Parece fácil, pero no es llegar y hacerlo. Dos expertos en esta infusión nos explican los detalles y factores que hacen la diferencia entre una taza de té común y otra extraordinaria.
Hay personas que le rinden culto eterno al café, sobre todo como el elixir para despabilarte en las mañanas. Pero en Chile, estadísticamente, son más los que prefieren una buena taza de té, y no solo para disfrutar en las mañanas.
En 2018, el país figuraba entre los 15 principales consumidores per cápita a nivel mundial. En un informe publicado en la 23ª Reunión del Grupo Intergubernamental de la FAO sobre el té, se apuntó a que Chile consumía 1,2 kilos por persona al año, mientras que un estudio de Euromonitor International estimó que cada chileno consume en promedio 427 tazas al año, convirtiéndonos en la única nación de Latinoamérica donde el consumo de té supera al de café.
No hay duda de qué bebemos mucho té. ¿Pero lo tomamos bien? Conversamos con dos expertos en esta infusión para que nos compartieran sus conocimientos básicos y nos aconsejaran en cómo sacarle el mayor provecho posible a nuestra bolsita.
No es llegar y poner a hervir el agua. Error garrafal. “Primero, que ojalá no sea de la llave, porque esa tienen muchos minerales o cloro, es un agua muy dura”, afirma Solange Treguear, sommelier de té, certificada en Argentina y creadora de El Mundo del Té, un espacio en el que ella realiza curatorías, ventas, asesorías y que además cuenta con un podcast del tea.
“Por más que tú tengas un té de muy buena calidad, en el agua corriente no va a infusionar ni va a liberar completamente sus sabores, sus colores y sus aromas”, complementa Treguear. Lamentablemente, el agua de la llave viene “con mucho contenido de sales de sodio y potasio”, explica Patricio Hurtado, director de La Tetería, una de las tiendas nacionales más prestigiosas, que cuenta con 80 variedades de té blanco, verde, oolong, negro, Pu Erh, infusiones herbales y frutas. Su sugerencia es “usar agua filtrada o purificada para mejorar la experiencia de consumo”.
Probablemente, eres de los que prende el hervidor y punto. Este es otro error importante, ya que cada té tiene su temperatura especial. No es cosa de ponernos quisquillosos, sino que hay una directa relación entre la experiencia y los sabores. “Los chilenos estamos habituados al té negro, que se prepara con agua hirviendo”, analiza Hurtado. Sin embargo, existen otros tés, “como el verde, que deben ser preparados con una temperatura máxima de 80ºC, para que no quede amargo ni demasiado astringente”.
Solange Treguear agrega que, tanto para el té verde como para el blanco, es recomendable prepararlos entre 75º y 80º. En cuanto al té negro, la temperatura sugerida va entre los 95º hasta los 100º, aunque depende de la especialidad del té. “Si son infusiones como el rooibos, las infusiones de canela o la cúrcuma, también necesitan este tipo de temperatura: entre los 95º y los 100º”.
Hay algunos que consumen su té como pipí de angelito, término que acunó mi abuelita en sus tiempos de reuniones del té con amigas. Es decir, apenas manchado. Otros lo prefieren tan cargado como puedan, pero la verdad es que existen tiempos recomendados para cada tipo, “para que pueda liberar sus aromas y sabores”, asegura Treguear. Para té blancos y verdes, los tiempos varían entre los dos minutos y medio y los tres minutos; en cuanto a los negros, estos necesitan entre 4 a 5 minutos. “Esto va a variar en el sabor, densidad y nivel de astringencia del té”, apunta la especialista.
“Los té de hoja pequeña, como algunos Darjeeling o Keemun. necesitan poco tiempo de infusión. solo 2 a 3 minutos”, estima Patricio Hurtado. “Menos que los de hojas más grandes, como los de Ceilán o Yunnan en China, que van desde los 3 a 5 minutos”. Hurtado explica que, por lo general, el tiempo de infusión aumenta junto con el tamaño de la hoja del té.
Una vez que pasa el tiempo, debes retirar la bolsita, la hebra o la hoja, “porque si no va a seguir liberando estos sabores y va a dañar tu experiencia final”, dice Treguear.
“En Chile estamos acostumbrados a tomar en una taza de 500 ml”, comenta Solange Treguear. Parece mucho pero es real, es cosa que mires la cantidad de jarrones o mugs que tienes en tu repisa. De seguro sobrepasa a la población de tacitas. Las medidas estandarizadas internacionales generalmente están asociadas entre los 250 y los 300 ml, dice Treguear. “Todas las raciones de té están hechas para esas medidas, no para los 500 ml que tomamos aquí en Chile”, explica. “La dosis perfecta queda entre 1,5 y 2 gr de té por taza”, pero esto va a depender netamente del tipo de té o infusión, sus propiedades, calidad y tipo.
