Imagen de una jarra de cerveza CEDIDA
La cerveza, una bebida con 6.000 años
Al hombre del tercer milenio le parece imposible imaginar a un sumerio de hace 6.000 años bebiendo cerveza , pero hallazgos arqueológicos demuestran que el «Código de Hammurabi» sancionaba a quien defraudaba en el precio de esta bebida, también un alimento que aporta hidratos de carbono, vitaminas y aminoácidos. Otros estudios de la Arqueología prueban que también los egipcios bebían cerveza y se acostumbraron a consumirla, aunque su nombre actual proviene de Roma, «cerevisia», un vocablo que hace alusión a Ceres, la diosa de la agricultura.
Pero, a pesar de su historia milenaria, hasta hace unas décadas no había estudios científicos acerca de las propiedades y efectos sobre la salud humana de la cerveza , una bebida diurética, con un aporte calórico moderado, de la que los españoles consumieron 2.700 millones de litros en 1999. Un estudio elaborado por la Unión de Consumidores de España (UCE) precisa que el escaso contenido alcohólico de la cerveza permite que su consumo moderado tenga efectos beneficiosos para el organismo, y añade que las propiedades nutritivas guardan relación con los ingredientes de su composición: cebada, levadura y lúpulo.
El doctor Javier Posada describe en su trabajo «Cerveza y salud» que los ingredientes básicos de la cerveza aportan cualidades positivas: el lúpulo como «sedante suave y estimulante del apetito», y la malta que proporciona carbohidratos, minerales, ácidos orgánicos y vitaminas, además del agua, a la que debe su poder refrescante y contenido mineral. Cada 100 gramos de cerveza contienen 43 kilocalorías, tasa inferior, por ejemplo, a un refresco de cola, y contiene todas las vitaminas importantes del grupo B, además de la A, D y E.
Hay que contar, igualmente, con un 0,5% de gas carbónico, un elemento que favorece la circulación sanguínea de la mucosa bucal, promueve la salivación, estimula la formación de ácido en el estómago y acelera su vaciado, fenómenos que propician una adecuada digestión.
En cuanto al contenido alcohólico de la cerveza y su posibles efectos negativos en la salud, las doctoras en Nutrición Rosa Ortega y Ana Requejo afirman en un estudio que «... el consumo moderado no sólo puede ser aceptable, sino incluso defendible». Y sobre el tópico de que la cerveza engorda, lo cierto es que una ingesta de 33 centilitros (un «tercio») aporta 156 kilocalorías, la tercera parte cuando es sin alcohol. La equivalencia calórica de un vaso de cerveza (250 ml) respecto de los alimento es la siguiente: 50 gramos de pan, 150 gramos de patatas, 150 ml de leche o 15 gramos de mantequilla. El estudio concluye que no puede relacionarse el consumo de cerveza con la obesidad.
Fuente: Diario de Navarra
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