Jarras de la colección Jarras de Cerveza de El País. Foto: Ánimas casa de campo
A propósito de la colección de El País de “Jarras de Cerveza”, conversamos con un cocinero para saber con qué platos van mejor los diferentes estilos y hacemos un repaso por las distintas variedades.
Que los sabores y texturas no se tapen ni compitan, sino que crezcan en la mistura. Eso es lo que busca un maridaje ideal, un equilibrio entre dos elementos.
Si bien todo depende del gusto personal y no hay reglas ni recetas universales que funcionen para todos por igual, la intención a la hora de hablar de maridajes es que una bebida y una comida puedan, al juntarse, potenciar sus características.
A propósito de la colección de El País de Jarras de Cerveza, conversamos con Juan Mousin, cocinero en Las Ánimas casa de campo, para saber qué es lo que eligen los uruguayos a la hora de hacer un maridaje con esta bebida.
Mousin señaló que en Uruguay la gente suele acompañar a las cervezas con variedad de comidas, pero en el top tres están las picadas, las pizzas y las carnes a la parrilla. Sostuvo que, por lo general, el uruguayo consume cervezas rubias o negras, aunque con el auge de las artesanales las opciones se han ido ampliando cada vez más.
“Hay un mundo bastante grande para acompañar la cerveza con distintas comidas”, sostuvo el cocinero, poniendo como ejemplo a las empanadas, salchichas parrilleras y las mollejas, entre otros alimentos.
“En Las Ánimas, por ejemplo, recibimos a quienes vienen de la tardecita y, con todo este paisaje, les recomendamos una picada de parrilla, empanaditas, fondue de queso, ideal para esta época del año, acompañado con una cerveza, que suele ser rubia o negra, dependiendo de lo que prefiera la persona”, contó.
Mirando hacia otras latitudes e introduciéndonos en estilos de cervezas más puntuales, en la colección Jarras de Cerveza de El País se puede conocer más sobre la historia y el mundo que rodea a estos diferentes tipos de bebida: Porter, Pilsner, Irish Stout, Brown Ale… Para quienes no sepan cómo es el sabor de cada una será complicada la elección. Lo primero que hay que saber es que hay dos grandes “familias”: las Ale y las Lager.
Jarras de la colección Jarras de Cerveza de El País. Foto: Ánimas casa de campo
Estos dos grandes grupos se diferencian en relación a su fermentación: las primeras son cervezas que pasaron por una fermentación alta, suelen tener un sabor más afrutado y tienen niveles de alcohol más altos. En cambio, las Lager pasaron por una fermentación baja y suelen ser más refrescantes.
Ahora sí, podemos hablar de maridajes.
A lo largo de esta nota realizamos un repaso por los diferentes tipos de cervezas, cuyas jarras se encuentran en la colección lanzada por El País.
Se trata de una cerveza negra tipo Ale, amarga, potente y con aroma a malta tostada. Nació en Londres en el siglo XVIII y es una cerveza compleja e intensa. En plena Revolución Industrial los trabajadores bebían Porter mientras comían ostras en el puerto. Aunque hoy en día se considera un producto de lujo, en aquella época era el plato más económico: ostras frescas con limón
Al tratarse de una cerveza fuerte, de lúpulo amargo, y oscura, se complementa bien con los mariscos y los platos salados del mar, como almejas, mejillones y otros moluscos.
Maridar las bebidas con las comidas emblemas del lugar de origen o de la región donde se produce siempre es una buena alternativa a la hora de elegir con que acompañarla.
También va bien con algunos postres como, por ejemplo, tiramisú, volcanes de chocolate, preparaciones con manteca de maní y café tostado. Una alternativa no apta para quienes se empalagan con facilidad.
