Sémola de trigo, una excelente fuente de fibra. |
Una enorme cantidad de nutrientes tendrían los mismos efectos que algunos compuestos farmacológicos actuales según un nuevo estudio
Los nutrientes de determinados alimentos pueden funcionar de forma similar, casi idéntica, a lo que hacen determinados fármacos comercializados desde hace años. Se sabe que una dieta de estilo Mediterráneo, popular en paises como en España y rica en frutas y verduras frescas que aportan fibra alimentaria, tiene efectos saludables. Sin embargo, aún hoy en día no se sabe cómo ni por qué se producen estos beneficios.
Así pues, investigadores de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) han querido dilucidar qué mecanismos están involucrados a nivel celular en la actividad saludable. Su conclusión es que una enorme cantidad de nutrientes tendrían los mismos efectos que algunos compuestos farmacológicos actuales.
La famosa frase de Hipócrates, "deja que la comida sea tu medicina, y que la medicina sea tu comida", a pesar de datar del año 400 aC, sigue vigente hoy en día, como bien recuerdan los responsables del nuevo estudio publicado en Pharmacological Reviews.
En este caso, los científicos revisaron más de 200 estudios que demostrarían cómo determinados nutrientes tienen efectos a nivel celular muy similares a la de algunos fármacos que pretenden controlar y regular las reacciones inmunes. Se centraron de forma específica en aquellos nutrientes capaces de unirse a células y provocar efectos en el sistema inmunológico. Algunas de las reacciones estudiadas serían la inflamación o las reacciones alérgicas, entre otras.
Tanto los nutrientes como los fármacos se unen a las células de formas similares, usando los conocidos como receptores celulares o "estaciones de acoplamiento" como los llaman los investigadores. Y, en consecuencia, ambos tipos de sustancias parecen desencadenar respuestas similares.
Para el estudio en cuestión, los investigadores analizaron la inflamación, dado que las respuestas inflamatorias parecen estar involucradas en la mayoría de las enfermedades no transmisibles (ENT) actuales, es decir, el cáncer, las enfermedades metabólicas como la diabetes, o las enfermedades cardíacas y pulmonares. Actualmente todos estos tipos de patologías respresentan en conjunto el 71% de las muertes del planeta.
Como bien recuerda la investigadora principal del trabajo, Saskia Braber, del Departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Utrecht, se sabe desde hace mucho tiempo que la dieta tiene un papel esencial en la salud humana. Hasta ahora, se sospechaba que ciertos nutrientes tendrían efectos similares a los fármacos al unirse de forma similar a los receptores celulares, pero el campo de estudio es muy amplio y poco específico hoy en día.
Para discernir un poco más estos efectos, los investigadores hicieron una lista de quince tipos de receptores celulares y de los nutrientes capaces de unirse a ellos, lo que permitió crear una amplia descripción de decenas de nutrientes capaces de unirse a estos receptores y modular respuestas inmunes, para bien o para mal. Así, se sabe que algunos nutrientes producirían efectos proinflamatorios, mientras que otros tendrían efectos antiinflamatorios de forma natural.
Como ejemplos, los investigadores mencionan los ácidos grasos saturados o la fibra como nutrientes capaces de producir reacciones proinflamatorias o antiinflamatorias, respectivamente. De hecho, los alimentos procesados, cargados frecuentemente de grasas saturadas, son el máximo exponente de la perniciosa 'dieta inflamatoria'.
Según Braber y sus colegas, este conocimiento dará lugar a las soñadas dietas personalizadas, más específicas que los patrones alimentarios actuales. Ante una determinada enfermedad, será posible determinar todas las potenciales respuestas inmunes involugradas, saber qué receptores celulares participan y pautar alimentos con nutrientes específicos para combatir la inflamación propia de la enfermedad en cuestión o incluso prevenir su aparición.
