más prestigiosos
Sin quererlo (o sí), el jugador del Bayern Franck Ribéry ha recuperado una excentricidad gastronómica que, pese a lo que se pueda pensar, no es ni mucho menos actual.
Ribery con el filete de la discordia y su autor, el chef Salt Bae.
El futbolista francés celebró el pasado día de Reyes con una comida en Dubai en la que el principal plato fue un filete bañado en oro de 24 kilates valorado en 1.400 euros.
Ribery alardeó en las redes sociales de su dorado menú, aderezado por el excéntrico chef turco Nusret Gökçe -más conocido como Salt Bae-, y las críticas no se hicieron esperar. Polémica, insultos y sanciones... Y una nueva tendencia gastronómica: el uso del oro en la comida.
Antes que el galo pasaron por el restaurante del cocinero turco otros futbolistas como Messi o Pogba, aunque no ha trascendido que comiesen su popular bistec dorado.
Este metal precioso comenzó a usarse como condimento alimenticio en la Edad Antigua, en Egipto; y también aparece durante la Edad Media o en China o la India. De hecho, los egipcios lo consumían porque pensaban que les acercaba más a su dios Ra.
La medicina tradicional en China, por su parte, le atribuía propiedades relativas a la longevidad; en la India, se creía que su consumo atraía los favores de las divinidades; en el siglo XVI, se hizo conocida la receta italiana Rissoto d'oro con basílica e parmagiano; y las bandejas de frutas eran espolvoreadas con oro durante el reinado de Isabel I de Inglaterra.
En la actualidad se usa para...
Actualmente, el oro comestible se utiliza en los plastos en forma de lámina, en polvo o en virutas.
Además, a diferencia del hierro o el calcio, el oro no es un elemento esencial en la dieta del ser humano, no es tóxico, no lo perjudica y, hasta el momento, no se ha comprobado que genere los beneficios que algunos especialistas le atribuyen, como la eliminación de toxinas y el retardo en el envejecimiento de la piel.
El proceso convierte el oro, inicialmente presentado en pequeñas láminas de 22, 23 o 24 quilates -este último es el que consumió Ribery-.
Las cuentas de oro se introducen se funden en un horno a 1200 grados. El oro fundido se vierte en un molde para formar un lingote. Luego, se desmolda y se enfría para trabajarlo sin guantes.
Con una máquina especial, el lingote de oro se lamina hasta dejarlo de un espesor tres veces menor que el de un pelo, es decir, 0,015 mm. Cabe aclarar que la grasa que se usa para este proceso es comestible.
Por último, mediante un proceso manual se separan las finas láminas y lo que sobre se utiliza para hacer oro en polvo o en virutas.
Los chefs más prestigiosos del planeta han utilizado el oro para embellecer algunos de sus platos más llamativos, como es el caso de Salt Bae en la carne, pero también en postres o los entrantes más llamativos.
Hay empresas que comercializan este 'oro gastronómico', como la alemana Eytzinger Gold Leaf Manufacturer, que desde 1867 ha estado produciendo la hoja de oro más fina. También Oro Gourmet, es la empresa con mayor reconocimiento en la comercialización de estos metales comestibles.
JUAN J. LÓPEZ
Fuente: El Norte de Castilla
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