La cerveza Pilsner es uno de los estilos más populares y pertenece a la familia de las Lager. Es originaria de República Checa y fue creada en la región de Bohemia en 1842 por Joseph Groll, el hijo de una familia de cerveceros tradicionales alemanes. Luego de un largo proceso se logró una cerveza de cuerpo ligero, espuma blanca y carácter fuerte. Hasta ese momento la mayoría de los estilos de cerveza eran de fermentación alta (Ale), que eran bebidas oscuras, densas y muy similares entre sí.
El nacimiento de la Pilsner marcó un quiebre y actualmente es la variedad con más difusión en el mundo.
Aunque las características de la Pilsner permiten que esta bebida se pueda maridar con diversos estilos de platos, esta cerveza se lleva especialmente bien con las preparaciones a base de pescados frescos, con platos del sudeste asiático y con la cocina típica de México, como burritos, tacos y guacamole.
Va muy bien con carne de cerdo, hamburguesas y preparaciones de alto contenido graso, ya que la cerveza tiene el poder de limpiar la boca y bajar la intensidad de los sabores de la comida.
Aún estás a tiempo para convertirte en un especialista sobre el tema: el martes 14 de setiembre se completa la colección de El País Jarras de Cerveza, integrada por 12 jarras cerámicas exclusivas junto a sus fascículos explicativos.
Si te la perdiste o te falta algún modelo, la colección completa se encuentra disponible para entrega inmediata en coleccionables.elpais.com.uy o en los kioscos de todos los departamentos del país.
La American Pale Ale es la versión de la Pale Ale que se hace en Estados Unidos. Tiene una graduación alcohólica media, poca espuma, un nivel intenso de amargor, aroma a malta y sabor a lúpulo y caramelo.
Marida con una amplia gama de texturas y sabores, tanto dulces como salados. Una excelente opción es acompañarla con comida picante: platos especiados como mexicanos o del sudeste asiático. Las preparaciones cremosas, que lleven queso o miel, van también muy bien, así como la comida callejera: sánguches bien condimentados, preparaciones con picantes.
Por su parte, la American Amber Ale, permite un maridaje variado: se lleva bien con platos que tengan pollo condimentado, productos del mar como pescado, pulpo o mariscos, también con quesos amargos que sean suaves, y hasta con postres, como ser peras en almíbar, torta de bananas o manzanas asadas con crema chantilly.
Si hablamos de cervezas poco convencionales, debemos mencionar a la Sour Ale, estilo que fue ganando cada vez más consumidores en los últimos años. Su sabor es ácido y agrio, fresca, con matices florales y una amplia gama de matices que la hacen única.
Las Sour Ale también son conocidas como cervezas “salvajes” o “de fermentación espontánea”, ya que en su fermentación incorpora levaduras salvajes, bacterias e incluso hongos.
A la hora de maridar, suelen tener un perfil frutado y algo ácido que combina perfecto con langostinos, quesos cremosos y chocolates, por ejemplo. Muchas personas encuentran en las Sour Ale el sabor y la textura de las sidras artesanales, algo que se debe al tipo de fermentación. Por este motivo, es una cerveza que se lleva bien con postres del estilo del tiramusú o con tartas tibias de manzana o frutos rojos. También se suele utilizar para cocinar.
nn La colección Jarras de Cerveza de El País, además de ofrecer tips de maridajes, invita a un recorrido sensorial histórico de la mano de expertos para potenciar el encuentro con la bebida y disfrutar de una buena jarra ente amigos.
En uno de los fascículos, por ejemplo, se invita al lector a un viaje en el tiempo para conocer más sobre la Brown Ale. Cuentan que en Inglaterra, a comienzos del siglo XIX, la tradición era consumir cervezas oscuras y fuertes como la Stout y la Porter, típicas bebidas que los trabajadores del puerto tomaban en medio de la jornada laboral. La aparición de la Pale Ale, una variedad de color rojizo, llamó la atención y cambió los gustos de los consumidores y rápidamente se volvió tendencia.
