El Gourmet Urbano: #VINOS 🍷 | Cómo catar un vino paso a paso sin parecer un snob

jueves, 3 de marzo de 2022

#VINOS 🍷 | Cómo catar un vino paso a paso sin parecer un snob

Botella y copa de vino tinto.

Con unos conocimientos avanzados, obtendrás más información de un vino mediante su cata. Pero con estos trucos también puedes disfrutar de una degustación sin ser ningún experto.

Ni hay que convertirla en un ritual, ni hace falta ser un erudito para deleitarse en ella. Una cata de vino es mucho más sencilla que todo eso. Simplemente basta con no tener miedo al error, mantener una actitud curiosa y lo más importante: dejarse llevar y disfrutar. Algunas nociones básicas pueden ser una ayuda, pero todo lo demás dependerá de prestar atención a tres sentidos: vista, olfato y gusto. Toma nota por si alguna vez te topas con alguno de los mejores vinos.

Oler o no oler el corcho, he ahí la primera cuestión. Acercarlo a la nariz para darle una olfateada, girar el vino en la copa con movimientos circulares y luego alzarla cual trofeo para verla al trasluz parecen el decálogo del buen catador. Y en este punto conviene aclarar: las tres son acciones con una intención, pero no es necesario realizarlas con esnobismo, sino de forma natural.

Corcho de botella de vino.

Cuando el sumiller te ceda el corcho, huélelo, podrás verte en dos situaciones distintas. En la primera, recibirás una pequeña presentación de la gama de aromas del vino. En la segunda, si resulta tener un olor a humedad, el vino está defectuoso y no se puede consumir.

Si todo va bien y el vino es servido en la copa, puedes moverlo ligeramente en círculos para que se oxigene y los aromas sean más intensos. Elevar la copa para que la luz la atraviese servirá para analizar más detenidamente el color y comprobar la estabilizad del vino. Es decir, si está o no algo turbio (con partículas en suspensión).

Pasos para catar un vino


Una vez el vino esté en la copa. Los ojos serán los primeros en darte pistas acerca del caldo que tienes frente a ti. Lo primero que puede indicarte es el tipo de uva. Los más aventajados podrán aproximarse a la variedad, pero para comenzar basta con diferenciar entre tintos y blancos. El siguiente factor determinante es el envejecimiento del vino: los jóvenes tienden a colores vivos y brillantes; mientras que los de crianza o reserva ganan en opacidad y pierden intensidad.

Botella sirviendo el vino sobre una copa.

Lo que tu nariz identifique afectará a la siguiente fase, relacionada con el gusto, ya que aportan complejidad a la degustación. Se trata de los aromas que pueden percibirse, de los más intensos (florales, afrutados) a los que aportan matices (especiados, tostados). Puede que algunos necesiten de un olfato más entrenado, pero muchos de ellos pueden ser fácilmente reconocibles. Intenta ponerles nombre, seguro que eres capaz de intuir la naranja, las fresas, la madera, la vainilla, el regaliz o las rosas.

Una vez que el vino entra en contacto con el paladar se puede apreciar, de primeras, los niveles de acidez, dulzor y alcohol del vino. Si ninguno de los tres parece destacar demasiado, se trata de un vino equilibrado. El cuerpo, es decir, el volumen en boca, y su paso hacia la garganta te hablarán de su personalidad.

Fuente: Expansión

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