Aunque el botellín tenga más glamour, el metal es tu mejor aliado para preservar el sabor de tu bebida favorita. Está científicamente demostrado.
El marketing no siempre está al servicio del producto. La percepción del público, a veces, tampoco. He aquí un buen ejemplo: todavía existe la noción general de que las cervezas en lata son siempre de menor calidad que las embotelladas, cuando no hay ningún argumento científico ni lógico que lo avale. De hecho, la lata de aluminio es mejor envase que el vidrio para preservar el sabor original de la cerveza, además de presentar otras ventajas.
Paul Newman bebía cervezas en lata durante los descansos de los rodajes…© Getty Images
Es cierto que las botellas o botellines son estéticamente más atractivas y más apetecibles para beber a morro que las latas, pero la mejor manera de consumir una cerveza, sobre todo una buena cerveza, es servida en un vaso adecuado(mejor incluso que sea de barril y esté bien tirada, pero esto ya es otro tema). Y ahí ya se nivela el terreno de juego.
El color oscuro, generalmente marrón, de las botellas de cerveza tiene un propósito: impedir al máximo posible el paso de los rayos ultravioleta, que pueden oxidar el líquido y alterar su sabor. El vidrio, por muy opaco que sea, no puede sin embargo actuar como una barrera perfecta contra la luz, mientras el metal sí que lo consigue, manteniendo el lúpulo fresco en las lager e IPAs.
Lo mismo ocurre, en menor medida, con el sellado. La chapa de un botellín siempre deja pasar un mayor nivel de oxigeno que el cierre de una lata, que es hermético. Esto también puede afectar al sabor final del producto, sobre todo cuando lo almacenamos durante mucho tiempo antes de consumirlo. Hay un caso sin embargo aparte, el de las cervezas aptas para envejecer, en las que el embotellamiento juega a su favor porque lo que se busca es precisamente una micro-oxigenación con el paso del tiempo para obtener matices más interesantes.
Otro mito a derribar: las latas no transmiten un sabor metálico a la cerveza. Si no estás de acuerdo, lo que estás percibiendo realmente es el olor del metal al beber directamente de la lata y por ello, una vez más, debes recurrir siempre que puedas a un vaso. Ya en la primera mitad del siglo XX se patentó un sistema para recubrir el interior de las latas de refrescos y alcohol con una capa especial que impedía que el líquido adquiriera notas metálicas, y luego se ha ido perfeccionando. Así que si la cerveza te sabe a metal es por un defecto en el proceso de elaboración, pero no por el envase.
Si aún no estás convencido, hay estudios científicos que lo demuestran.Por ejemplo, el que realizó la publicación 'Beverages' en el marco del Festival Científico de Edimburgo. En él se realizó un experimento en tres fases. Primero se entrevistó a unas 60 personas a las que se les preguntó si prefieren la cerveza en botella o en lata, y más del 60% se inclinó por la primera opción. En la segunda fase otra serie de participantes probaron la misma cerveza en botella y en lata, con el envase en la mano, y la mayoría se decantó de nuevo por el vidrio. Por último, y ahora es cuando llega lo más interesante, se realizó una cata a ciegas con personas diferentes. Esta vez ganó la lata (45% frente a 41%).
Más ventajas: las latas son más fáciles de almacenar, porque ocupan menos espacio en la nevera y/o despensa, suelen ser más baratas y, por supuesto, no precisan de abrebotellas. Son más prácticas además a la hora de compactar y reciclar que el vidrio y, a pesar de que todavía muchas marcas industriales siguen utilizando anillos de plástico para mantenerlas unidas, cada vez son más (como Carlsberg) las que renuncian a ellos o utilizan unos fabricados con materiales biodegradables.
Ya queda sólo pues cambiar la percepción del público. La industria ya lo está intentando: las cerveceras artesanas en un principio optaban casi siempre por el embotellado para conseguir una mayor penetración de su producto en el mercado, dado que sus precios eran siempre más altos y era más difícil convencer al consumidor para que pagara más por una bebida que no estuviera en botella. Pero luego llegó Oskar Blues, que se convirtió en una de las grandes craft breweries estadounidenses comercializando su cerveza únicamente en lata (actualmente produce y vende más de 200.000 hectolitros al año) y muchas otras siguieron su ejemplo.
Para terminar de convencerte, lo único que te queda es probar una cerveza en lata de calidad tú mismo (acuérdate siempre de servirla antes en un vaso).
Juan Claudio Matossian
Fuente: Revista GQ
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