La Brown Ale nació justamente de la fusión de la Pale Ale con la Porter: fue el resultado de la ocurrencia de un maestro cervecero británico tras comprobar el furor que había causado la Pale Ale. La receta fue un éxito y se expandió en la región noroeste, donde preferían las cervezas de color más claro y rojizo, y con sabor intenso.
Otra de las historias que aparece en esta colección acompañando la jarra ideal para beberla es la de la IPA. Cuentan que la Pale Ale clásica, de la que deriva la IPA, se hizo popular en Inglaterra hacia el año 1700. Fue en busca de un método efectivo para conservar la cerveza durante los largos viajes en barco que un experto londinense probó hacer una bebida más fuerte y resistente. Sucedía que los ingleses necesitaban enviar cerveza desde sus puertos a las colonias, y como los trayectos eran tan largos, la cerveza llegaba en mal estado.
En la búsqueda de una solución comercial, el brew master George Hodgson probó agregarle a la bebida más cantidad de alcohol y lúpulo, ambos conservantes naturales gracias a sus propiedades antisépticas. De esta manera nación la IPA, variedad que hoy es furor en el circuito de la cerveza artesanal y una de las preferidas de los bebedores experimentados.
También en las páginas de los fascículos que acompañan a cada una de las jarras está, entre las 12 componen la colección, la historia de la Pilsner. Esta variedad, también famosa en el mundo como Pilsen o Pils, es originaria de República Checa y fue creada en la región de Bohemia en 1842 por Joseph Groll, el hijo de una familia de cerveceros tradicionales alemanes. Joseph probó un nuevo método de secado de la malta, realizó un triple proceso de cocción y almacenó el producto a bajas temperaturas. Fue un proceso largo y riguroso, pero valió la pena y así fue que logró una bebida diferente, de cuerpo ligero, espuma blanca y carácter fuerte. Hasta el momento, la mayoría de los estilos de cerveza que se producían eran de fermentación alta (estilo Ale), es decir, bebidas oscuras, densas y similares entre sí.
Pero el nacimiento de la Pilsner marcó un verdadero quiebre y se expandió rápidamente cruzando fronteras.
Si bien todo depende del gusto personal y no hay reglas ni recetas universales que funcionen para todos por igual, la intención a la hora de hablar de maridajes es que una bebida y una comida puedan, al juntarse, potenciar sus características.
A propósito de la colección de El País de Jarras de Cerveza, conversamos con Juan Mousin, cocinero en Las Ánimas casa de campo, para saber qué es lo que eligen los uruguayos a la hora de hacer un maridaje con esta bebida.
Mousin señaló que en Uruguay la gente suele acompañar a las cervezas con variedad de comidas, pero en el top tres están las picadas, las pizzas y las carnes a la parrilla. Sostuvo que, por lo general, el uruguayo consume cervezas rubias o negras, aunque con el auge de las artesanales las opciones se han ido ampliando cada vez más.
“Hay un mundo bastante grande para acompañar la cerveza con distintas comidas”, sostuvo el cocinero, poniendo como ejemplo a las empanadas, salchichas parrilleras y las mollejas, entre otros alimentos.
“En Las Ánimas, por ejemplo, recibimos a quienes vienen de la tardecita y, con todo este paisaje, les recomendamos una picada de parrilla, empanaditas, fondue de queso, ideal para esta época del año, acompañado con una cerveza, que suele ser rubia o negra, dependiendo de lo que prefiera la persona”, contó.
Porter, Irish Stout, Brown Ale...variedad de estilos.
Mirando hacia otras latitudes e introduciéndonos en estilos de cervezas más puntuales, en la colección Jarras de Cerveza de El País se puede conocer más sobre la historia y el mundo que rodea a estos diferentes tipos de bebida: Porter, Pilsner, Irish Stout, Brown Ale… Para quienes no sepan cómo es el sabor de cada una será complicada la elección. Lo primero que hay que saber es que hay dos grandes “familias”: las Ale y las Lager.
