La fabricación de esta bebida también genera ciertos residuos que hasta ahora se utilizaban para alimentación animal
Son rubias o tostadas; pueden ser Pilsen, que dominan el mundo; de tipo Ale o Lager; las hay de trigo o cebada; otras más artesanales e incluso las que tradicionalmente salieron de abadías centroeuropeas. Pero todas las cervezas tienen su particular proceso de elaboración, del que no todo se aprovecha, pues como muchas elaboraciones, la fabricación de esta bebida también genera ciertos residuos que hasta ahora se utilizaban para alimentación animal:
El grano ya usado después de hervir.
Pues bien, al igual que el dicho reza que ‘del cerdo, hasta los andares’, se puede decir que ‘de la cerveza nada se tira’. Casualmente, el marrano mucho tiene que ver en ello.
Juan López/ ICAL. La empresa vallisoletana BDI biotech, ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, dedicada a ofrecer servicios de biotecnológica en el sector agroalimentario, ha desarrollado con éxito una investigación que obtiene probióticos para consumo humano y animal, principalmente cerdos, de los residuos propiciados en la elaboración de la bebida. «Damos así un valor añadido a una parte del proceso que no la tenía. Ahora muchas cerveceras pueden seguir esta aplicación», señala la investigadora Carmen Martínez.
Desde el laboratorio de Biología Molecular y con las pruebas realizadas en la microcervecería de sus instalaciones, esta firma castellano y leonesa de 25 empleados ha llevado a cabo el proyecto europeo LIFE Yeast, dotado con 1,6 millones de euros por parte de la Comisión Europea, y que ha permitido demostrar que existe una segunda vida, una reutilización, para estos productos. La investigación se ha desarrollado junto a AB InBev, el mayor fabricante de cerveza del mundo, de nacionalidad belga, y VLPbio, ubicada también en Valladolid, lo que está situando a BDI biotech «en el centro de visibilidad».
El grano ya usado después de hervir.
Una jarra de cerveza. Foto. Telemadrid.
La levadura gastada.
Pues bien, al igual que el dicho reza que ‘del cerdo, hasta los andares’, se puede decir que ‘de la cerveza nada se tira’. Casualmente, el marrano mucho tiene que ver en ello.
Juan López/ ICAL. La empresa vallisoletana BDI biotech, ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, dedicada a ofrecer servicios de biotecnológica en el sector agroalimentario, ha desarrollado con éxito una investigación que obtiene probióticos para consumo humano y animal, principalmente cerdos, de los residuos propiciados en la elaboración de la bebida. «Damos así un valor añadido a una parte del proceso que no la tenía. Ahora muchas cerveceras pueden seguir esta aplicación», señala la investigadora Carmen Martínez.
Desde el laboratorio de Biología Molecular y con las pruebas realizadas en la microcervecería de sus instalaciones, esta firma castellano y leonesa de 25 empleados ha llevado a cabo el proyecto europeo LIFE Yeast, dotado con 1,6 millones de euros por parte de la Comisión Europea, y que ha permitido demostrar que existe una segunda vida, una reutilización, para estos productos. La investigación se ha desarrollado junto a AB InBev, el mayor fabricante de cerveza del mundo, de nacionalidad belga, y VLPbio, ubicada también en Valladolid, lo que está situando a BDI biotech «en el centro de visibilidad».
Leticia Pérez / ICAL Empresa BDI Biotechnology que investiga con los residuos de la cerveza. En la imagen, la investigadora Carmen Martínez (I) y la directora de Comunicación, Victoria Sastre (D), en la microcervecería.
La investigadora recuerda que del grano de cerveza han conseguido extraer un producto para elaborar una bebida rica en proteínas, muy utilizada en gimnasios, y que una marca ya comercializa en Estados Unidos. Ahora, con el proyecto LIFE Yeast, término cuyo significado en inglés es ‘levadura de vida’, la compañía aplica estos procesos biotecnológicos para obtener tres subproductos con nombres técnicos, algunos de ellos más conocidos, y que concluirán en ese valor añadido tan demandado:
- Pared celular.
- Betaglucanos.
- Extracto de levadura.
Respecto a la primera, la pared celular, se está probando como prebiótico para cerdos. Para ello, se implementa en los piensos. Los betaglucanos, que son conocidos como «fibra saludable», según Carmen Martínez, tienen aplicaciones en salud animal, humana y para la elaboración de cosméticos.
El extracto de la levadura se empleo como fuente de nitrógeno en el cultivo de microorganismos. Además, cualquiera de estos subproductos podría reutilizarse en el propio proceso de elaboración de la cerveza o como ingredientes en otros productos alimentarios.
Proceso probado en Bélgica
Victoria Sastre, directora de Comunicación, subraya que la Comisión Europea ha podido constatar el éxito de la investigación, ya que le interesa que «salga adelante». Por ello, la cervecera belga «ya está escalando» estas aplicaciones en una de sus plantas, pues cuenta con el visto bueno. «El objetivo es que todos los fabricantes lo lleven a cabo, porque les ofrece una segunda vida a estos residuos y es un valor añadido que antes no tenían, porque se desaprovechaba o gestionaba como un residuo», asegura Sastre.
Asimismo, dado que el proceso de fermentación se asemeja al del vino, desde esta firma vallisoletana animaron a las bodegas a seguir este ejemplo tecnológico que podría reducir de forma importante la generación de residuos. Y por extensión, invitan a otras empresas agroalimentarias, una industria relevante en Castilla y León, a introducir la biotecnología en la mejora de sus procesos y aprovechamiento de sus residuos.
Fuente: La Crónica de Salamanca
No hay comentarios. :
Publicar un comentario