Como bien comentan los investigadores, los hallazgos podrán "cerrar la brecha" entre farmacología y nutrición. Durante décadas, los farmacólogos han ignorado los conocimientos sobre investigación nutricional, según Braber, considerando a los alimentos como una mexcla de sustancias que daban lugar a diferentes efectos. Sin embargo, cada vez es más evidente que los alimentos sí tienen efectos medicinales específicos.
Así pues, investigadores de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) han querido dilucidar qué mecanismos están involucrados a nivel celular en la actividad saludable. Su conclusión es que una enorme cantidad de nutrientes tendrían los mismos efectos que algunos compuestos farmacológicos actuales.
La famosa frase de Hipócrates, "deja que la comida sea tu medicina, y que la medicina sea tu comida", a pesar de datar del año 400 aC, sigue vigente hoy en día, como bien recuerdan los responsables del nuevo estudio publicado en Pharmacological Reviews.
En este caso, los científicos revisaron más de 200 estudios que demostrarían cómo determinados nutrientes tienen efectos a nivel celular muy similares a la de algunos fármacos que pretenden controlar y regular las reacciones inmunes. Se centraron de forma específica en aquellos nutrientes capaces de unirse a células y provocar efectos en el sistema inmunológico. Algunas de las reacciones estudiadas serían la inflamación o las reacciones alérgicas, entre otras.
Tanto los nutrientes como los fármacos se unen a las células de formas similares, usando los conocidos como receptores celulares o "estaciones de acoplamiento" como los llaman los investigadores. Y, en consecuencia, ambos tipos de sustancias parecen desencadenar respuestas similares.
Para el estudio en cuestión, los investigadores analizaron la inflamación, dado que las respuestas inflamatorias parecen estar involucradas en la mayoría de las enfermedades no transmisibles (ENT) actuales, es decir, el cáncer, las enfermedades metabólicas como la diabetes, o las enfermedades cardíacas y pulmonares. Actualmente todos estos tipos de patologías respresentan en conjunto el 71% de las muertes del planeta.
Como bien recuerda la investigadora principal del trabajo, Saskia Braber, del Departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Utrecht, se sabe desde hace mucho tiempo que la dieta tiene un papel esencial en la salud humana. Hasta ahora, se sospechaba que ciertos nutrientes tendrían efectos similares a los fármacos al unirse de forma similar a los receptores celulares, pero el campo de estudio es muy amplio y poco específico hoy en día.
Para discernir un poco más estos efectos, los investigadores hicieron una lista de quince tipos de receptores celulares y de los nutrientes capaces de unirse a ellos, lo que permitió crear una amplia descripción de decenas de nutrientes capaces de unirse a estos receptores y modular respuestas inmunes, para bien o para mal. Así, se sabe que algunos nutrientes producirían efectos proinflamatorios, mientras que otros tendrían efectos antiinflamatorios de forma natural.
Como ejemplos, los investigadores mencionan los ácidos grasos saturados o la fibra como nutrientes capaces de producir reacciones proinflamatorias o antiinflamatorias, respectivamente. De hecho, los alimentos procesados, cargados frecuentemente de grasas saturadas, son el máximo exponente de la perniciosa 'dieta inflamatoria'.
Según Braber y sus colegas, este conocimiento dará lugar a las soñadas dietas personalizadas, más específicas que los patrones alimentarios actuales. Ante una determinada enfermedad, será posible determinar todas las potenciales respuestas inmunes involugradas, saber qué receptores celulares participan y pautar alimentos con nutrientes específicos para combatir la inflamación propia de la enfermedad en cuestión o incluso prevenir su aparición.
Como bien comentan los investigadores, los hallazgos podrán "cerrar la brecha" entre farmacología y nutrición. Durante décadas, los farmacólogos han ignorado los conocimientos sobre investigación nutricional, según Braber, considerando a los alimentos como una mexcla de sustancias que daban lugar a diferentes efectos. Sin embargo, cada vez es más evidente que los alimentos sí tienen efectos medicinales específicos.
Fuente: El Español
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