Jarras de la colección Jarras de Cerveza de El País. Foto: Ánimas casa de campo
Estos dos grandes grupos se diferencian en relación a su fermentación: las primeras son cervezas que pasaron por una fermentación alta, suelen tener un sabor más afrutado y tienen niveles de alcohol más altos. En cambio, las Lager pasaron por una fermentación baja y suelen ser más refrescantes.
Ahora sí, podemos hablar de maridajes.
A lo largo de esta nota realizamos un repaso por los diferentes tipos de cervezas, cuyas jarras se encuentran en la colección lanzada por El País.
Porter: una cerveza amarga y potente.
Se trata de una cerveza negra tipo Ale, amarga, potente y con aroma a malta tostada. Nació en Londres en el siglo XVIII y es una cerveza compleja e intensa. En plena Revolución Industrial los trabajadores bebían Porter mientras comían ostras en el puerto. Aunque hoy en día se considera un producto de lujo, en aquella época era el plato más económico: ostras frescas con limón
Al tratarse de una cerveza fuerte, de lúpulo amargo, y oscura, se complementa bien con los mariscos y los platos salados del mar, como almejas, mejillones y otros moluscos.
Maridar las bebidas con las comidas emblemas del lugar de origen o de la región donde se produce siempre es una buena alternativa a la hora de elegir con que acompañarla.
También va bien con algunos postres como, por ejemplo, tiramisú, volcanes de chocolate, preparaciones con manteca de maní y café tostado. Una alternativa no apta para quienes se empalagan con facilidad.
Pilsner, una de las más populares.
La cerveza Pilsner es uno de los estilos más populares y pertenece a la familia de las Lager. Es originaria de República Checa y fue creada en la región de Bohemia en 1842 por Joseph Groll, el hijo de una familia de cerveceros tradicionales alemanes. Luego de un largo proceso se logró una cerveza de cuerpo ligero, espuma blanca y carácter fuerte. Hasta ese momento la mayoría de los estilos de cerveza eran de fermentación alta (Ale), que eran bebidas oscuras, densas y muy similares entre sí.
El nacimiento de la Pilsner marcó un quiebre y actualmente es la variedad con más difusión en el mundo.
Aunque las características de la Pilsner permiten que esta bebida se pueda maridar con diversos estilos de platos, esta cerveza se lleva especialmente bien con las preparaciones a base de pescados frescos, con platos del sudeste asiático y con la cocina típica de México, como burritos, tacos y guacamole.
Va muy bien con carne de cerdo, hamburguesas y preparaciones de alto contenido graso, ya que la cerveza tiene el poder de limpiar la boca y bajar la intensidad de los sabores de la comida.
¿Cómo conseguir la colección Jarras de Cerveza?
Aún estás a tiempo para convertirte en un especialista sobre el tema: el martes 14 de setiembre se completa la colección de El País Jarras de Cerveza, integrada por 12 jarras cerámicas exclusivas junto a sus fascículos explicativos.
Si te la perdiste o te falta algún modelo, la colección completa se encuentra disponible para entrega inmediata en coleccionables.elpais.com.uy o en los kioscos de todos los departamentos del país.
La familia de las Ale en versión americana.
La American Pale Ale es la versión de la Pale Ale que se hace en Estados Unidos. Tiene una graduación alcohólica media, poca espuma, un nivel intenso de amargor, aroma a malta y sabor a lúpulo y caramelo.
Marida con una amplia gama de texturas y sabores, tanto dulces como salados. Una excelente opción es acompañarla con comida picante: platos especiados como mexicanos o del sudeste asiático. Las preparaciones cremosas, que lleven queso o miel, van también muy bien, así como la comida callejera: sánguches bien condimentados, preparaciones con picantes.
Por su parte, la American Amber Ale, permite un maridaje variado: se lleva bien con platos que tengan pollo condimentado, productos del mar como pescado, pulpo o mariscos, también con quesos amargos que sean suaves, y hasta con postres, como ser peras en almíbar, torta de bananas o manzanas asadas con crema chantilly.
