Recientemente, un equipo de investigadores se propuso estudiar el genoma de las uvas Chardonnay y Cabernet Sauvignon y encontraron algo que los sorprendió: los diferentes ejemplares de estas presentaban diferentes cantidades de genes heredados de sus madres y padres.
Una sola copia de genes en lugar de dos
Para entenderlo mejor, Brandon Gaut, profesor de ecología y biología evolutiva en la Universidad de California, Irvine, explica que cada uno de los seres humanos hereda una copia de genes de su madre y otra copia de su padre, completando un total de dos de sus progenitores.
El equipo de investigación pensó que ocurría lo mismo en las uvas, pero la verdad fue otra. Encontraron que el 15 por ciento de los genes en las uvas Chardonnay solo presentaba una copia de los genes de sus progenitores, en lugar de dos, y lo mismo ocurrió con las Cabernet Sauvignon.
“Cada uno de nosotros hereda una copia de su gen de su madre y otra de su padre. Uno supondría que las uvas también heredan dos copias de cada gen, y una proviene de cada uno de sus dos padres. Sin embargo, descubrimos que solo había una copia, no dos, para el 15 por ciento de los genes en Chardonnay, y también era cierto para las uvas Cabernet Sauvignon. Juntos, eso significa que las variedades de uva difieren en la presencia o ausencia de miles de genes”.
Los investigadores explican que dichas diferencias genéticas pueden estar ampliamente relacionadas con las diferencias de sabores entre los vinos elaborados con las variedades de uvas existentes.
Diferencias genéticas que afectan también su color
Los diferentes tipos de uvas pueden presentar diversidades genéticas que explican la diferencia de sabores de los vinos producidos a partir de ellas, así como su color.
Ahora bien, algo de lo que sí estaban seguros es de que las diferencias genéticas encontradas definitivamente incidían en una característica importante, quizás la más resaltante a simple vista: su color.
Por ejemplo, el equipo logró demostrar que las uvas rojas mutaron en uvas blancas en varias ocasiones, y cada una de ellas dio lugar a un cambio cromosómico importante que alteró el número de copias de los genes involucrados con su color. Cuando hay menos copias de los genes de color, entonces las uvas resultan ser de color blanco.
¿Genética y valor nutricional?
Se trata de hallazgos importantes, no solo porque la presencia de copias de genes puede alterar el sabor y el color de las uvas, sino también porque esto incluso pudiera tener influencia en su valor nutricional.
“Por ejemplo, incluso entre los diversos tipos de tomates de la herencia, las variaciones estructurales podrían explicar los diferentes valores nutricionales. Una mejor comprensión de la composición genética de las especies nos permite acceder a herramientas que mejoran el fitomejoramiento”.
Hasta ahora, no se han estudiado a profundidad las variaciones estructurales de los genomas de las plantas, es por ello que investigaciones como esta resultan útiles para comprender los valores nutricionales y demás características, no solo en uvas, sino también en otras frutas y verduras.
Referencia:
The population genetics of structural variants in grapevine domestication. https://www.nature.com/articles/s41477-019-0507-8
Romina Monteverde
Fuente: Tekcrispy
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