Por ejemplo, si el té es de buena calidad, “puede rendir para dos o tres tazas”, afirma Treguear, pero algo que hay que tener claro es que, más allá de saborear el té, también la idea es obtener todas sus propiedades. “Si tú quieres todos sus antioxidantes, polifenoles y vitaminas, estas se liberan dentro de los primeros minutos de infusión”.
“Existen muchas calidades diferentes para un mismo tipo de té y eso es algo que la mayoría de las personas desconocen”, explica Patricio Hurtado. Cuando ingresas a una tienda de té, sea de forma física o en línea, muchas veces quienes no conocen mucho de este mundo quedan abrumadas, y es que hay muchísimos, para todos los gustos, exigencias y sensaciones.
Para asegurarse de obtener una buena calidad, Solange Treguear aconseja evitar la compra a granel y ver que sean realmente certificados. Esto es para evitar una posible contaminación del té, ya que “si está a la intemperie, aunque sea premium de verdad, ya no va a tener esa fuerza y ese sabor”.
“El té en hojas es en general de mejor calidad que los de bolsita, pero también hay bolsitas que son mejores que muchos tés en hojas”, afirma Patricio Hurtado. Parece un poco paradojal pero la idea principal como consumidor es buscar y comprar informado.
Una forma para determinar el índice de calidad en un té de hoja, según la experiencia de Treguear, es “romper una hojita en tu oreja”. Si no hace crunch, “significa que está húmeda y lo más probable es que ese té tenga ese sabor”, algo que “no se busca en té negro”.
Como lo comentamos en el punto anterior, es fácil que el té se contamine, pero no solo cuando está a granel sino que también en tu casa. “Hay que mantenerlo en un lugar fresco y seco, que no le llegue el sol”, recomienda Solange Treguear. Así el té puede ir desgastándose y por ende perder sus propiedades. El ideal de almacenaje es optar por latas de té. Si no, puedes guardarlos en frascos de vidrio, pero que no le llegue luz y que sea hermético. “Si no va a captar todos los aromas y todos los sabores del entorno”, explica la sommelier.
Quieras o no, la mayoría de las cosas entran por la vista, y aquí entramos a un campo que depende netamente de los gustos de cada persona. Pero para los amantes empedernidos del té, la sommelier sugiere tener una vajilla de vidrio para poder apreciar las variaciones de la infusión. “Hay colores amarillos, verdes, rojos, negros, cobrizos”, comenta, una bonita experiencia visual que no te gustaría perderte.
Si quieres profundizar más aún en este tema, te recomendamos el podcast de El Mundo del Té en Spotify, espacio en el que hablan de historias, datos, beneficios y preparaciones de esta milenaria bebida caliente.
No hay duda de qué bebemos mucho té. ¿Pero lo tomamos bien? Conversamos con dos expertos en esta infusión para que nos compartieran sus conocimientos básicos y nos aconsejaran en cómo sacarle el mayor provecho posible a nuestra bolsita.
Agua
No es llegar y poner a hervir el agua. Error garrafal. “Primero, que ojalá no sea de la llave, porque esa tienen muchos minerales o cloro, es un agua muy dura”, afirma Solange Treguear, sommelier de té, certificada en Argentina y creadora de El Mundo del Té, un espacio en el que ella realiza curatorías, ventas, asesorías y que además cuenta con un podcast del tea.
“Por más que tú tengas un té de muy buena calidad, en el agua corriente no va a infusionar ni va a liberar completamente sus sabores, sus colores y sus aromas”, complementa Treguear. Lamentablemente, el agua de la llave viene “con mucho contenido de sales de sodio y potasio”, explica Patricio Hurtado, director de La Tetería, una de las tiendas nacionales más prestigiosas, que cuenta con 80 variedades de té blanco, verde, oolong, negro, Pu Erh, infusiones herbales y frutas. Su sugerencia es “usar agua filtrada o purificada para mejorar la experiencia de consumo”.
Temperatura
Probablemente, eres de los que prende el hervidor y punto. Este es otro error importante, ya que cada té tiene su temperatura especial. No es cosa de ponernos quisquillosos, sino que hay una directa relación entre la experiencia y los sabores. “Los chilenos estamos habituados al té negro, que se prepara con agua hirviendo”, analiza Hurtado. Sin embargo, existen otros tés, “como el verde, que deben ser preparados con una temperatura máxima de 80ºC, para que no quede amargo ni demasiado astringente”.
Solange Treguear agrega que, tanto para el té verde como para el blanco, es recomendable prepararlos entre 75º y 80º. En cuanto al té negro, la temperatura sugerida va entre los 95º hasta los 100º, aunque depende de la especialidad del té. “Si son infusiones como el rooibos, las infusiones de canela o la cúrcuma, también necesitan este tipo de temperatura: entre los 95º y los 100º”.