Frutadas y poco convencionales.
Si hablamos de cervezas poco convencionales, debemos mencionar a la Sour Ale, estilo que fue ganando cada vez más consumidores en los últimos años. Su sabor es ácido y agrio, fresca, con matices florales y una amplia gama de matices que la hacen única.
Las Sour Ale también son conocidas como cervezas “salvajes” o “de fermentación espontánea”, ya que en su fermentación incorpora levaduras salvajes, bacterias e incluso hongos.
A la hora de maridar, suelen tener un perfil frutado y algo ácido que combina perfecto con langostinos, quesos cremosos y chocolates, por ejemplo. Muchas personas encuentran en las Sour Ale el sabor y la textura de las sidras artesanales, algo que se debe al tipo de fermentación. Por este motivo, es una cerveza que se lleva bien con postres del estilo del tiramusú o con tartas tibias de manzana o frutos rojos. También se suele utilizar para cocinar.
Conocer los orígenes de las diferentes cervezas.
nn La colección Jarras de Cerveza de El País, además de ofrecer tips de maridajes, invita a un recorrido sensorial histórico de la mano de expertos para potenciar el encuentro con la bebida y disfrutar de una buena jarra ente amigos.
En uno de los fascículos, por ejemplo, se invita al lector a un viaje en el tiempo para conocer más sobre la Brown Ale. Cuentan que en Inglaterra, a comienzos del siglo XIX, la tradición era consumir cervezas oscuras y fuertes como la Stout y la Porter, típicas bebidas que los trabajadores del puerto tomaban en medio de la jornada laboral. La aparición de la Pale Ale, una variedad de color rojizo, llamó la atención y cambió los gustos de los consumidores y rápidamente se volvió tendencia.
La Brown Ale nació justamente de la fusión de la Pale Ale con la Porter: fue el resultado de la ocurrencia de un maestro cervecero británico tras comprobar el furor que había causado la Pale Ale. La receta fue un éxito y se expandió en la región noroeste, donde preferían las cervezas de color más claro y rojizo, y con sabor intenso.
Otra de las historias que aparece en esta colección acompañando la jarra ideal para beberla es la de la IPA. Cuentan que la Pale Ale clásica, de la que deriva la IPA, se hizo popular en Inglaterra hacia el año 1700. Fue en busca de un método efectivo para conservar la cerveza durante los largos viajes en barco que un experto londinense probó hacer una bebida más fuerte y resistente. Sucedía que los ingleses necesitaban enviar cerveza desde sus puertos a las colonias, y como los trayectos eran tan largos, la cerveza llegaba en mal estado.
En la búsqueda de una solución comercial, el brew master George Hodgson probó agregarle a la bebida más cantidad de alcohol y lúpulo, ambos conservantes naturales gracias a sus propiedades antisépticas. De esta manera nación la IPA, variedad que hoy es furor en el circuito de la cerveza artesanal y una de las preferidas de los bebedores experimentados.
También en las páginas de los fascículos que acompañan a cada una de las jarras está, entre las 12 componen la colección, la historia de la Pilsner. Esta variedad, también famosa en el mundo como Pilsen o Pils, es originaria de República Checa y fue creada en la región de Bohemia en 1842 por Joseph Groll, el hijo de una familia de cerveceros tradicionales alemanes. Joseph probó un nuevo método de secado de la malta, realizó un triple proceso de cocción y almacenó el producto a bajas temperaturas. Fue un proceso largo y riguroso, pero valió la pena y así fue que logró una bebida diferente, de cuerpo ligero, espuma blanca y carácter fuerte. Hasta el momento, la mayoría de los estilos de cerveza que se producían eran de fermentación alta (estilo Ale), es decir, bebidas oscuras, densas y similares entre sí.
Pero el nacimiento de la Pilsner marcó un verdadero quiebre y se expandió rápidamente cruzando fronteras.
Fuente: El País
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