Tiempo
Hay algunos que consumen su té como pipí de angelito, término que acunó mi abuelita en sus tiempos de reuniones del té con amigas. Es decir, apenas manchado. Otros lo prefieren tan cargado como puedan, pero la verdad es que existen tiempos recomendados para cada tipo, “para que pueda liberar sus aromas y sabores”, asegura Treguear. Para té blancos y verdes, los tiempos varían entre los dos minutos y medio y los tres minutos; en cuanto a los negros, estos necesitan entre 4 a 5 minutos. “Esto va a variar en el sabor, densidad y nivel de astringencia del té”, apunta la especialista.
“Los té de hoja pequeña, como algunos Darjeeling o Keemun. necesitan poco tiempo de infusión. solo 2 a 3 minutos”, estima Patricio Hurtado. “Menos que los de hojas más grandes, como los de Ceilán o Yunnan en China, que van desde los 3 a 5 minutos”. Hurtado explica que, por lo general, el tiempo de infusión aumenta junto con el tamaño de la hoja del té.
Una vez que pasa el tiempo, debes retirar la bolsita, la hebra o la hoja, “porque si no va a seguir liberando estos sabores y va a dañar tu experiencia final”, dice Treguear.
Cantidad
“En Chile estamos acostumbrados a tomar en una taza de 500 ml”, comenta Solange Treguear. Parece mucho pero es real, es cosa que mires la cantidad de jarrones o mugs que tienes en tu repisa. De seguro sobrepasa a la población de tacitas. Las medidas estandarizadas internacionales generalmente están asociadas entre los 250 y los 300 ml, dice Treguear. “Todas las raciones de té están hechas para esas medidas, no para los 500 ml que tomamos aquí en Chile”, explica. “La dosis perfecta queda entre 1,5 y 2 gr de té por taza”, pero esto va a depender netamente del tipo de té o infusión, sus propiedades, calidad y tipo.
Por ejemplo, si el té es de buena calidad, “puede rendir para dos o tres tazas”, afirma Treguear, pero algo que hay que tener claro es que, más allá de saborear el té, también la idea es obtener todas sus propiedades. “Si tú quieres todos sus antioxidantes, polifenoles y vitaminas, estas se liberan dentro de los primeros minutos de infusión”.
Calidad
“Existen muchas calidades diferentes para un mismo tipo de té y eso es algo que la mayoría de las personas desconocen”, explica Patricio Hurtado. Cuando ingresas a una tienda de té, sea de forma física o en línea, muchas veces quienes no conocen mucho de este mundo quedan abrumadas, y es que hay muchísimos, para todos los gustos, exigencias y sensaciones.
Para asegurarse de obtener una buena calidad, Solange Treguear aconseja evitar la compra a granel y ver que sean realmente certificados. Esto es para evitar una posible contaminación del té, ya que “si está a la intemperie, aunque sea premium de verdad, ya no va a tener esa fuerza y ese sabor”.
“El té en hojas es en general de mejor calidad que los de bolsita, pero también hay bolsitas que son mejores que muchos tés en hojas”, afirma Patricio Hurtado. Parece un poco paradojal pero la idea principal como consumidor es buscar y comprar informado.
Una forma para determinar el índice de calidad en un té de hoja, según la experiencia de Treguear, es “romper una hojita en tu oreja”. Si no hace crunch, “significa que está húmeda y lo más probable es que ese té tenga ese sabor”, algo que “no se busca en té negro”.
Humedad
Como lo comentamos en el punto anterior, es fácil que el té se contamine, pero no solo cuando está a granel sino que también en tu casa. “Hay que mantenerlo en un lugar fresco y seco, que no le llegue el sol”, recomienda Solange Treguear. Así el té puede ir desgastándose y por ende perder sus propiedades. El ideal de almacenaje es optar por latas de té. Si no, puedes guardarlos en frascos de vidrio, pero que no le llegue luz y que sea hermético. “Si no va a captar todos los aromas y todos los sabores del entorno”, explica la sommelier.
Vajilla
Quieras o no, la mayoría de las cosas entran por la vista, y aquí entramos a un campo que depende netamente de los gustos de cada persona. Pero para los amantes empedernidos del té, la sommelier sugiere tener una vajilla de vidrio para poder apreciar las variaciones de la infusión. “Hay colores amarillos, verdes, rojos, negros, cobrizos”, comenta, una bonita experiencia visual que no te gustaría perderte.
Si quieres profundizar más aún en este tema, te recomendamos el podcast de El Mundo del Té en Spotify, espacio en el que hablan de historias, datos, beneficios y preparaciones de esta milenaria bebida caliente.
Alexa Aguilera
Fuente: La Tercera
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